Tres en uno astronómico: encuentran un sistema solar que podría ajustarse al Vulcano de la saga Star Trek, que cumple 50 años estos meses; la misión InSight queda aplazada para 2018 y encuentran un criovolcán de hielo en Ceres.

El Vulcano del doctor Spock podría existir, cierto, pero está a 16,5 años luz de nosotros, concretamente en el sistema estelar triple (tres soles) de 40 Eridani. El mayor de todos esos soles puede incluso ser visto desde la Tierra porque, en dimensiones cósmicas, 16 años luz es “un tiro de piedra”. Sus condiciones son muy parecidas a las que tendría un planeta como Vulcano, y el Programa de Exploración de Exoplanetas de la NASA investiga este cuadrante de la galaxia desde hace algún tiempo. Curiosamente está a una distancia similar a la que estaba Vulcano en la saga de ciencia-ficción, y también es un sistema triple con sendas puestas de Sol triples.

La mayor es 40 Eridani A, una estrella enana que a su vez tiene dos secundarias orbitando de manera coordinada a cierta distancia, una es una enana roja (40 Eridani C) y la tercera otra enana blanca más distante (40 Eridani B). Entre las tres se establece una correlación gravitatoria estable que hace que, literalmente, bailen entre ellas, y muy probablemente con planetas asociados. De existir uno rocoso, sería muy parecido a Vulcano, que estaría en la zona habitable (donde el agua puede existir en estado líquido) de la estrella principal, aunque para que tuviera el clima árido del Vulcano cinematográfico debería estar en el borde interno más cercano a 40 Eridani A. La NASA seguirá buscando.

El Vulcano de Star Trek

La agencia norteamericana también anunció hace unos días que la misión InSight (foto de portada), que había sido aplazada temporalmente, finalmente será lanzada en 2018. Esta misión, diseñada para explorar el subsuelo de Marte, tuvo un problema serio con uno de los sismógrafos vitales para ser operativa, por lo que fue aplazada varias veces. Finalmente tendrá ventana de salida para 2018. Este sismógrafo, llamado SEIS por sus siglas en inglés (Seismic Experiment for Interior Structure), sufrió una fuga de vacío que lo inutilizaba, y es el principal instrumento de la nave. Ahora, la NASA quiere enviarla en mayo de 2018 para que llegue al planeta rojo en torno a noviembre. Cuando hablamos de ventana nos referimos a que Marte estará en la posición orbital y a la distancia perfecta respecto a la Tierra para que el viaje pueda ser más corto y seguro. La NASA considera esta misión vital de cara a una futura misión tripulada, ya que podrá obtener datos precisos de la superficie marciana, su composición y su formación.

SEIS es un instrumento de precisión y la gran apuesta geológica de la agencia: es capaz de medir movimientos minúsculos, como la mitad del radio de un átomo de hidrógeno, pero para que funcione debe estar completamente sellado respecto al exterior. Hermético y al vacío para evitar fricciones e interferencias externas que alterarían su precisión y que contaminarían todas las mediciones. Y en un planeta con tormentas de viento, polvo y arena con velocidades por encima de los 100 km/h es lógico que deba estar perfectamente sellada. Para completar la reparación la NASA encargó el trabajo al JPL (el legendario Laboratorio de Propulsión a Chorro) de Pasadena (California), pero con colaboraciones de Francia y Alemania. En total la misión tendrá un presupuesto de 153,8 millones de dólares, y el gran problema será que abrir una ventana para InSight podría retrasar, en teoría, otras misiones de los próximos años.

Ahuna Mons (derecha, junto a un cráter) en la superficie de Ceres

Finalmente, y sin salir tampoco del Sistema Solar, el planeta enano Ceres, inserto en el Cinturón de Asteroides, vigilado y escrutado por la nave de la misión Dawn, no para de dar sorpresas. Cuando no son sus inexplicables luces brillantes o las cada vez más claras opciones de que albergue océanos líquidos bajo su corteza de helada, ahora aparece un “criovolcán”, es decir, un volcán de hielo. La Universidad Estatal de Arizona, institución que colabora con la NASA en la misión Dawn, lleva tiempo examinando cómo se configuró la superficie de Ceres a través de un particular vulcanismo, del que el monte Ahuna Mons es una buena muestra. Es un enorme volcán de 4.000 metros de altura y una base de 18 km y cuya particularidad es que no expulsa lava sino hielo, que es, además, el material sobre el que está construido.

Ahora vamos a intentar explicarlo: un criovolcán funciona igual que un volcán terrestre típico, como una fisura tubular que expulsa materiales del interior del planeta hacia la superficie exterior después de un juego de presiones físicas inmensas que obligan a abrir una vía de escape para esos materiales. La actividad interna genera esa presión, que debe ser liberada de alguna forma. En el caso de un volcán de hielo esto sucede a muy bajas temperaturas, cuando el hielo fundido se eleva desde el interior y sale a la superficie en un estado semilíquido que por el frío se reconfigura como hielo sólido en el exterior. No es agua pura: en realidad es una mezcla de agua con sales minerales y amoníaco, además de otros compuestos menores. Nadie podría beberse esa agua. De momento es el único de este tipo encontrado en Ceres, cuya corteza exterior es una mezcla de roca y hielo fusionadas.

Las hipótesis de por qué se da este fenómeno van amoldadas al vulcanismo tradicional: hay una reserva de hielo, muy probablemente en forma de lodo salado, que expulsó (o expulsará) parte de esa reserva. Se calcula que es “joven” (unos cientos de millones de años), y que está muy condicionado por las características de la superficie y el interior de Ceres: una temperatura media de 40º bajo cero en el exterior combinada con un manto líquido interno a más alta temperatura y que mueve (presiona, eleva, quizás con corrientes interiores que a su vez generan esa presión y que mantienen líquidos los posibles océanos subterráneos). La superficie de Ceres no alberga grandes conos volcánicos, sino grietas longitudinales por donde escapa ese material helado que configura la superficie. Ahuna Mons es una excepción que puede explicar el funcionamiento interno del planeta enano.

Imagen de Ceres captada por Dawn, con las luces brillantes en el fondo de un cráter