En los últimos meses la industria de la música lanzó varios álbumes recopilatorios o de aniversario que alimentan la nueva máquina del mundo de la música: la nostalgia. Ese sentimiento tan enfermizo y adictivo que permite hacer un homenaje por el 50º aniversario del célebre ‘Álbum Blanco’ de los Beatles, o una expansión de las grabaciones de la Jimi Hendrix Experience, o incluso el recopilatorio (definitivo, o eso parece) de Fleetwood Mac. Eso entre muchos otros. El gancho es perfecto: revivir el pasado en discos-homenaje con extras que encandilan a los que vivieron los 60, 70 y 80, pero sobre todo que están dispuestos a darse un homenaje sentimental agarrados a la música de sus vidas. No falla nunca.

Imágenes: Apple Records / Wikimedia Commons

Tres álbumes que son mucho más, legado en varios soportes (vinilo, CD, vídeo, libros, digital…) para la historia reciente de la música, del pop experimental al rock. Un primer buen ejemplo es el ‘White Album 50’ – The Beatles que salió a la venta el pasado 9 de noviembre: nunca una banda británica llegó tan lejos, con perdón de los Rolling Stones, que como todo el mundo sabe, son otra cosa… Se cumplen 50 años del disco más elaborado de los Beatles y que más influencia puede haber tenido a largo plazo, el ‘The White Album’, ese “disco blanco” que era el canto del cisne de la banda antes de que se separaran. Y eso merece una edición especial que suena casi a biografía musical: remezclado por Giles Martin (hijo de George Martin, productor original), con mezclas en estéreo y sonido surround 5.1 por Sam Okell, 27 maquetas acústicas y cincuenta tomas alternativas, en su mayor parte inéditas, en formatos diferentes en función del bolsillo (“Super deluxe Edition” con seis CDs más un Blu-ray, “Deluxe edition· con tres CDs o 4 LPs, y doble vinilo), más un libro que será pasto de los fans del cuarteto de Liverpool.

Las primeras composiciones iniciales para The White Album se hicieron en Rishikesh (India) entre febrero y abril de 1968, cuando John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr se apuntaron a un curso en la Academy of Transcendental Meditation del Maharishi. Durante la última semana de mayo, The Beatles se reunían en la casa de George en Esher, Surrey, donde grabaron las demos acústicas de las 27 canciones. Las sesiones de estudio comenzaron el 30 de mayo de 1968 en los estudios Abbey Road, y duraron cinco meses intensivos que fueron la cima musical y también el golpe final a la relación conjunta de los cuatro. La sesión final del álbum tuvo lugar en Abbey Road el 16 de octubre, en una maratón de 24 horas con el productor George Martin para secuenciar las cuatro caras del doble álbum, y que terminó literalmente agotado.

Tanto que en medio de ese largo periplo de grabación se tomó unas vacaciones de tres semanas. En algún momento todos decidieron marcharse unos días para evitar crisparse y respirar fuera del estudio, incluyendo al propio Martin y Ringo Starr, que se tomó una semana de vacaciones en medio de la grabación. El resultado fue una cima de la música pop, un doble álbum superventas durante semanas en Reino Unido y EEUU, un icono que fue en realidad el gran legado musical de los Beatles. Poco tiempo después rompían y cada uno se iba por su lado. El resto ya es Historia, pero para los fans del grupo representa el producto más elaborado, sofisticado y ambicioso de todos, un punto y aparte.

Segundo ejemplo: 50 Aniversario de Electric Ladyland’ – The Jimi Hendrix Experience, también publicado el 9 de noviembre pasado. El mejor guitarrista de todos los tiempos, Dios disfrazado de virulento y talentoso músico afroamericano de vida corta y muerte trágica, miembro del maldito Club de los 27 Años y amante compulsivo de las jam sessions en las que demostró que no ha habido otro guitarrista como él. Muchas grabaciones de Hendrix no vieron la luz hasta hace poco, la mayoría versiones o experimentos de estudio, pero aquí hablamos del medio siglo de un álbum clave de la música, ampliado y remasterizado por Bernie Grundman a partir de las cintas analógicas originales, las maquetas y los descartes del propio disco.

