‘The singles’ (a la venta desde el 28 de agosto) es un álbum recopilatorio con los sencillos de The Doors, en total 44 temas que son sus clásicos recuperados, incluyendo caras B, y muchas publicadas por primera vez en disco compacto.

La colección cuenta con ‘Who scared you’, que apareció en el single ‘Wishful thinking’ en marzo de 1969; o la versión de Willie Dixon ‘(You need meat) Don’t go no further’, incluida en ‘Love her madly’ (1971). También se incluyen versiones en mono de cuatro canciones para la radio, entre ellas ‘Hello, I love you’ y ‘Touch me’, no disponibles con anterioridad. Además canciones como ‘Tightrope ride’ y ‘The mosquito’, grabadas tras el fallecimiento de Morrison; y tres temas en directo. El Blu-Ray de la versión expandida incluye una mezcla de alta definición en sonido cuadrafónico del disco ‘The best of The Doors’, con once canciones.

The Doors, o simplemente “los Doors” (como se les llamó en España) tenía su origen en el amanecer de la psicodelia en California, concretamente en Los Ángeles y en pleno auge de la revolución contracultural de los años 60: nacieron en 1965, el mismo año de la muerte de Malcom X y de la marcha de Selma por los derechos civiles. Apenas duraría seis años (1967-1973) y en realidad fueron menos: en 1971 fallecía Jim Morrison, y en ese momento se acabó. En el 73 fue disuelta por el resto de miembros supervivientes (Ray Manzarek, Robby Krieger y John Densmore) al darse cuenta de que sin el rostro pasional y poético de Jim no funcionaría. Era todo carisma, pero también la voz y alma de una forma de entender ese potencial artístico del grupo, máximo exponente de esta variante del rock, de fuerte influencia filosófica (especialmente a partir de los escritos de Nietzsche y del artista y pensador William Blake), junto con sus contemporáneos Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd.

De sus cuatro fundadores sólo quedan vivos Krieger y Densmore, últimos representantes de una banda que incluso después de su disolución aumentó su leyenda. De hecho, su final prematuro apuntaló el mito de la “estrella fugaz”: duraron poco pero dejaron un legado inmenso. Todavía hoy lo son: acumulan ya más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo, de los cuales 33 millones corresponden a EEUU. Fue además la primera en acumular ocho discos de oro en su país, y entró oficialmente en el Rock and Roll Hall of Fame en 1993, veinte años después de que decidieran bajar el telón a un intento lúcido, original y de potencia nunca vista de fusionar música, poesía y filosofía. No ha habido otros como ellos: el hedonismo y la protesta se llevaron por delante esta variante. Después de ellos el punk, la electrónica y el pop industrial de los 80 y 90 terminaron de enterrar cualquier pretensión musical que no fuera divertirse, protestar por algo o hacer dinero.

Los principales motores filosóficos de la banda eran Morrison y Manzarek, que veían la música como parte de un todo artístico mucho más ambicioso que incluía el teatro y la poesía lírica. Lo que pretendían era construir un culto espiritual de corte dionisíaco (siguiendo los postulados de Nietzsche de la diferencia entre lo apolíneo-racional y lo dionisíaco-terrenal) que liberara a la mente humana de lastres para poder “abrir las puertas de la percepción”, razón por la cual llamaron a la banda The Doors. Esto último obedece a uno de los pilares de la obra del poeta William Blake: “Si las puertas de la percepción fueran depuradas, todo aparecería ante el hombre tal cual es: infinito”. También absorbieron parte del chamanismo naïf de los años 60, que les hacía ver la música, y más concretamente la variante del rock psicodélico, como una herramienta para esa apertura humana, para alterar la percepción a partir de sonidos que se repetían en espiral ascendente y descendente, más allá de lo lógico.

