El cansancio de los actores (de Jim Parsons en especial), el desgaste de los personajes, la normalidad de lo que en su día fue diferente y atractivo, el exceso de temporadas… sea cual sea la razón, el productor Chuck Lorre, la cadena CBS y los actores han anunciado que la próxima 12ª temporada (que se estrenará el 25 de septiembre en España en Neox en abierto) será la última. Se acabó Sheldon y compañía.

Todo tiene un final, sobre todo cuando se juega con algo tan voluble como es el público frente a una pantalla. La misma volatilidad de las audiencias en ocasiones dan para asentar una serie o una franquicia más allá incluso de lo normal. Unas fracasan al primer intento, otras duran doce temporadas y más de una década que sirven para modificar la cultura popular, crear cientos de referencias cruzadas, normalizar socialmente (y por lo tanto perder parte de su esencia diferencial) una corriente marginal (en este caso la cultura geek que mezcla ciencia, tecnología, cómic, cine y videojuegos, más grandes dosis de fanatismo), pero sobre todo para agotar a los actores. El final de ‘The Big Bang Theory’ lo han propiciado dos cosas: que Jim Parsons, que da vida a Sheldon Cooper, uno de los tres personajes principales (corrección, el principal), haya decidido dejarlo después de doce años, y que la serie ya se había alargado más de la cuenta.

Dicen los críticos de series de TV que de la misma manera que hay que saber construir una historia que enganche al público, hay que saber cuándo matarla para no destrozarla por la reanimación agónica. A ‘The Big Bang Theory’ le ha pasado lo mismo que le ocurrió a ‘Friends’, que tenía que haber terminado mucho antes. Han alargado lo suficiente como para perder el alma, tanto Chuck Lorre, productor y creador como la CBS donde se emite como la propia industria, o los actores, que tienen contratos que en ocasiones rondan el millón de dólares por episodio (y son 24 por temporada, ojo). Es un proceso que ha llevado a algunos a postular la teoría de las “cinco temporadas”: una es síntoma de fracaso, dos de “sí pero no”, tres sabe a poco, la cuarta y la quinta son de regalo en las que mantienes el tono y preparas un buen final. Más allá de la quinta temporada ya es complicado no caer en la vulgaridad, en el vaciado de espíritu de los personajes y la pérdida del norte.

De izquierda a derecha, los actores principales de la serie: Kaley Cuoco (Penny), Johnny Galecki (Leonard), Jim Parsons (Sheldon), Melissa Rauch (Bernadette), Kunal Nayyar (Rajesh), Mayim Bialik (Amy) y Simon Helberg (Howard).

Así pues, ha llegado la hora. Dicen desde EEUU, con revistas digitales y medios especializados, que fue Jim Parsons quien inició el efecto dominó cuando la CBS filtraba que estaba ya preparada para incluso alargar dos temporadas más. Cuentan también que le pusieron sobre la mesa a Parsons un aumento de sueldo estratosférico con 50 millones de dólares a repartir entre los actores por una sola temporada (imaginen ahora la caja que puede hacer la CBS y las productoras de la serie para pagar eso…). Le dijeron que eran la serie más vista de los canales generalistas, con millones de personas en EEUU (y tres o cuatro veces más) atentos a los episodios, convertida ya en uno de los referentes de la cultura popular, la única serie capaz de meterle al gran público (grande por tamaño) la ciencia por los ojos… la producción que reclutó a Stephen Hawking, que logró que todo el mundo conociera qué era el “gato de Schrödinger) y la Teoría de Cuerdas… Nada, se acabó.

Según la web Deadline Parsons y Lorre (que lo habían hablado, debatido y discutido desde el fin de semana pasado, con ofertas millonarias incluidas) aprovecharon una lectura de guión del miércoles pasado para dar carpetazo. El actor pidió la palabra (las lecturas de guión son colectivas y juntan tanto a directores como actores, ayudantes y guionistas) al finalizar la sesión y dijo algo que muchos ya sabían, que lo dejaba, que después de doce temporadas ya era suficiente y que el dinero no era el motivo, que quería hacer otras cosas y que la serie se había convertido en una jaula. De oro, pero una jaula después de todo. Sin Parsons, es decir sin Sheldon Cooper, el personaje principal de la serie, no tenía sentido seguir porque Lorre ya había puesto la línea roja en la ausencia de los tres básicos (Johnny Galecki, que da vida a Leonard, y Kaley Cuoco, que interpreta a Penny). Sin ellos la serie se hubiera desvirtualizado tanto que no tendría sentido, así que el productor anunció que la 12ª era la última. Los contratos de los actores terminan, todos, al finalizar esa temporada.

‘The Big Bang Theory’ empezó a emitirse el 24 de septiembre de 2007 en CBS después de un episodio piloto inicial fallido, mucho más oscuro y vitriólico que se puede encontrar en la red y que parece un universo paralelo: no se desarrolla en la siempre soleada Pasadena, California, sino en la más fría y oscura Costa Este (quizás en Princeton o cerca del MIT), Penny no es una dulce camarera que quiere ser actriz sino una chica alcohólica y juerguista sin oficio ni beneficio, sexualmente muy abierta, Wolowitz y Rajesh no existen, pero sí hay un personaje femenino que parece un cruce entre el Cooper que conocemos y los otros dos mencionados, que además es la amiga con beneficios sexuales de Sheldon, que en la serie es menos infantil y sociópata y mucho más maduro. Los cambios que hizo Lorre después de ver el resultado fueron la clave del éxito de una serie que acumulará 279 episodios cuando haya terminado (la más longeva con público en directo), acumula diez premios Emmy (Parsons incluso tiene un Globo de Oro) y es una máquina de hacer dinero que con las reposiciones probablemente seguirá amasando una fortuna tras otra.

