José de Ribera pasó a la Historia por ser uno de los maestros del Barroco acunado por la reacción católica a la Reforma, fue uno de los pilares artísticos de aquella España que eligió ser el reducto de la tradición. Pero no todo eran santos y devociones, también fue un maestro del dibujo con gusto por lo grotesco, la fealdad y la fantasía. La exposición del Museo del Prado y el Meadows Museum saca a la luz esta vertiente.