Norma Editorial ha publicado la versión integral (tres tomos en uno) de la saga creada por Alex Alice en 2007, la mejor versión en cómic que se ha hecho de las viejas leyendas germánicas sobre los Nibelungos, una fuente de adaptaciones durante siglos.

 

IMÁGENES: Norma Editorial

Siegfried, Sigfrido en español, es uno de los grandes mitos fundacionales en el mundo germánico, un personaje clave en la historia oral y literaria de las tribus que dieron lugar a lo que desde esta latitud llamamos “norte de Europa”, como si fuera un todo. Cada país y nación tiene sus filias y fobias propias, y no todos obedecen al mismo rango germánico que desde fuera le damos. Por ejemplos, los holandeses no tragan ni intentándolo a los alemanes; y la relación es de ida y vuelta. A su vez Alemania mira con cierta ternura y envidia esa Escandinavia de tintes socialdemócratas que parece una versión más refinada y “rubia” de sí misma. Y cualquier nórdico que se precie desconfía de un alemán. Luego está Inglaterra, tan mestiza y mezclada (celtas, romanos, sajones, daneses, franceses, bretones, asiáticos, africanos…) que tiene ya de germánica sólo el apelativo. Pero todos ellos están unidos por algo profundo y telúrico, ese gran mito que el nacionalismo alemán intentó apropiarse para sí, Wagner mediante, pero que es en realidad común. Sigfrido. Mil vidas para la misma leyenda, en cine, televisión, teatro, ópera… y cómic.

En 2007 el francés Alex Alice decidió adaptar una vez más la larga cadena de leyendas y mitos que giran alrededor de los Nibelungos y Sigfrido y convertirlo en ‘Siegfried’, una saga que es, diez años después, un clásico de la épica fantástica en el cómic europeo. La edición integral la ha publicado Norma Editorial en cartoné, con 248 páginas y por 35 euros. Una oportunidad de tener uno de los éxitos del cómic francés y europeo por extensión de los últimos años. En total son tres tomos que se publicaron por separado después de 2007 y que ahora la editorial reúne en un solo volumen editado para coleccionistas o los que prefieran ahorrar espacio en las estanterías. La versión de Alice sigue, con más o menos licencias creativas, el rastro del personaje clave de toda la larga saga del Anillo de los Nibelungos, una serie de eslabones legendarios que conforman un relato que nació mucho antes incluso de que las tribus germánicas rebasaran el limes romano y dieran paso a la Edad Media en Occidente.

Alice se recrea en Siegfried, hijo de un mortal y una diosa, es criado entre lobos por Mime el Herrero. Perseguido por Odín, el joven se enamora de una Valquiria mientras a su alrededor los dioses disponen las piezas que harán temblar los cimientos de un mundo dividido. A un lado está Odín, el dios líder y creador, y por otro Fafnir, un nibelungo del inframundo que reúne todos los defectos humanos posibles (corrupción, avaricia, codicia, mentira) y que quiere destruir lo que ha creado Odín. Fafnir incluso llegó a renunciar a la felicidad y el amor por poder robar el tesoro de Odín, ahora propiedad de los nibelungos. Pero esa pugna tiene límites: Fafnir no puede emerger del submundo de túneles porque la luz solar lo mataría, y el dios no puede ignorar sus propias leyes y aniquilar al nibelungo.

Aquí es donde surge Siegfried, criado por Mime, que es a su vez un nibelungo exiliado que educa a su adoptado en la libertad total, sin miedo a los dioses, por lo que será un elemento externo a esa lucha de bandos y que desvirtuará el propio pulso. Odín manipula a Mime para que impulse a Siegfried a enfrentarse a Fafnir y matarlo, de forma que no tenga que desobedecer sus propias normas y recuperar su tesoro, quedarse sin rivales y que su mando sea universal. Pero Siegfried tiene un devenir propio: se enamora de la Valquiria, la hija de Odín, que se pone del lado de Siegfried y renuncia a su propio padre, parte del problema más que la solución. La pareja luchará para liberar al mundo tanto de Fafnir como de Odín. Un juego a tres bandas épico. El primer tomo narra la infancia y adolescencia del héroe, pero también la historia de los nibelungos y el viaje que inician Siegfried y Mime hacia el mundo humano. El segundo tomo narra ese viaje hacia la cueva de Fafnir y la aparición de la Valquiria. El tercero es la lucha final entre el héroe y los otros dos bandos.

Alex Alice (Francia, 1974) goza de un gran prestigio como creador de cómic, aunque no es precisamente muy prolífico en comparación con otros. En 1997 se graduó en la École Supérieure de Commerce de París, una escuela internacional de negocios que nada tiene que ver con el noveno arte. Mientras estudiaba ya creaba: entre una clase de comercio exterior y otra trabajó en ‘El Tercer Testamento’, una serie de álbumes de aventuras ambientadas en el siglo XIV en la pugna entre los templarios y la Iglesia católica que desarrolló en colaboración con Xavier Dorison y que le catapultó inmediatamente al estrellato. En 2010, el autor publicó ‘Julius’, una serie ubicada en ese mismo universo, integrada por tres volúmenes. Eidos Interactive le contrató para trabajar en la adaptación al cómic el famoso videojuego Tomb Raider en un álbum que aparecería bajo el título de ‘Dark Aeons’. En 2007 inició la publicación de ‘Siegfried’.

Las vidas del mito de Sigfrido

Es una de las historias más “sobadas” por propios y extraños durante siglos. Ya desde la Edad Media se convirtió, igual que ‘Beowulf’ o el sincrético Ciclo Artúrico, en una fuente inagotable de versiones. En realidad no es una leyenda, sino varias: los nibelungos, Brunilda, Sigfrido, Odín… todos tienen los mismos nombres, o varían de unas versiones a otras, pero en el fondo es la misma historia, la lucha por el poder, la liberación de los humanos frente a los dioses, el amor, la tragedia. Sigue el mismo camino que las sagas nórdicas, pero con el añadido literario que le dio la Europa cristiana que parecía añorar el paganismo. De hecho su rastro lo podemos ver en miles de obras, desde el cine de Fritz Lang a miniseries actuales. Un guiño: ¿adivinan cuál fue una de las fuentes de las que bebió Tolkien para crear ‘El Señor de los Anillos’? El anillo de poder es uno de los elementos fundamentales de la leyenda de Sigfrido, y Tolkien lo adaptó para su propia narración. Allí donde vean un anillo poderoso o cualquier otro elemento mágico salido de la fragua de un herrero está la leyenda nibelunga.

Alex Alice ni siquiera es original en la adaptación: ya hubo otras previas, como las de Roy Thomas o P. Craig Russell, de las que la adaptación de Alice toma algún elemento. No obstante Alice siguió los pasos del que es, de largo, el mayor explotador de la leyenda, Richard Wagner, que construyó su enorme Tetralogía del Anillo del Nibelungo como un monumento al nacionalismo cultural alemán. Incluso los nazis se apropiaron del mito como parte de la cultura aria, sin darse cuenta de que en realidad Sigfrido es patrimonio de muchos países, con las raíces hundidas en media Europa, y con préstamos pillados incluso de otras culturas (la céltica, la romana). Alice libera de parafernalia y épica sobrante al personaje y la baja al mundo narrativo real, sin los excesos wagnerianos, centrándose en los aspectos humanos del héroe y liberándolo de la pesada carga operística e incluso de las leyendas germánicas. Es una versión moderna de un mito fundacional en la cultura europea.