Raphael es cabeza de cartel del Sonorama, uno de los festivales más reseñables de los que hay en España en cuanto a público y reputación.

Sin duda un golpe de efecto para el Sonorama, porque el movimiento publicitario de los organizadores del festival indie burgalés es un órdago a tener en cuenta. Hace poco aseguraba Raphael que él siempre fue un moderno. Pero bromas aparte, a día de hoy quizás sólo el gusto retro de una parte de la comunidad hipster y algunas perversas ganas de partirse de risa podrían llevar a Raphael a compartir cartel con Los Planetas, Amaral, Iván Ferreiro, los resucitados Duncan Dhu (otro guiño retro más), Niños Mutantes y una larga nómina de grupos para Aranda de Duero entre el 13 y el 16 de agosto. En total 114 grupos o solistas.

Ya el año pasado la organización empezó esta deriva de marketing de impacto: nada menos que Loquillo fue el que abrió el festival, y aunque resultó extraño el señor Sanz no deja de ser uno de los nombres propios de la música española del último cuarto de siglo XX, pero quizás más cercano a lo que es un festival. El cantante jienense ha conseguido 330 discos de oro, 50 de platino y uno de uranio por ventas superiores a los 50 millones de ejemplares, además de una interminable relación de galardones, pero nunca había siquiera participado en algo parecido a Sonorama. Porque es que no hay que olvidar que Raphael tiene 70 años (podría ser abuelo de la mayoría de los músicos que van a compartir escenario con él) y que tiene muy reciente un recopilatorio de su vida, ‘Mi gran noche’.

Cuesta trabajo entender por qué los organizadores de Sonorama han contratado de cabeza de cartel a Raphael, tan legendario como en las antípodas de lo que ha sido este festival. Cuesta también trabajo entender por qué para llamar la atención se han prestado a hacer el juego a esa corriente kitsch que asimila a la cultura pop los iconos de la posguerra española. A fin de cuentas Raphael fue en parte responsable del desarrollo del pop en España. Es un músico al que no se le niegan méritos, pero es algo “bizarro”, no por la antigua definición de bizarro (caballeroso y honorable), sino por la más contemporánea: extraño, raro, freak incluso. Pero ha sido un golpe publicitario que ha puesto al festival un poco más en los medios, y de paso asegurarse que siga siendo uno de los que más asistentes tenga, con la esperanza de superar los 40.000 asistentes.

Sonorama Ribera cumple 17 años y quiere mantener a toda costa su sello indie en medio de la naturaleza, mezclando la vida rural (vinos, gastronomía, tranquilidad) con la música. El miércoles 13 arrancará en solitario Los Planetas con Automatics y Hermanos Cubero, mientras que el jueves 14 serán cerca de cuarenta bandas en todos los escenarios con Raphael, Iván Ferreiro, Niños Mutantes y We Are Standard entre ellas. El viernes 15 Amaral, Fuel Fandango o Izal serán los principales grupos junto con Second, Depedro, y una larga nómina de bandas y solistas de corte ecléctico los que podrán disfrutar de su tiempo de gloria. Y para cerrar, el sábado 16, los australianos Cut Copy, Duncan Dhu, El Columpio Asesino y Nacho Vegas.