“No lloréis por mi”, dice la frase del héroe. Para los actores se les puede aplicar lo mismo: los tres principales cuentan con fortunas que superan ya los 80 millones de dólares, y el resto había logrado renovar recientemente a medio millón de dólares por episodio. Así que tranquilos. Parsons sigue ligado al personaje, como voz en off y productor asociado de ‘El joven Sheldon’, que narra la infancia del personaje, y recientemente renovada. Una serie alargada de más puede triturar la carrera de cualquiera, encerrándolo para siempre en la psique colectiva del público como un personaje y no salir de ahí jamás. La lista de grandes personajes que han devorado a los actores es tan larga que es casi un subgénero en sí mismo. Uno de ellos, Kunal Nayyar (Rajesh en la serie), incluso bromeaba en una entrevista diciendo que “algún día, de viejo, iré por la calle diciendo que yo salía en The Big Bang Theory”. Todos han tenido otras vidas paralelas, desde el teatro al cine (quien más recorrido ha tenido ha sido Simon Helberg, que es Wolowitz en la serie, incluyendo nominaciones en los Globos de Oro), o en la televisión. Ahora empieza el día después del éxito.

Chuck Lorre (segundo por la derecha) con varios de los actores de la serie

Al margen de lo que les ocurra con sus carreras y de la maratoniana profesión de “ex de The Big Bang Theory” que les espera (la nostalgia y el fanatismo son propios de esa forma de vida geek), la serie llevaba ya varias temporadas dando bandazos. Los puristas dirán que las mejores temporadas fueron las cinco primeras, cuando los personajes eran todavía marginales sentimentalmente y socialmente, cuando eran algo más auténticos y no gente normal con vidas normales al margen de sus profesiones en la ciencia. Sheldon incluso se ha casado y ya tiene una vida sentimental común y corriente, cuando precisamente era su sociopatía apenas disfrazada lo que le hacía tan atractivo para el público, porque hacía lo que a muchos les gustaría. Wolowitz era un ingeniero salido y cómico que se ganaba el sueldo de las risas con el humor ácido y vitriólico, persiguiendo cualquier cosa con faldas. Rajesh no podía hablar con las mujeres y era el compañero fiel de Wolowitz, un marginal absoluto dada su condición de hindú emigrado en un país que ya no esconde su racismo visceral hacia cualquier cosa que no sea blanca y cristiana.

Y luego las chicas: Cuoco había dominado por completo al personaje de Penny, que con los años había perdido la ternura y simpatía de la camarera con ansias de actriz que encandilaba a Leonard (Johnny Galecki), se había casado con él y había logrado que el personaje de Galecki, quizás de los más planos del elenco a pesar de las tramas sobre su psique atormentada por una madre fría y distante o los abusos en el colegio, resultara ya más predecible. Las otras dos Amy (Mayim Bialik) y Bernadette (Melissa Rauch) fueron dos buenos fichajes que abrieron nuevas vías a la serie, evitaron que decayera el tono, pero que contribuyeron a que los personajes masculinos se deslizaran desde la marginalidad que les hacía atractivos hacia la normalidad. Malo. Cuando basas tu éxito en la diferencia, vulgarizarles no es la salida. Muchos apreciarán que la serie haya mejorado con esa deriva, pero siempre habrá puritanos que exijan la crudeza del principio. Wolowitz ha terminado casado y con dos hijos, Rajesh ya habla con las mujeres e incluso salió con dos a la vez…

Parsons dejó un mensaje: “Es casi imposible aceptar que esta es una foto del primero de los 24 capítulos finales que grabaremos de The Big Bang Theory”, donde agradeció al equipo “muchos de los cuales han estado con nosotros desde el día uno”, los guionistas “pensaron esta serie, ellos crearon estos personajes, son quienes encuentran formas de que todo fluya de forma orgánica y entretenida para mantener con vida esta serie”. También agradeció públicamente al resto de actores y actrices, “han estado en una escena o en muchos episodios: sois mis compañeros, a los que quiero y quienes se han convertido en parte de mi vida en el plató y fuera de él”. Según los medios norteamericanos el adiós no levantó demasiados problemas entre varios miembros del elenco, ya que muchos (Galecki entre ellos) ya habían insinuado que estaban agotados y necesitaban cambiar de aires.

Lo que quedará ahora es esa sensación nostálgica de vacío que le quedará a los fans de la serie. Una vez que termine se quedarán angustiados por no tener una cita rutinaria con ellos, un frío en el estómago que hará que sus vidas sean algo más vulgares y predecibles. Tranquilos, será pasajero salvo transtorno psicológico severo. Es la proyección de deseos y sensaciones que producen los productos televisivos a los que te enganchas, ese “mono” a no tener más Sheldon. Entonces pasarán a la siguiente serie de añoranza, y con el tiempo a ‘The Big Bang Theory’ le ocurrirá lo mismo que a ‘Friends’: envejecerá, su recuerdo se perderá con la nostalgia de las vidas de los espectadores, los actores y actrices intentarán seguir con sus carreras y se hartarán de que les recuerden por la calle como Penny, Leonard, Sheldon o Amy, les llamarán para una y mil conferencias in memoriam, les acosarán con la posibilidad de reunirlos de nuevo en el set, y finalmente alguien se preguntará “¿por qué no terminaron la serie antes?”.