Hubo una época en la que Francia y Bélgica valían tanto como Nueva York en el cómic y amasaban legiones de seguidores. Spirou y Fantasio fueron dos de las creaciones de aquel mundo y ahora llegan a España con Dibbuks.
Era aquella Europa que se desmelenaba en el cómic al mismo tiempo que lo hacía EEUU, pero que encontraría una barrera terrible. Dos, realmente: la Segunda Guerra Mundial quebraría el futuro y el ritmo de Europa, a todos los niveles, y luego el eterno problema de no contar con un idioma común. Algo que EEUU no tuvo que padecer: la guerra les hinchó y enriqueció, y el inglés fue el vehículo perfecto para comunicarse y lanzar al mundo sus creaciones. Cuesta trabajo visualizarlo pero es cierto: Spirou y Fantasio nacieron al mismo tiempo que Batman o Superman, pero… En realidad no tan a la vez: Fantasio no aparecería hasta 1944. Y ambos volverán a publicarse para el mercado español con Dibbuks desde el año que viene.
Corría el año 1938 y Rob-Vel creaba ambos personajes para la editorial Dupuis en la Bélgica valona. Fue en, precisamente, Le Journal de Spirou siguiendo la vieja tradición de revistas de cómics sólo para niños que eran una bicoca editorial. Pero estos personajes tenían una peculiaridad: no eran obra de un autor ya que los derechos eran exclusivos de Dupuis, lo que hizo que muchos autores, entre ellos el genial Franquin, se encargaran de darles vida en estos 75 años. La cuestión es que el botones Spirou empezó a vivir para siempre con su forma de ser actual: uniforme rojo, su mascota (la ardilla Spip de humor mordaz cuyos pensamientos pueden ser leídos por el lector) y poco después Fantasio. El personaje cambio de manos en 1943 y pasó a las de Jijé, que se encargó de crear a Fantasio para volver más locos todavía los parámetros de la serie.
Al terminar la guerra empezó la larga lista de padres adoptivos de Spirou y Fantasio. En 1946 fue André Franquin, que dio paso a los álbumes largos en lugar de historias cortas. Enriqueció tanto la creación que casi se le podría denominar como el padre original. De su mente salieron los álbumes que todos conocemos, pero también los antagonistas preferidos de la saga, Zorglub y Zantafio, arquetipos del científico loco y el tirano inmoral del cómic europeo. Ensanchó los márgenes dándole fuerza de autor y se atrevió a crear a una figura femenina, Seccotine, una periodista que rompía los esquemas en una Bélgica que siempre fue demasiado conservadora, demasiado católica y que hizo guiños sin pudor al nazismo. También aparecerían el inventor Conde de Champiñac. Y por supuesto, Marsupilami, que tendría tanto éxito como para salirse de la saga y parir la suya propia. Franquin le convirtió en su emblema y lo reproducía una y otra vez desde principios de los años 50.
Hasta que Franquin se hartó y le pasó los bártulos a Jean-Claude Fournier en 1969, que se encargaría de los siguientes nueve álbumes y que le dio un giro importante. Antes de él Spirou había sido una versión rara de Tintín, es decir, apolítico y algo neutral, sin mojarse demasiado más allá de lo obvio. Pero con Fournier eso se acabaría: ecologismo, antifascismo encubierto, tráfico de drogas… eso sí, bien metido entre líneas. Duraría una década, la de los especiales 70, hasta que la creación diera una nuevo salto lento con Nic Broca y Raoul Cauvin, que mantuvieron la línea de Fournier en menor grado.
No duraron mucho, ya que en 1982 llegaría Yves Chaland, que recuperó el estilo de los 40 y lo sofisticó, algo que no gustó a los editores y al público, que hicieron que Chaland saliera por la puerta para dejar entrar a Phillipe Tome y Janry, que por fin dieron con la tecla. Modernizaron la historia, los personajes, incluyeron grandes dosis de ciencia-ficción y aventura (incluyendo viajes en el tiempo) y que desarrollaron incluso ‘El pequeño Spirou’. Finalmente llegaron Jean-David Morvan y José Luis Munuera, que normalizaron la situación y tiraron de estética “Franquin” para la obra en su nueva etapa, haciéndolo más cercano y sin problemas para tirar de personajes antiguos.
Dibbuks se hace con los derechos de publicación
Será a partir de febrero de 2015 cuando empiece la nueva serie de la editorial madrileña que incluirá las obras integrales que siempre sirven para enganchar con lo anterior, con los fans de siempre y con los nuevos. Desde que empezara se han publicado 54 volúmenes a los que se añaden ‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…’, una serie especial iniciada en 2006 con autores invitados para que le den vida. Se harán además nuevas traducciones para modernizar. La editorial francesa Dupuis le ha confiado su serie más internacional por la clara apuesta de Dibbuks por el cómic juvenil y franco-belga manifiesta más que nunca en su décimo aniversario. Los autores del personaje engrosarán la larga lista de autores que ya publican en Dibbuks, como Alfonso Azpiri, Julie Maroh, Arthur de Pins, Fabien Vehlmann, José Luis Munuera, Pierre Alary o Max, entre otros.