Seguramente han visto una película de ciencia-ficción llamada ‘The Core’. Pues a una escala menor, eso sí, es lo que intenta hacer el ingeniero Charles Bombardier con Vulcan, un vehículo robótico capaz de atravesar la lava sin descomponerse y que investigará el interior del planeta.

Lo haría más allá de la superficie sólida de la Tierra, la corteza terrestre, donde no llega la minería moderna, hacia el Manto del planeta, sometido a grandes presiones y a temperaturas elevadísimas y donde circula por subducción la lava que alimenta la tectónica de placas y las erupciones volcánicas. Bombardier, conocido por sus diseños pioneros, ha creado el Vulcan para que se pueda utilizar para “estudios y probar teorías en la parte de la Tierra que no se ha explorado todavía y que es una de las más grandes, el espacio entre la corteza y el núcleo terrestre”.

El diseño de vehículos robóticos es una de las grandes vertientes de la exploración dentro y fuera del planeta. Porque el mismo modelo del Vulcan se podría utilizar para enviar a lunas y planetas donde también hubiera una fuerte actividad volcánica, tal y como ha sido diseñado por Bombardier, con una capacidad hasta ahora inédita: aguantar temperaturas por encima de los 2000º C gracias a una campa de cerámica especial que recubre todo el vehículo.

La temperatura de la lava depende siempre del material del que proviene: el punto de fundición de un material no es el mismo que otro, de tal forma que las temperaturas varían mucho. Lo normal es que el arco térmico vaya entre los 800º y los 1300º. Esa cubierta de cerámica de alta resistencia no evitaría que el sistema interior tuviera que ser refrigerado de forma continua ante la acumulación de calor inducido desde el exterior, ya que la capa sólo sirve de aislante.

El propio Bombardier entendió que no será fácil realizarlo porque a día de hoy la tecnología no está tan avanzada. Habrá que esperar a más capacidad en el futuro, y sobre todo, aguantar para que pueda ser útil. La esperanza del equipo es crear versiones cada vez más avanzadas que incluso, en un futuro, puedan incluso ser tripuladas por humanos. Como en ‘The Core’.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentaría un vehículo subterráneo es la forma de impulso: cómo se propulsaría el Vulcan cuando el líquido que lo rodearía sería una masa viscosa con más densidad que cualquier otro y que está a una temperatura inmensa. La solución propuesta por Bombardier son las ondas de choque por impacto o bien ondas sonoras concentradas que podrían desplazarlo en medio de ese material. Otro problema es cómo recogería las muestras: sencillo, usando el mismo material de la protección pero modificándolo para poder moverse y capturar muestras al utilizarse también aleaciones especiales con los nuevos materiales.

El estudio del manto terrestre sería una gran noticia: permitiría conocer mejor el funcionamiento interno de una capa del planeta que es fundamental para nosotros, pues es la que genera la tectónica de placas y todo el sistema vulcanológico mundial, con lo que comprender mejor su comportamiento podría ayudar a predecir erupciones volcánicas y terremotos, una de las grandes fronteras científicas y con aplicaciones inmensas, desde evitar desastres naturales que podrían afectar a cientos de millones de personas a comprender mejor cómo funciona un planeta activo.