Pocos pintores alcanzaron el grado de perfección realista, de juegos de luz y sombra, de sugestión en las formas y expresividad. Pocos fueron también tan oscuros, siniestros incluso, pendencieros y virulentos. Ha habido muy pocos como Caravaggio, y la exposición que hoy inaugura el Museo Thyssen-Bornemisza es una ventana a su mundo.