¿Arte o pedagogía? O ambas cosas unidas, eso es Painters Guild, un juego que tiene mucho que ver con el arte y en el que en lugar de matar, conseguir puntos o atravesar un nivel tras otro hay que convertirse en un artista del Renacimiento italiano. 

No es un simple juego, es mucho más, es una iniciativa dentro de la familia de los etiquetados como “indie games” que une de manera primorosa la historia del arte y el arte mismo con el mundo del ocio electrónico. El objetivo es convertir al jugador en uno más de una de las épocas más gloriosas del arte occidental, el Renacimiento de figuras como Leonardo da Vinci, Bottichelli, Miguel Ángel o Rafael. Es más, le obliga a ser jefe de gremio, árbitro entre pintores, lidiar con los mecenas y conseguir que tu grupo de genios no termine dividido y en trifulcas.

Será en agosto cuando se ponga a la venta de manera definitiva, ya que actualmente está en sus versiones iniciales de prueba. Y hay que tener muy en cuenta un detalle: es un juego indie basado en el pixelado estético, es decir, en el pixelado típico de los años 80 y 90, al menos en sus versiones iniciales pero no a la hora de crear, lo que lo convierte, efectivamente, en uno más de ese tipo de ocio electrónico y estético retro que tanto ha prosperado en los últimos años, siempre al margen de las grandes producciones donde la tecnología punta es esencial para poder lanzar el producto.

El juego es originario de Brasil, donde un profesor de Historia llamado Lucas Molina se las ingenió para unir el mundo de los videojuegos con el arte y la pedagogía, eso tan necesario en una sociedad donde nada se puede dar por supuesto y donde la educación escasea. Molina lo hizo porque los videojuegos son un campo de expresión muy útil que todavía no se ha explotado al máximo, y menos con motivaciones como el arte y la educación. Molina logró interesar al desarrollador Valve, que a través de su plataforma de venta online permitió crear y vender el juego y ha resultado ser un éxito.

El punto de partida es la gestión de un taller inscrito en el gremio de artistas y pintores. El jugador se comparta como si fuera uno más pero con la responsabilidad de maniobrar entre artistas, mecenas, leyes, políticos y la propia Historia. Desde decidir si acepta o no a artistas huidos a permitir que haya, y he aquí un guiño al presente, que tengan relaciones sexuales entre ellos, algo penado en la época y que podría dar al traste con toda la partida. Un punto de vista muy avanzado donde no hay niveles sino tareas y desafíos que deben ser afrontados con éxito. El jugador-maestro debe gestionar el gremio y conseguir las mejores obras para los suyos. Y por el camino, crear obras de arte únicas y ganar peso por el talento ajeno.