Este pasado 17 de septiembre se publicó en España la particular adaptación al cómic que hizo Alberto Breccia sobre los relatos de Edgar Allan Poe, el compendio de un trabajo que al dibujante argentino le dedicó varios años ya que no lo hizo como una obra integral. El resultado es maestría del noveno arte.

IMÁGENES: Astiberri

Como dijo cierto crítico de cómic, si Breccia hubiera nacido en Nueva York, París o incluso Londres, sería un referente artístico a la altura de Will Eisner o Frank Miller. Y sin embargo, este uruguayo de nacimiento y argentino de adopción es un mito del dibujo y la ilustración del siglo XX, el cual vivió a fondo (con una vida que osciló entre 1919 y 1993), y dejó tras de sí un grado de maestría y de libertad creativa que probablemente no habría tenido de haber sido norteamericano, francés o británico, donde el cómic es un arte pero también una industria. Una de las grandes editoriales españolas, Astiberri, tiene muchas de sus obras reeditadas con versiones de lujo donde se muestra cómo concebía su trabajo vinculado a los textos literarios y a un estilo característico que en ocasiones podía ser más “industrial” (valga el adjetivo) y otros mucho más libre. Ahí es donde Breccia era una cumbre imposible de obviar, donde ayudó a cimentar el buen arte del cómic en el mundo hispanohablante.

Y material literario no le ha faltado: desde H.P. Lovecraft a Ernesto Sábato pasando por el pionero Edgar Allan Poe, para el que creó cinco adaptaciones que Astiberri ha fusionado en un recopilatorio que debería entrar en cada librería de amante del cómic. De título han usado uno de los textos principales, ‘El corazón delator’ no es una simple serie de variaciones estilísticas donde cada uno de los relatos asume una variante del estilo del maestro, convencido como estuvo siempre de que el creador visual debe adaptarse a la atmósfera de la narración (ya lo demostró con su adaptación de ‘Los mitos de Cthulhu’, puro expresionismo deformante para adherirse al terror psicológico de Lovecraft); es además una oportunidad para ensayar sus concepciones sobre composición y dibujo, llevarlos al límite de la expresión, donde el resto de “industriales” del cómic apenas pudieron llegar de vez en cuando. Porque Breccia sabía mejor que nadie que era un artista. Punto.

Ejemplos: en ‘El corazón delator’ Breccia utilizó el minimalismo unido a un punto de vista cinematográfico para darle más fluidez al texto de Poe. En ‘La verdad sobre el caso del señor Valdemar’ pasa al expresionismo adaptado a la ilustración, mientras que en ‘La máscara de la Muerte Roja’ se va al extremo contrario de ‘El corazón delator’ y hace una profusión de color y forma diferente del resto de historias, conectado quizás con los tonos más grotescos de ‘William Wilson’, que a su vez entronca con el estilo de ‘El gato negro’, el otro relato de Poe adaptado. Las cinco creaciones están íntimamente unidas por el trasfondo de Breccia, que se subordina siempre a la historia que intenta narrar. Y en este caso es el tránsito entre la vida y la muerte, ese momento de balance que se repite en todos los textos de Poe, y que el ilustrador trató de sintetizar en imágenes.

Esta edición reúne también material original que incluye el manuscrito del montaje de ‘La verdad sobre el caso del señor Valdemar’ y los bocetos de la adaptación, así como los de una versión anterior que Breccia había producido en los 80. Un ejemplo perfecto de cómo jugaba con todos los elementos para dar nueva vida. Todos los que han leído a Poe tienen en su imaginación su propia imagen en movimiento de lugares, personajes, sensaciones, atmósferas… por eso lo que hizo fascina: supo leer a Poe, deconstruirlo y reconstruirlo luego para darle una vida que va más allá de lo que hacemos el resto al leer. Un ejemplo: de las más de 3.600 palabras de ‘El gato negro’, él hizo una versión de apneas 13 páginas. No es adaptar, es un auténtico ejercicio de enajenación de la obra de Poe para hacerla suya, que sea “un Breccia”. Busquen sitio en las estanterías. Lo merece.

Las mil vidas de Poe en otras artes

Más que hablar de Edgar Allan Poe, del que ya se ha escrito mucho, echemos un vistazo a las múltiples adaptaciones que ha tenido en muchas otras artes. Poe fue un pionero de las letras, emblema de la novela gótica, del romanticismo occidental, del género negro y del terror psicológico, capaz de transmitir estados anímicos y ser capaz de atrapar incluso a lector de este siglo, hastiado de horrores. En la música la lista es casi imposible de resumir, pero va desde estilos enteros como el heavy y los góticos a guiños en el catálogo de Bob Dylan (‘Just Like Tom thumb’s blues’), los Beatles (en ‘Sgt Pepper’s Lonely Hearts Club Band’), The Cure (la canción ‘Just like Heaven’ se basa en el poema ‘Annabel Lee’), Lou Reed (que le dedicó un álbum completo, ‘The Raven’), Siouxsie and The Banshees, Iron Maiden, Alan Parsons Project, Radio Futura, HIM, Green Day… Y entre los clásicos cabe destacar a Rachmaninov (musicalizó el poema ‘Las campanas’), Debussy (puso música a ‘La caída de la Casa Usher’ y ‘El diablo en el campanario’), Joseph Holbrooke (compuso una sinfonía entera sobre ‘El cuervo’, un ballet sobre ‘Las máscara de la muerte roja’), o más reciente, Phillip Glass.

Es una mina de oro por la que, en la pintura, transitaron Gustave Doré, Édouard Manet (que ilustró ‘El cuervo’), Odile Redon y Aubrey Beardsley (que ilustró ‘Los crímenes de la calle Morgue’), por citar algunos ejemplos. Pero es en lo audiovisual donde se rompen todos los registros: entre 1908 y 2000 se realizaron 177 adaptaciones al cine y la televisión de cuentos, poemas, novelas detalles biográficos o vivencias del propio Poe. Ha sido un motor continuo para la imaginación en la pantalla, grande o pequeña, las referencias pueden contarse por miles y abarcan desde series de animación como ‘Los Simpson’ a películas de ficción que intentan averiguar si la muerte de Poe no fue accidental.

Poe y Breccia (derecha)

¿Quién fue Alberto Breccia?

Nació en Montevideo (Uruguay) en 1919 y fallecido en Buenos Aires en 1993. Cuando sólo contaba tres años su familia se trasladó a Argentina. Inició su carrera como historietista a los 19 años en una revista de barrio llamada Acento. Su trabajo empieza a ser reconocido a partir de ‘Vito Nervio’, que dibujó desde 1947 a 1959. A finales de la década de los 50 conoció al guionista Héctor G. Oesterheld, con el que realizaría algunas de sus obras más significativas como ‘Sherlock Time’, ‘Mort Cinder’ (Astiberri, 2017), ‘Vida del Che Guevara’ (dibujada al alimón con su hijo Enrique) y una nueva versión de ‘El Eternauta’.

En 1973, con textos del poeta Norberto Buscaglia, realiza una adaptación de ‘Los mitos de Cthulhu’, de H. P. Lovecraft. Con el guionista Carlos Trillo colabora en la realización de ‘Un tal Daneri’ y de ‘Buscavidas’. En 1983 comienza la realización de ‘Perramus’ (001 Ediciones), con guiones de Juan Sasturain. Además de las adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe, en sus últimos años adapta relatos de escritores como Borges, García Márquez y otros. ‘Informe sobre ciegos’ (Astiberri, 2011), adaptación de un fragmento de la novela de Ernesto Sábato ‘Sobre héroes y tumbas’, sería una de sus últimas obras.