El estreno en España de la primera entrega de la trilogía cinematográfica sobre ‘The Hobbit’, adaptada de nuevo por Peter Jackson, ha levantado pasiones (de los fans), alguna que otra crítica y muchos millones de euros de ganancias en todo el mundo.

Fotos:  New Line Cinema – WB

La industria del cine con sello occidental (Hollywood y adláteres, se entiende) está de enhorabuena: va a respirar de alivio económico. ‘The Hobbit’ y una nueva trilogía de la asociación Peter Jackson con el legado literario de Tolkien se puso en marcha el pasado diciembre en España y en el resto del planeta, una gran bola de nieve que promete ser uno de los mayores “pelotazos” cinematográficos de la historia del cine, otra excusa más para crear negocio alrededor del sobreexplotado J. R. R. Tolkien y su particular mitología neopagana que ayudó a cimentar un género literario y cinematográfico entero por sí misma.

Concretamente, sólo en los primeros días de su estreno en EEUU, recaudó 84,8 millones de dólares en 4.045 salas; fuera de EEUU la cifra subió todavía más: 140 millones de dólares. Y durante todo diciembre recaudó más de 500 millones de dólares en todo el mundo, con lo que posiblemente la trilogía completa superaría la barrera de los 1.000 millones con toda seguridad, incluso hasta los 1.500. Con ‘El Señor de los Anillos’ Peter Jackson ganó once Oscar y sólo con la última entrega (‘El retorno del rey’) recaudó casi 1.200 millones de dólares. El listón está alto, en estética, guión y resultados, pero podría tratarse de un gran chute de energía para la industria del cine.

Primera entrega de otra saga que vuelve atrás en el tiempo, a cuando Bilbo Baggins era joven (todo lo joven que puede ser un hobbit), y que se prolongará hasta enlazar directamente con el tiempo inicial de Frodo. La primera entrega de esta trilogía es ‘El Hobbit: Un viaje inesperado’ (‘The Hobbit: An Unexpected Journey’), mientras que ‘The Hobbit: The Desolation of Smaug’ y ‘The Hobbit: There and Back Again’, serán estrenados en diciembre de 2013 y julio de 2014, respectivamente. El guión lo firman a varias manos: el propio Jackson (que al final mete la mano en los retoques), su esposa Phillipa Boyens, Guillermo del Toro (iba para director de la saga y terminó sólo como guionista por problemas de agenda y, dicen, diferencias con Jackson) y Fran Walsh.

El reparto de la película, con Martin Freeman en primer plano

En esta nueva trilogía hay que saber quién es quién: Martin Freeman (Bilbo Bolsón), Ian McKellen (Gandalf), Andy Serkis (Gollum), Cate Blanchett (Galadriel), Elijah Wood (Frodo Bolsón), James Nesbitt (Bofur), Lee Pace (rey Thranduil), Christopher Lee (Saruman), Ian Holm (Bilbo viejo), Hugo Weaving (Elrond), Richard Armitage (Thorin), Ken Stott (Balin), Graham McTavish (Dwalin), William Kircher (Bifur), Stephen Hunter (Bombur), Dean O’Gorman (Fili), Aidan Turner (Kili), John Callen (Oin), Peter Hambleton (Gloin), Jed Brophy (Nori), Mark Hadlow (Dori), Adam Brown (Ori), Benedict Cumberbatch (Necromancer y Smaug, es decir, el sobrenombre que tenía Saurón en el Bosque Negro del libro y el icónico dragón que protege el gran tesoro).

Ya en la primera adaptación de la trilogía a los críticos y los fans les quedó claro que Peter Jackson había hecho “su” lectura, esto es, había suprimido personajes y escenas que él consideró sobrantes o que podían distraer dentro de un argumento cinematográfico. Por ejemplo, Tom Bombadil. En el juego de lenguajes artísticos, ganó el cine, para bien suyo y de los que vieron las películas como un salto adelante del género del cine épico. Y en este caso sucederá casi lo mismo, ya que la razón de partir en dos la trama obedece a que la primera sería la novela en sí, mientras que la segunda abordaría todos los acontecimientos hasta el inicio de la trilogía ‘El Señor de los Anillos’.

 

Andy Serkis y Peter Jackson 

Entre el inicio y el estreno mundial en premiere del pasado 28 de noviembre en Wellington (Nueva Zelanda) ha habido de todo: la marcha del primer director, Guillermo del Toro, la quiebra de la productora, tormentas, un terremoto, peleas entre productoras por el dinero invertido, un pulso laboral con los sindicalistas neozelandeses, una úlcera de Peter Jackson (como para no tenerla), una campaña algo irrisoria de las defensoras de animales… pero a final la Tierra Media vuelve. Y lo que coleará: la semana pasada se supo que los familiares de Tolkien presentaron una demanda contra la Warner en la que reclaman 80 millones de dólares (62,5 millones de euros) por distribuir productos relacionados con el escritor sin autorización. Según la demanda de los herederos y la editorial HarperCollins presentada en EEUU, Warner, su filial New Line y Saul Zaentz Co (propietaria de los derechos de ‘El Señor de los anillos’ y ‘El Hobbit’) han infringido el acuerdo al comercializar los productos derivados de estos libros.

La nueva saga arranca 60 años antes de que el anillo único terminara en manos de Frodo Baggins, justo en la época de su tío Bilbo, que en ‘El Señor de los Anillos’ era un avejentado Ian Holm. Aquí es Martin Freeman, el Watson de la exitosa adaptación de Sherlock Holmes hecha por la BBC, quien interpreta al Bilbo joven, embarcado en la recuperación del tesoro y del reino enano de Erebor, arrebatados por el terrible dragón Smaug, una pieza fundamental y pura fantasía literaria que han dejado oculta en todo momento para que no pierda fuerza al aparecer en pantalla. Bilbo viaja con Gandalf el Gris y otros trece enanos dirigidos por el legendario guerrero Thorin Escudo de Roble. En el camino surge toda la mitología tolkiniana: orcos, trasgos, wargos, arañas gigantes, hechiceros y cambia pieles… la original mitología que en gran medida no aparecía con tanta fuerza en ‘El Señor de los Anillos’ y que aquí lo hace en toda su fantasía. Aunque su objetivo es la Montaña Solitaria de Oriente, primero deben escapar de los túneles de los trasgos, donde Bilbo se encuentra con la criatura que cambiará su vida para siempre: Gollum, con el que negocia en la orilla del lago subterráneo donde se refugia el antiguo Smeagol corrompido por el anillo. Allí Bilbo descubre que no es un cobarde hobbit sino todo un héroe, pero no perfecto: astuto como pocos, logra hacerse con el gran tesoro de Gollum, ese anillo único.