Mal aniversario cuando se rememora la muerte de alguien, pero merece la pena acordarse de todo un clásico que fue revolucionario, rompedor, renovador y al mismo tiempo un experimento artístico como ha habido pocos, capaz de influir decisivamente en el siglo XX. El músico que pintaba con las notas, que dejó atrás, para siempre, el clasicismo para diseñar la música del siglo que nació cuando él se despedía.