La voz dolorida de Kurt Cobain empapó el imaginario de la Generación X, una quinta nostálgica desde hace dos décadas, desde aquel día en el que el cantante más destacado del grunge decidió despedirse de la vida.
La voz dolorida de Kurt Cobain empapó el imaginario de la Generación X, una quinta nostálgica desde hace dos décadas, desde aquel día en el que el cantante más destacado del grunge decidió despedirse de la vida.
Es la mayor institución privada de la música, una especie de club ultraselecto en el que se entra por aclamación de expertos y público.