La crisis económica en la producción de libros ya tiene una cifra: 30% de caída libre sin paracaídas desde 2007 según cifras de la Asociación de Editores de Madrid.
A este descenso, a este gran mordisco económico va aparejado otro laboral: en apenas un años, de 2011 a 2012, donde hay cifras concretas, se pasó de 13.441 puestos de trabajo en edición a 12.689. Y sólo en ese año de medición hay otro porcentaje brutal: ha caído el negocio un 13%. Faltan por conocerse todavía las cifras definitivas de 2013 y poder medir el palo anual que sufre el sector, acosado por la caída del consumo, de ingresos, de la piratería que cabalga sobre el formato pdf y de la falta de lectores.
La Asociación de Editores de Madrid destaca que la venta de libros digitales es aún “testimonial” ya que, según datos de 2012, solo se venden 80 millones de libros en este formato, una cantidad alejada de los 1.700 millones de ejemplares en papel que se facturan. Y el principal escollo es la mencionada piratería que rebosa las plataformas de distribución digital existentes. La gente se pasa entre ellos los formatos pdf. Un sólo usuario puede hacer mil copias de un libro de Pérez-Reverte en formato digital que puede valer, por ejemplo, un euro. Otro dato: el número de libros vendidos no se corresponde con el de tabletas o eBooks que hay en España, si bien podría ser que un mismo usuario descarga más que diez juntos. Es opción parece no haber sido contemplada por los editores.
La Ley de Propiedad Intelectual es una de las claves para poder revertir la situación, pero ha sido demorada una y otra vez hasta este año. Los editores esperan que así se reduzca el tiempo para actuar contra las webs que distribuyen contenidos ilegalmente. No obstante obvian otra realidad: los usuarios privados que se pasan unos a otros de forma unipersonal esos archivos y que son también parte del problema. En este sentido también quieren que se castigue al que descarga y no sólo a la plataforma de distribución ilegal.
Los editores siguen en pie de guerra por el cánon digital, es decir, que quieren que se implante definitivamente y no haya que espera a que un juez decida caso por caso. Eso colapsaría el sistema. De 40 millones de euros el sector pasó a ingresar sólo 8 millones cuando el PP decidió pasar ese ingreso a los presupuestos estatales, con lo que es el gobierno el que se queda con el dinero y luego lo distribuye en lugar de ir directamente a las empresas.
Otra de las viejas reivindicaciones del sector editorial es descender el IVA de los libros digitales (que se encuentra en el 21%) al 4% en el que se encuentra el libro en papel. Según argumentan los editores, la ventaja de grandes compañías como Amazon será “muy difícil” de recuperar, porque es complicado que el usuario cambie a una librería española. Y todo esto cuando el sector español es el cuarto del mundo y apuntan a que son mucho más fuertes económicamente que el cine.