Esta pasada primavera conocíamos que investigadores británicos habían desarrollado en laboratorio la primera forma de vida (una bacteria) capaz de resistir a cualquier tipo de virus. La razón es sencilla: reprogramaron genéticamente su estructura para que los virus no pudieran entrar en ella y reproducirse. Más allá de la proeza de laboratorio, abre la puerta a futuros planteamientos en medicina.