El cómic, como cualquier otra forma de manifestación artística, refleja el devenir de la sociedad en la que se desarrolla. Euskadi y ETA no fueron excepciones, si bien durante muchos años no hubo posibilidades reales de hablar del tema en tinta y papel por el miedo y la división política y social. Una vez que la lucha armada terrorista se vino abajo aparecieron múltiples obras que revisaban desde ángulos muy diferentes lo que supuso ETA, en ocasiones como trasfondo secundario, y en otras, como con ‘Salto’, como tema central. Como la literatura, el cine o el teatro, todo es narrable por el arte y las letras, y cuando se fusionan en el cómic, lo hace incluso con más recorrido.