Probablemente no le conozcan, pero la música vive más en la gente por las pequeñas joyas que encuentras que por el mainstream, aunque parezca lo contrario. Nathaniel Rateliff es un prototipo americano: blanco del Medio Oeste, de familia religiosa, cantante, con una voz característica, entre el R&B y el folk norteamericano, tan arquetípico como diferente. Su último disco junto a su banda The Night Sweats (de finales de 2021) es ‘The Future’.
IMÁGENES: Nathaniel Rateliff Web / Stax Records
Fue el pasado 5 de noviembre cuando vio la luz en todo el mundo ‘The Future’, tercer disco con su nueva banda ad hoc, The Night Sweats, el noveno de toda su carrera si sumamos los que realizó en solitario y con la banda Wheel, a los que habría que sumar tres EP y varios singles más. Una carrera iniciada en 2010 y que en una década pateándose todos los clubes de EEUU, y en los últimos años también de Europa, ha conseguido tener una voz propia que podría entrar en la lista de estereotipos de su país. Mucho más visto desde una España dominada por la música latina en las antípodas de lo que Rateliff ofrece. Tanto que no lo habría descubierto si no es por Fernando Navarro en El País, cuando en un excelente artículo repasó su vida y milagros: apareció este particular músico blanco de un género originalmente afroamericano (aunque a estas alturas eso ya es una nimiedad) salido de Missouri, con un pasado de predicador que ha terminado reconvertido en trotamundos con micrófono y guitarra.
Además de su aspecto de Joe Cocker rubensiano con más corpulencia, lo que marca a Rateliff es el viaje musical y sus directos. El torbellino sobre el escenario arrancó con el blues y la influencia profunda del folk (con Bob Dylan de referente), bebiendo de un vaso estético a los que se le amontonaban sobre las barras de bar: el alcohol era un tema más. Lo fue. Pero en ese recorrido que apenas sobrevuela este texto, tuvo tiempo para aprender por ensayo y error, nada de carrera fulgurante con grandes discográficas: cada arruga y cada callo de las manos es auténtico. La clave la encontró con el soul mezclado, nada de purezas antiguas, fusionado con la fuerza que le caracteriza. Así llegó a The Night Sweats y una de esas discográficas especializadas pero con pedigrí, Stax Records, que ya había alumbrado a muchos otros del soul. Fue en este género en el que ha destacado a pesar de las modas y de que la industria parece estar ya en otra cosa. No importa: el éxito se mide de muchas formas. Las giras fuera de EEUU lo prueban.
‘The future’, producido por Brad Cook y RMB para Stax Records, se compone de once temas con ‘Survivor’ y ‘Love don’t’ como singles iniciales. En las crónicas musicales le añaden etiquetas que no son del todo ciertas: folk y R&B. Pero el soul está detrás de todo, la música de celebración que entronca con su pasado. Todo en la vida de Rateliff es propio de una novela americana: dotado de un talento destacable como vocalista, creció en una familia de misioneros evangélicos donde era el niño del coro y donde tocar un instrumento era fundamental: primero fue la guitarra y luego la batería, pero aquel talento desbordante, con una voz que puede pasar del susurro a cotas altas sin problema, tenía que encontrar salida. De su vida pretérita le quedó un trabajo misionero para salvar almas que no le gustaba, con el que no se sentía ni realizado ni auténtico. Para salir de esa prisión invisible optó por tocar en clubes nocturnos, lo que no pegaba mucho con su vida de pulcro cristiano. A Fernando Navarro se lo dijo claramente: “Entonces encontré mi salvación en la música”.
Rateliff se bregó como los músicos de carrera larga convencional: de garito en garito, carretera, manta y noches larguísimas entre púas, escenarios y alcohol, uno de sus demonios que estuvo a punto de hacerle descarrilar. Por el camino la vida le fue puteando: su padre murió cuando él apenas tenía 14 años y tuvo, como efecto, que ponerse a trabajar para ayudar a la familia. Luego llegaría la crisis de Fe que le postró y le condujo a algo parecido a un agnosticismo por decepción. Pero siempre le quedó la música, a la que imprimió sus vivencias, su particular existencia, aferrado al soul como tabla de salvación y al que le sumaría lo que había conocido como músico, desde el folk al R&B que termina de darle forma a un estilo muy particular que parece etiquetarse pero que escapa. Cada tema es diferente y parecido, dando una sensación de bloque de conjunto que se abre con cada canción histórica de Rateliff, ya sea en solitario como con sus dos bandas: primero fue Wheel, luego The Night Sweats.
Tardó años en salir de aquella vida de superviviente. Fue precisamente un tema sobre su alcoholismo, ‘S.O.B’, el que le dio su primer gran éxito en 2015 más allá de los circuitos. Por fin consigue atraer la atención y de los clubes pequeños pasa a auditorios y multitudes a sus pies. Pero por el camino la vida vuelve a torcerse: se divorcia y su íntimo amigo Richard Swift, otro músico de carácter, muere por una cirrosis trabajada de bar en bar. No sólo pierde a un amigo, sino también a un colaborador clave en su carrera. Además de caminar un poco más solo, Rateliff cambia el registro, deja atrás la banda, se vuelve más áspero y le dedica a Swift un disco en solitario, ‘And it`s still allright’, mucho más puro musicalmente y a flor de piel que ‘The Future’, en el que parece que el barbudo pelirrojo de eterno sombrero de ala fija parece haber cargado las pilas durante la pandemia, que aprovechó (como muchos otros artistas, noqueados como los demás por el virus y sus consecuencias sociales) para componer e insuflar algo de esperanza.
Y hablando de verdes prados en el horizonte: Rateliff, que sabe perfectamente lo que es caer en el hoyo, ayuda a otros a salir. Años atrás creó The Marigold Project, fundación con la que lucha contra la discriminación racial y el progreso económico de los desfavorecidos. El músico no esconde sus filiaciones políticas: apoya a Bernie Sanders, quizás el único socialista democrático que queda en pie en EEUU. El giro vital desde la familia religiosa evangélica hasta el bonachón que se ríe de sí mismo en el vídeo del tema ‘Survivor’ y apoya a la izquierda progresista es parte de la explicación de su carrera. Soul en forma de vida: con alma, con fuerza, un tornado en el escenario, guitarra en mano y la voz modulada. Diferente. Para algunos puede que algo anticuado, pero la música no tiene vejez. Y hay que escucharle para disfrutarle.
La discografía de Nathaniel Rateliff: sólo y acompañado
Rateliff ha desarrollado su carrera tanto en solitario como con bandas de acompañamiento, principalmente The Wheel y The Night Sweats, formaciones que son clave en su forma de entender los conciertos y las grabaciones de los álbumes, cobertura que se reduce cuando desarrolla proyectos en solitario. Os recordamos todos sus EP y álbumes de estudio y en directo por orden cronológico:
Desire and dissolving men (2007) – con The Wheel
In memory of loss (2010) – en solitario
Shroud (2011) – EP en solitario
Falling faster than you can run (2013) – en solitario
Closer (2015) – EP en solitario
Nathaniel Rateliff & The Night Sweats (2015) – con The Night Sweats
A little something more from… (2016) – EP con The Night Sweats
Live at Red Rocks (2017) – en vivo con The Night Sweats
Tearing at the seams (2018) – con The Night Sweats
And it’s still allright (2020) – en solitario
Red Rocks 2020 (2021) – grabado en vivo, en solitario
The Future (2021) – con The Night Sweats