Chrissie Hynde, líder y masculinizada vocalista y cabeza de The Pretenders durante décadas, da el salto por primera vez en solitario con ‘Stockholm’.
The Pretenders fue uno de los grupos británicos de sonido algo fácil que mezclaba rock y pop en los años 80 y parte de los 90 y que desembarcó con una morena de aspecto rudo y voz potente llamada Chrissie Hynde. La unión fue duradera y dio a la historia musical reciente canciones como para asentar a la banda. Pero por primera vez ella quiere volar en solitario. La banda hecha a su imagen y semejanza se diluye en los intentos de reinventarse de Hynde, que publica el próximo 9 de junio ‘Stockholm’.
El primer disco en solitario se grabó en los estudios Ingrid de Estocolomo (Suecia) y co-escrito con el guitarrista y productor Bjorn Yttling (Peter, Bjorn and John). Pero una de las dos grandes rarezas del disco de Hynde son las colaboraciones: primero nada menos que Neil Young, que no tiene por qué ser extraño, pero sí desde luego que figure John McEnroe en la lista de los debes. El ex tenista con peor carácter del mundo participa en este disco. Ambos son amigos de Hynde: Young participa en ‘Down the wrong way’ con la guitarra y McEnroe en ‘A plan too far’.
Las canciones son ‘You Or No One’, ‘Dark Sunglasses’, ‘Like In The Movies’, ‘Down The Wrong Way’, ‘You’re The One’, ‘A Plan Too Far’, ‘In A Miracle’, ‘House Of Cards’, ‘Tourniquet (Cynthia Ann)’, ‘Sweet Nuthin’ y ‘Adding The Blue’. El disco se define como “power pop” o el intento de hacerlo bailable. Como la propia Hynde afirma “en el rock n roll o te diviertes o es mejor que te dediques a otra cosa… ahora gran parte del rock se ha convertido en lo que yo llamo Glory Rock, en el que se incluyen los valores familiares. Pero en el rock todo surge de la irreverencia”. La forma de definir esa fusión es muy llamativa, “como si Abba conociera a John Lennon”. El álbum sigue al que hizo con los Pretenders en 2008, ‘Break up the concrete’, y se centra especialmente en el upbeat del rock para darle fuerza.
La soledad del destino de Hynde
Chrissie es como un revólver cargado. Es una expresión que se le ha escuchado a más de uno. Natural de Aaron (Ohio, EEUU), fue una rara avis siempre y en cada momento de su adolescencia: prefería la música a los estudios y aún así logró graduarse y entrar en la Universidad de Kent, donde menudeó con todo lo que le pudo dar de sí la época que iba de finales de los 60 a principios de los 70: drogas, música, mística oriental, el movimiento hippie… y las protestas duramente reprimidas por la policía.
Una de sus grandes obsesiones era poder viajar a Inglaterra, de donde eran sus héroes particulares y que la habían acompañado en su cabeza durante su juventud: los Rolling Stones, The Kinks, los Beatles de la última época… Necesitaba huir de la universidad, pero antes logró terminar sus estudios. Aterrizó en Londres y trabajó de todo: camarera, dependienta, crítica musical, y de nuevo dependienta en la tienda de Vivianne Westwood y Malcom McLaren, SEX, de donde fue expulsada por pegarse con un cliente. Después de vagabundear entre Francia y Cleveland para poder tomar su propia banda, termina siendo una groopie de los Sex Pistols y entabla relación con ellos. No puede más que ser una acompañante y guitarrista ocasional de varias bandas británicas, incluyendo The Clash, a los que acompañó pero con los que no tuvo nunca relación profesional.
A finales de los 70 logró su gran objetivo: tener una banda. Ya no era la perdedora, como ella decía en aquellos años en los que el mundo se despedía de los 70 y empezaba a abrazar la cultura conservadora neoliberal. Entonces nacieron The Pretenders, originalmente compuesta por ella (compositora, vocalista y guitarrista), James Honeyman-Scott (guitarra), Pete Farndon (bajo) y Martin Chambers (batería). Era 1978 y arrancaba otra etapa de la vida de Hynde que le daría felicidad: en 1980, después de participar en varios conciertos multitudinarios, logran publicar ‘Pretenders’, que se convierte en un éxito absoluto que les catapulta a la fama. El segundo, en 1981, ‘Pretenders II’, no tiene tanta buena aceptación pero aún así logró ventas suficientes para justificar que la banda siguiera adelante.
The Pretenders en los años 80, en la formación original
Fue entonces cuando el destino volvió a cebarse con Hynde: Honeyman-Scott y Farndon murieron por culpa de las drogas y la banda se quebró por completo. El proceso de descomposición fue cruel: Farndon se había convertido en heroinómano y decidieron expulsarle del grupo. Sin embargo Honeyman también era un adicto y murió repentinamente en 1982 al finalizar la gira mundial de ‘Pretenders II’. Y en 1983 fallecía Farndon en la bañera, ahogado. Desastre completo: The Pretenders nunca volvería a ser el grupo que era. Los cambios de nombres y piezas se sucedieron: se fue incluso Chambers, despedido por Hynde, y la banda perdió solidez. Remontaron con ‘Get close’ en 1986 pero todo se diluyó entre el ego de Hynde y la volatilidad de trabajar en la banda.
Los 90 supusieron el final de la estrella de Chrissie, una mezcla de melancolía, recuerdos y giras menores. El éxito se esfumó pero aguantó gracias al dinero de los 80, a los royalties y a su nueva obsesión por el activismo político en favor de causas solidarias. El primer gran recopilatorio llegó en 2000, y más tarde volvieron a reiniciarse otra vez. Habían cambiado tanto de músicos que en realidad ella era The Pretenders para lo bueno y para lo malo. No obstante, con ‘Break up the concrete’ recuperaron parte de la gloria perdida. Lo cual no ha valido, y ahora Hynde vuela sola otra vez, como siempre ha hecho desde que Honeyman y Farndon rompieron el destino.