Ya lo avisamos, el pasado día 2 de este mes, de que ‘Cómo acabar con tu jefe’ tenía ese inconfundible olor a gran producción para palomitas. Después de ver el preestreno, hay tantas razones para verla (cinco, nada menos) como para no verla, pero eso mejor no contarlo, porque igual cada una de las primeras podría ser un motivo para no pagar la entrada. Ante la disparidad de criterio del público, que bailó entre el amago de irse a los diez minutos y la carcajada abierta y sincera. Para gustos, colores, o en este caso, mejor dicho, el tipo de humor que es la base de la película, la stand-up comedy salida de garitos de Brooklyn, Chicago o Los Ángeles, y que nada tienen que ver muchas veces con el público español.

Razones para verla:

1. Jennifer Aniston en el papel de zorra recalcitrante: lo borda, al menos con el doblaje al castellano, que luego habrá que verla en el original en inglés. Y con permiso de la palabra, que es una de las más repetidas en una película muy subida de tono en el lenguaje, inconfundible en la mano de Seth Gordon, que hace de director y cuela su particular visión.

2. La combinación del trío protagonista: desde Jason Sudekis a Jason Bateman, pasando por el todavía desconocido (en España) Charlie Day. Más que uno por uno por separado habría que quedarse con las escenas de conjunto de los tres: hierático Bateman, exagerado Day, mucho más del estilo Saturday Night Live Sudekis, que por algo es de los veteranos del programa.

3. La Warner Bros, que ha debido de gastarse una pasta inmensa para fichar como secundarios a Jennifer Aniston, Colin Farrell y Kevin Spacey. Además de Jamie Foxx. Más que rebajarse ellos el caché lo debe haber subido la Warner, que se ha marcado la chulería de poner el dinero para tener semejante reparto. No lo dan todo, pero desde luego ayudan a que los otros tres cómicos tengan cierto soporte al final.

4. El lenguaje: por la misma razón que el abuso de tacos y frases hechas homofóbicas, machistas o el abuso del sexo (en todas sus versiones) como recurso cómico aburre hasta las ovejas, aquí es tal el desbarre del guión que llega a resultar incluso entretenido. Cualquiera que haya asistido a un monólogo de garito, de los buenos, de los de verdad, sabe que muchos de ellos son así. Además, si Seth Gordon, como dije antes, está al mando, no hay que esperar más que eso. Es la “vieja nueva comedia americana”, igual de entretenida que antes pero con más “gay, zorra, puta, tu madre también” de lo acostumbrado.

5. Las bromas ocultas: el público español es bien dado a la carcajada, así que apenas notó las bromas más crueles y quizás inteligentes, muy efectivas, que apenas fueron apreciadas pero que son de lo mejor del guión. Ahí van dos: llamar a un paralítico en silla de ruedas “profesor Xavier” es una referencia tan buena que casi nadie la pilló, y decir “no te me pongas Jodie Foster con lo de la violación” es una cabriola referencial que no todos supieron entender. Quien haya visto ‘Acusados’ saben que el humor negro en EEUU es una rara avis pero muy, muy, muy lucrativa. Si no que se lo pregunten a los cómicos de Nueva York.

Así pues, bien merece la entrada, aunque hay que ir con palomitas, refresco y la moral bien apagada, como el móvil.