La NASA vuelve una y otra vez sobre el Sistema Solar, y lo hace sobre el gigante Saturno y el pequeño Plutón: del primero vuelve a captar imágenes de su particular polo norte hexagonal, que parece casi antinatural, y del planeta enano avanza que en realidad podría incluso albergar más agua que la Tierra.

Saturno tiene una particularidad que ha fascinado a astrónomos y público en general, hasta el punto de que muchos soñaron con ver en el polo norte del planeta gigante evidencias de algo que no podía ser natural. Pero en realidad lo es: el polo norte muestra un dibujo hexagonal en ciclos, casi perfecto, que lejos de ser artificial es producto del endiablado clima saturnal formada por la combinación de remolinos y diferentes velocidades del viento en la densa atmósfera. Parece una gran acuarela que no es tal, y una de las formaciones atmosféricas más reconocibles del Sistema Solar junto con la Gran Mancha Roja de Júpiter y la propia atmósfera terrestre.

Cada banda está formada por el aire circulando a diferentes velocidades, con nubes en distintas alturas. La interacción de esas bandas forman remolinos perfectamente explicables por la física que conforman esa particular forma, y que en el centro encierra un huracán de proporciones descomunales justo encima del polo norte. La imagen que incluimos fue tomada por la sonda Cassini el 5 de septiembre pasado con un filtro espectral que preferencia la luz infrarroja (728 nanómetros), y aunque parezca cercana en realidad fue tomada a 1,4 millones de km de distancia del planeta, a razón de 86 km por píxel.

zzz

Imagen de la sonda Cassini donde se observa el hexágono formado en el polo norte con el ojo de la tormenta, el punto oscuro superior

Hace mucho que quedó claro también que lo anormal, el agua, es en realidad mucho más habitual de lo que nos imaginamos, y en cantidades ingentes, cada vez más grandes. El último ejemplo es el supuesto océano de agua en Plutón, quizás el cuerpo más estudiado en los últimos meses desde que la nave New Horizons lo sobrevolara en julio del año pasado. La superficie helada muestra volcanes de hielo y diferentes zonas con formaciones congeladas de distinto nivel, incluso con formas geométricas. Y lo más particular era una amplia región con forma de corazón, de color blanco y que destacaba del resto de regiones de Plutón. Ahora varios estudios apuntan a que el lóbulo izquierdo de ese corazón esconde un océano de agua líquida. Uno de ellos es de la Universidad de Arizona combinado con otro de la Universidad de California.

La historia tiene que ver, como muchas veces, con un cometa. Supuestamente hace miles de millones de años, en la fase inicial del Sistema Solar, un cometa de 200 km impacto contra Plutón. El choque provocó un descomunal cráter que se rellenó de hielo por la distancia del planeta enano respecto al Sol. Se produjo entonces un doble efecto físico: el peso del hielo de nitrógeno, metano y dióxido de carbono por un lado, y la gravedad de la luna de Plutón, Caronte, que provocaron que el planeta se desplazara sobre su eje de rotación. El impacto conformó la Sputnik Planitia, un enorme depresión posterior que es el resultado de ese mismo desplazamiento.

 

Zona de la Sputnik Planitia donde se cree hay un océano oculto en el subsuelo

Ahora bien, hay que entender algunos detalles que conforman la realidad de Plutón. Para empezar está el origen del hielo: para que rellenara el cráter y acumulara para ejercer presión tuvo que salir de algún lado, y no del cometa. Así que la posible explicación esté en un océano de decenas de km de espesor que se filtró hacia la superficie y congeló progresivamente. Y por otro lado está la particularidad del núcleo rocoso de Plutón, que albergaría suficiente radioactividad como para derretir una capa de hielo superior a los 100 km de espesor, cientos de veces más grande que cualquiera que haya en la Tierra. Con ese poder y esa presión el interior de Plutón es como un gigantesco microondas capaz de derretir y licuar todo el hielo que no esté expuesto hacia el exterior, en la superficie.

La cuestión es que no todo el océano se licuó, sólo una parte, y que debajo de la Sputnik Planitia existiría todavía un océano de gran tamaño, encapsulado entre la superficie compactada (con más de 140 km de espesor) y el núcleo rocoso y radiactivo que lo mantendría en estado líquido. Su volumen podría ser incluso superior al de todos los océanos terrestres. Eso implica, además, la posibilidad de que haya vida en ese caldo de cultivo líquido. La barrera superior sería mucho más grande que el de Encélado y Europa, los otros dos mundos de océanos cautivos. Otras razones para creer en este océano oculto son los cañones de hielo formados en otras zonas cercanas a la planicie, e incluso la orografía circundante.

Dibujo que ilustra la evolución desde el impacto del cometa y la formación de la planicie