Antes narrábamos los destinos imposibles, Palmira y Bamiyán, destruidos por la intransigencia religiosa. Las “Islas Perdidas” no son imposibles, pero sí tan complicadas que será toda una demostración de voluntad, desde el Ártico a los Mares del Sur, el Atlántico, el Mediterráneo o las costas de Sudamérica. Quien pueda llegar tiene asegurada la tranquilidad. Incluso el olvido.