El sonido era como un mantra. ‘The End’ es uno de los mejores ejemplos, donde la letra (incluyendo pasajes edípicos de Morrison deseando matar al padre y acostarse con la madre que fueron un escándalo para la época) se fusiona con la música, lenta y fuerte en fases y con la firme intención de enroscarse al oyente. Incluso la actitud extática de Morrison en el escenario, que muchas veces parecía más drogado de lo que realmente estaba, era parte de ese plan artístico: la forma de moverse y la voz jugaban con la propia música. Y en la parte instrumental también rompieron moldes: Manzarek quería diferenciarse del resto de bandas de los 60, así que eliminó el bajo e introdujo el piano Fender Rhodes. Un consejo: escuchen sus canciones, y donde perciban el piano sustitúyanlo por un bajista y comprenderán a qué nos referimos. Además usaron también un órgano y otros instrumentos para reforzar el concepto. Sólo usaron el bajo para las grabaciones de estudio, y no todas. El método de composición de The Doors también era particular: tribal es la palabra exacta, como si siguieran a los chamanes. Manzarek y Morrison eran el motor poético y musical, Krieger y Densmore el instrumental que terminaba de dar forma.

‘The Doors’ y ‘Strange Days’, el glorioso arranque doble de la banda en 1967

Morrison era el poeta, Manzarek el compositor musical. Dos tándem, un cuarteto. Como construir un mecano a partir de las pulsiones líricas de Morrison, que en su fase final intentó llevar esa capacidad poética a otro nivel: quiso ser poeta, literato, y terminó por fracasar y terminar sus días en un París casi de exilio en el que ahora está enterrado y es venerado al nivel del fetichismo más insolente. Para entonces el grupo ya había empezado a girar: en 1969 el álbum ‘The soft parade’ anunciaba que se abrían al pop, lo que parecía una traición al camino explícito de los dos años anteriores, incluyendo el tercer disco, ‘Waiting for the sun’ (1968). Su prematura muerte le elevó a los altares del “Síndrome James Dean” y sepultó a los otros tres compañeros. Antes habían publicado ‘Morrison Hotel’ (1970) y el póstumo ‘L.A. Woman’ (1971). Era él quien se ponía la máscara dionisíaca que daba cobertura a todo el entramado de la banda: no habría filosofía ni infinito sin el sacerdote de ese nuevo culto, que terminó sus días ahogado por las drogas y el alcoholismo. Quién sabe qué podrían haber hecho de seguir vivo Jim. Ya sólo nos queda escucharles y recordar el que, probablemente, sea el mejor intento conocido de fusionar mundos en la música.

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‘Waiting for the sun’ (1968) y ‘The soft parade’ (1969)

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‘Morrison Hotel’ (1970) y ‘LA Woman’ (1971)

‘The Doors. The Singles’ 25/8/2017

[CD 1]
1. Break On Through (To The Other Side)
2. End Of The Night
3. Light My Fire
4. The Crystal Ship
5. People Are Strange
6. Unhappy Girl
7. Love Me Two Times
8. Moonlight Drive
9. The Unknown Soldier
10. We Could Be So Good Together
11. Hello, I Love You [Mono Radio Version]
12. Hello, I Love You
13. Love Street
14. Touch Me [Mono Radio Version]
15. Touch Me
16. Wild Child
17. Wishful Sinful [Mono Radio Version]
18. Wishful Sinful
19. Who Scared You
20. Tell All The People [Mono Radio Version]
21. Tell All The People
22. Easy Ride
23. Runnin’ Blue
24. Do It

[CD 2]
1. You Make Me Real
2. Roadhouse Blues
3. Love Her Madly
4. (You Need Meat) Don’t Go No Further
5. Riders On The Storm
6. Changeling
7. Tightrope Ride
8. Variety Is The Spice Of Life
9. Ships W/ Sails
10 .In The Eye Of The Sun
11. Get Up And Dance
12. Treetrunk
13. The Mosquito
14. It Slipped My Mind
15. The Piano Bird
16. Good Rockin’
17. Roadhouse Blues (Live)
18. Albinoni: Adagio
19. Gloria (Live)
20. Moonlight Drive (Live)