La editorial Siruela publica algo muy peculiar, la primera novela de Fo, sobre Lucrecia Borgia, y el compendio ‘Misterio bufo y otras comedias’.
Para los que no están habituados a deambular entre libros el nombre de Darío Fo les sonará a poco: a pesar de su inmenso talento y vida azarosa marcada por la rebeldía y la acción política, Fo nunca ha sido un gigante de las letras. Más bien de las tablas: es dramaturgo. Sin embargo muchos le conocimos por los libros que recogen sus mejores textos escénicos, como ‘Muerte accidental de un anarquista’, delirante, lectura obligada para entender el humor negro, ácido y sarcástico de este Premio Nobel (1997) inmenso como su sonrisa.
Nacido en el lejano 1926, en la Lombardía, es el típico producto del teatro italiano: actor y autor al mismo tiempo, culto, irreverente, agudo y fino en su olfato político. Y ha hecho de todo, desde el éxito a enfrentarse con el sistema. Lo que no había hecho nunca hasta ahora era escribir una novela. Se ha quitado esa espina con 88 años con ‘Lucrecia Borgia, la hija del Papa’, editada en español por Siruela (274 páginas, 19,95 euros, 9,90 euros la versión electrónica), que de paso también ha reeditado ‘Misterio bufo y otras comedias’ (356 páginas, 19,95 euros, 9,99 euros la edición electrónica), compendio de parte de sus mejores textos teatrales.
Lucrecia Borgia, más allá de la leyenda que le atribuye sexo y asesinato a partes iguales a las órdenes de su padre Rodrigo Borgia y de su temido hermano, César Borgia. Pero mucho más: hija de un Papa, tres veces casada, un marido asesinado, un hijo ilegítimo… todo en 39 años en pleno Renacimiento y un sinfín de mitos y leyendas a su alrededor, tejidos por las obligaciones impuestas por los hombres de su familia y los enemigos de la misma, que eran legión. Una vida de privilegios y lujo compensada en negativo por todo tipo de vaivenes vitales que terminaron por llevársela antes de tiempo. Darío Fo hace en este primer texto novelesco una reconstrucción en positivo, despojando de capas a esa cebolla que es toda vida humana.
Fo se mete de lleno en lo que fue (y debió ser) la realidad de Lucrecia, libre de escándalos, de reconstrucciones históricas, se centra en la mujer y derriba los muros de los clichés sexuales, siempre impregnados de machismo que ayudaron a crear una imagen novelesca muy útil para la sociedad imperante. Incluso hoy. Según Fo más allá de ese tópico de mujer lujuriosa, llena de pecados y ninfómana había una víctima de su familia insertada, para bien o para mal, en aquella Italia del Renacimiento, tan talentosa como incoherente e hipócrita. Baste saber que la católica y papista Roma era la ciudad con mayor concentración de burdeles y sicarios de toda Europa y probablemente del mundo. En una ciudad donde sólo había curas, monjas, frailes y nobles que hacían ejercicios de fe cristiana a diario. La misma Roma contra la que se reveló Martín Lutero.
El arte de los bufones y Fo
Dario Fo convirtió parte de la herencia medieval italiana, lo que aquí conocemos como Comedia del Arte, en un arma para mofarse del poder. Igual que los antiguos bufones, que se convirtieron en un personaje recurrente en las obra de Fo para contar las verdades. En las antiguas cortes medievales sólo el confesor y el bufón estaban realmente cerca del Rey, y sólo a él se le permitía contarle las verdades, entre bromas, al amo y señor. Precisamente le concedieron el Nobel en el 97 por “mofarse del poder y restaurar la dignidad a los oprimidos en la más pura tradición de la juglaría medieval”.
De esa estructura surgiría la obra más famosa de Fo, ‘Misterio Bufo’, el texto más significativo de su investigación sobre las raíces del teatro popular, que fue siempre su gran objetivo y pasión, hasta el punto de romper con la burguesía que le había encumbrado en sus primeras etapas teatrales. Las piezas que componen el texto están cargadas de un aire grotesco que inunda los espacios de lo sagrado (la religión, el poder, las clases sociales) y expone de la mano de Fo la podredumbre o corrupción moral en la que vivía el clero durante el papado de Bonifacio VIII, o bien para parodiar la resurrección de Lázaro o el milagro de las bodas de Caná, que se convierten aquí en metáforas de nuestra realidad actual.
Biografía de Darío Fo
Nacido el 24 de marzo de 1926 en San Giano, Varese, hijo de una campesina y un ferroviario que también se dedicaba a la actuación como aficionado. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Brera, Milán, con la intención de convertirse en arquitecto, pero al estallar la Segunda Guerra Mundial tomó una de sus primeras decisiones políticas: se pasó a la resistencia partisana contra Mussolini y sus aliados nazis, que terminaron por invadir Italia. Después de la guerra inicio a su trayectoria como actor, participando en diversos grupos teatrales que actuaban en pequeños locales, entre ellos el de Franco Parenti. Al mismo tiempo escribió sus primeras obras para ser interpretadas en el teatro, la radio y la televisión. A mediados de los años 50 también trabajó como guionista cinematográfico.
En 1954 Darío se casó con la actriz Franca Rame, con quien fundó en 1959 la compañía teatral Dario Fo-Franca Rame. Tuvieron éxito, pero también problemas con la censura y que colocaran sobre ellos el ojo del poder. Sus obras, con gran carga social, fueron en muchas ocasiones víctimas de la censura, como ‘Los Arcángeles no juegan a las máquinas de petaco’ (1959), ‘Tenía dos pistolas con los ojos blancos y negros’ (1960), ‘Quien roba un pie es afortunado en amores’ (1961), ‘Isabela, tres carabelas y un charlatán’ (1963) o ‘La culpa siempre es del diablo’ (1965). En televisión (con el programa ‘Canzonissima’) también vio bajar la guadaña más de una vez por parte del poder político.
En 1968 Fo y su mujer se implicaron más en política, aproximándose al Partido Comunista, y como casi todos los grandes autores y artistas que hicieron esta simbiosis, terminaron escaldados, con lo que se produjo un progresivo alejamiento de los grupos comunistas. Ese año crearon su nueva compañía, Nuova Scena, adscrito a la corriente del PCI, de la que se alejarían en 1970 con la creación del Colletivo Teatrale La Comuna. En esa época es cuando se publica ‘Misterio Bufo’ (1969) y ‘Muerte accidental de un anarquista’ (1970), quizás sus dos mejores obras. El peor momento llegaría en 1973, cuando un grupo de neofascistas, quizás acunado por el Estado italiano (muy permisivo con las sombras fascistas, como se sabría cuando se destapó la red Gladio), secuestró a Franca Rame, que fue torturada y violada. Después de un tiempo de reposo tanto Fo como Franca no cejaron en sus ideas y aumentaron incluso todavía más la crítica.