Lo primero que hay que saber del padre de un fenómeno cultural de masas como la serie de animación ‘Los Simpson’ es que Groening es, ante todo, un dibujante y un ilustrador, un historietista de primera que ha creado decenas de álbumes reuniendo sus creaciones. En España los publica Astiberri.
IMÁGENES: Matt Groening / Astiberri
Cinco libros de cómic, historietas reunidas que demuestran que el talento de Matt Groening abarca muchísimo más que Los Simpson o Futurama, que son parte ya de la cultura popular moderna. Él mismo siempre ha dicho que jamás abandonará el dibujo de tiras, las conocidas historietas en la prensa que hay en todo periódico. Mientras que en España casi todas son de humor político y social, en EEUU hay tradición de dar cabida a dibujantes que exploren muchas otras áreas de la vida diaria. Así fue cómo apareció ‘Life in Hell’, que tiene un origen muy claro en el caso de Groening: una carta que escribió a sus padres lamentándose de la vida paupérrima que llevaba en Los Ángeles mientras se buscaba la vida como guionista y dibujante. De aquello nació un conejo antropomorfo llamado Binky que era el alter ego doliente de Matt. Aquella creación bebía de su experiencia, y miles de personas se sintieron identificadas con sus desventuras. Fue un flechazo desde 1977 hasta hoy, y la antesala a Los Simpson, pero esa es otra historia.
Empezó a publicarlas en un periódico marginal minoritario, Los Angeles Readers, y terminó reproducido en más de 200 cabeceras. Todas sus historias, cientos de ellas, variadas, en diversos campos (el trabajo, el colegio, la vida diaria…) fueron recopiladas en varios libros y canalizados a través de una empresa creada por el propio Groening. Lo que arrancó como una aventura más del cómic underground norteamericano culminó como fenómeno mediático. Y todos esos álbumes están publicados en España a través de Astiberri: ‘El Gran Libro del Infierno’, ‘El trabajo es el infierno’, ‘El amor es el infierno’, ‘El colegio es el infierno’, ‘La infancia es el infierno’. Todos ellos supuran mordacidad, acidez de estómago ante una vida lacerante y una crítica social muy dura en ocasiones, más emotiva y naïf en otras, pero siempre lacerante. Para ser más claros: la autocensura final de Los Simpson aquí no existe, de tal forma que estos libros son la versión pura y dura del estilo Groening. Un espejo mágico a través de ese conejo humanizado al que le pasa de todo. Como a nosotros.
‘El enorme libro del infierno’ (18 euros) tiene 168 páginas llenas de angustia jovial, alegre rencor y reconfortante alienación, todas seleccionadas de la tira cómica perturbadoramente extendida Vida en el infierno y por donde desfilan, además de Binky, el resto de personajes como Akbar, Jeff, Will, Abe y el propio Groening… ‘El trabajo es el infierno’ (48 páginas, 8 euros) es aún más demoledor, un compendio de consejos para escaquearse sin perder el trabajo, un esquema de cómo son los nueve tipos de jefes que pueden caerte encima, los 81 tipos de empleados con los que compartirás espacio así como un manual para pedir un aumento de sueldo, muy humillante por cierto.
En ‘El amor es el infierno’ (48 páginas, 7 euros) el grado de crudeza toca un tema vital en trece capítulos: la naturaleza del amor, del principio al fin. Casi parece un libro de campo sobre cómo se comportan hombres y mujeres. Como consecuencia vienen los niños, así aparecen ‘La infancia es el infierno’ (48 páginas, 8 euros), 46 historias llenas de ingenio en 25 capítulos donde Groening disecciona ese reino idealizado por la psicología y la sociedad y que sirve, de lejos, como una sesión de diván sobre los traumas de esos primeros años en los que supuestamente queda fijada la personalidad. Y, cómo no, ‘El colegio es el infierno’ (48 páginas, 8 euros), que incluye en España las 21 partes de la versión original sino otras 24 páginas más con extras: el sistema educativo es como una picadora de carne, desde la guardería, el principio de ese infierno diario humano, al que sigue el caos de preescolar y la industrialización intelectual del resto del proceso desde que nos ponemos pantalones o vamos solos al cuarto de baño hasta que podemos votar. Todo un manual de supervivencia.
Un dibujante llamado Matt Groening
Nacido en 1950 en Portland (Oregón), llevaba el dibujo en la sangre. Su padre, Homer (¿les suena…?), era un dibujante profesional, por lo que desde muy pequeño tuvo un espejo en el que mirarse. En el colegio primero y en el instituto después no paraba de dibujar más que atender en clase, así que desde el principio quedó muy claro cuál iba a ser el futuro de aquel chico. Groening culminó su paso por el sistema en la universidad pública local, de bajo nivel y poca exigencia. Se graduó en el 77 y marchó hacia Los Ángeles (California) para probar suerte. Pero todo le fue mal: su casa era una caja de zapatos, sus trabajos eran miserables y nadie le prestaba atención. Así fue cómo nació un texto, ‘Vida en el infierno’, dirigido a sus padres como una carta que sería la base sobre la que construiría los álbumes de cómic posteriores de los que hablamos aquí. De ese texto nacería después una serie de cómics que publicaría Los Angeles Readers, en el que Groening terminó siendo editor después de empezar como repartidor. Fue su primer éxito: más de 200 cabeceras publicaron sus ocurrencias en forma de tiras cómicas a partir del personaje del conejo Binky. Pero sólo fue el principio, llegarían más volúmenes y libros siguiendo esa estela. Incluso creó la empresa Life is Hell para explotar sus creaciones.
Cuando ya era un historietista consagrado y un ácido guionista, el momento en el que su vida se parecía un poco a lo que siempre había querido, apareció la gran sorpresa que el destino le reservaba: James L. Brooks, un productor y director con muchos premios a las espaldas que en 1985 le llamó en persona atraído por su trabajo como dibujante. Tenía un encargo: que hicieran una serie animada para un programa de televisión, The Tracey Ullman Show, que giraba alrededor del actor y cantante del mismo nombre. Necesitaban algo así como transiciones humorísticas entre secciones. Lo que empezó siendo una “pieza menor” culminó como un fenómeno de masas que en poco tiempo ya era más importante que el show-hogar de Los Simpson. Según la historia oficial, Groening tardó apenas 15 minutos en hacer el boceto original que le enseñaría a Brooks de la familia Simpson. Y como tenía prisa tiró de la familia para ponerles nombre, porque Matt no tenía muy claro que aquello fuera a funcionar: Homer (su padre), Marge (el apodo de su madre), Lisa y Maggie (los nombres de sus hermanas) y Bart, que nació buscando un nombre corto y simple. Hizo 48 episodios cortos que se empezaron a emitir en 1988. Y así hasta ahora.
Groening ha ganado doce premios Emmy, diez por Los Simpson y dos por Futurama, además de un premio British Comedy en 2004. En 2002 ganó el premio Reuben de la National Cartoonist Society por ‘La vida en el Infierno’. La popularidad de Matt Groening le ha llevado a participar en varios shows y series televisivas estadounidenses, como Space Ghost Coast to Coast, Glen Campbell, The Tonight Show Starry Johnny Carson o Late Night With David Letterman. Es un militante activo del Partido Demócrata, un “liberal” al estilo norteamericano (es decir, progresista), se ha casado dos veces y tiene tres hijos naturales y una adoptada de una de sus relaciones.