También incluye el concierto ‘Live at the Hollywood Bowl 9/14/68’, el documental ‘At Last… the Beginning: The Making of Electric Ladyland’, una mezcla 5.1 realizada por el ingeniero de sonido Eddie Kramer, y un libro de 48 páginas con fotos inéditas, letras manuscritas, poemas… La portada además es la foto de Linda McCartney que Jimi Hendrix eligió. Se edita en triple CD con Blu-ray, caja de seis vinilos más Blu-Ray. James Marshall “Jimi” Hendrix (1942-1970), músico, guitarrista, cantautor (en su definición original, no la actual), fue un revolucionario de la música rock y del blues electrificado, uno de los más importantes del siglo XX y con mayor influencia posterior. Su etapa más prolífica fue entre 1967 y 1970, entre el Festival de Monterey y su muerte, con una gran cumbre en el Festival de Woodstock de 1969.

Desde los cuatro tiernos años tocaba la armónica, luego un ukelele y finalmente, con apenas 14 años, la guitarra eléctrica, que aprendió a tocar mirando cómo lo hacían otros y practicando noche y día sin parar. Abandonó la escuela antes de graduarse (suspendió música, por cierto) y se lanzó a ser músico, bebiendo del blues americano y del rock & roll. Entró en los circuitos musicales de Nashville, donde completaría su formación autodidacta que le convertiría en un maestro; más tarde abandona el sur para irse a Nueva York, donde empezaría una larga carrera como músico de banda, colaborando con todo tipo de músicos y que le darían un bagaje inmenso antes de que en 1966 conociera a Keith Richards, a su novia y al manager de los Rolling Stones. A punto estuvo de entrar en la banda, pero finalmente fue Chas Chandler, miembro de The Animals, el que le abriría la puerta al éxito con una versión de ‘Hey Joe’. Nacía así The Jimi Hendrix Experience. Era 1967 y el éxito llamaría a su puerta durante tres años legendarios cortados de raíz por una noche fatídica. Todo lo demás es leyenda.

Y el tercer ejemplo: ‘Don’t stop’ – Fleetwood Mac, que vio la luz el 16 de noviembre pasado como un álbum recopilatorio en formato de triple CD (también se vende en una caja de 5 vinilos, un CD sencillo con 20 canciones, y digital) que repasa medio siglo de carrera de esta banda que fue referente en entre los 70 y 80 (ha vendido más de 40 millones de discos), de todos los músicos que han pasado por la formación (que son bastantes, fue como una gran ameba) y que seguía oficialmente en pie todavía en 2013. No hay que olvidar que el catálogo de Fleetwood Mac es inmenso (17 discos de estudio) y en ocasiones se asemejaba más a una gran orquesta por la de músicos que la vertebraron: Peter Green, Mick Fleetwood, Jeremey Spencer, John McVie, Danny Kirwan, Christine McVie, Bob Welch, Bob Weston, Lindsey Buckingham, Stevie Nicks, Billy Burnette, Rick Vito, Dave Mason y Bekka Bramlett.

El proyecto se divide en tres partes por orden temático y cronológico: el primer CD recorre los seis primeros años del grupo, entre 1968 y 1974, marcados por el blues rock que también utilizaban los Rolling Stones contemporáneos; el segundo disco se centra en la segunda mitad de los 70, la explosión comercial de la banda, con canciones de los álbumes ‘Fleetwood Mac’ (1975), ‘Rumours’ (1977) y ‘Tusk’ (1979), además del disco en directo de 1980. El tercer disco abarca los años 80 hasta la actualidad, la etapa final. Fleetwood Mac fue una de las muchas formaciones de rock surgidas del Londres de los años 60, cuando era la meca del diseño, la música y la revolución popular de la estética que se alejaba definitivamente de todo lo anterior. Era un país joven gracias al baby-boom de posguerra y marcaba el paso.

En 1967 apareció esta banda, fundada por Peter Green y Jeremy Spencer (voz y guitarra) por un lado, Bob Brunning (bajo) y Mick Fleetwood (batería) por otro. Se les sumaron luego John McVie y Danny Kirwan. Arrancaron con el blues londinense y poco a poco se deslizaron hacia el rock. En los 70 rompen, salen los primeros fundadores y entran Christine McVie y Bob Welch, Stevie Nicks y Lindsey Buckingham (ya en California) con los que dieron un salto comercial que les hizo vender millones de discos. El paso a EEUU fue vital: mientras decaía su fama en Reino Unido en Norteamérica despegaba (y con esto su éxito mundial). El cambio les llevó a mezclar pop y rock y así distanciarse de sus orígenes, una fórmula que les permitió dominar la escena entre 1975 y 1979, con esos tres discos clásicos: ‘Fleetwood Mac’ (1975), ‘Rumours’ (1977) y ‘Tusk’ (1979).