Bajo el hielo casi eterno de la Antártida hay mucho más que suelo apretujado y millones de metros cúbicos de hielo endurecido. Al sistema hídrico de lagos y ríos subglaciales que ya se conocía en el continente ahora hay que sumar algo mucho más peligroso: un sistema volcánico propio. Y eso cambia mucho el panorama geológico e incluso climático de la Antártida.