Arturo Pérez-Reverte presenta hoy mismo su nueva novela, ‘Hombres buenos’, una aventura con mensaje, la de la lucha de un par de valientes a favor de la Razón, el conocimiento, la civilización, la ciencia y el sentido común frente al miedo, el despotismo, la ignorancia y la tradición. España resumida en una loca carrera.
Pérez-Reverte no tiene filtros diplomáticos más allá de lo que necesita, juega a ser un deslenguado al que le importa un comino lo que digan de él, capaz de escoger con mimo sus apariciones en televisión o en la radio para tener más impacto, y ofrecer ese perfil de soldado coracero del XVII a punto de partirte en dos de un mandoble. Cuida la imagen que da, o cuando menos ofrece una apariencia de estar por encima de todo y de vivir por la amistad, los libros y seguir con la causa. Y su causa son los libros. Pérez-Reverte es un bibliófilo de primera categoría, capaz de enhebrar ideas como que la verdadera patria es la lengua que hablas y tu hogar la biblioteca mientras define como analfabetos funcionales a la casta política-económica que nos gobierna.
Aunque está en venta desde el 12 de marzo, hoy día 17 es cuando Arturo Pérez-Reverte viste de largo la portada roja que ha preparado Alfaguara para su última novela, ‘Hombres buenos’ (22,95 euros), una obra diferente y particular, una aventura de buenos civilizados e intrépidos, malos reaccionarios y mucho más que malos, idiotas, que son la clave para explicar aquella España que ya se rompía en dos lentamente. A un lado los ilustrados del siglo XVIII, a otro los de siempre, esa España oligárquica, servil, meapilas, ignorante (y orgullosa de serlo), siempre lamiendo sotanas y babuchas de reyes-emperadores que soñaban con ser los elegidos de Dios y arruinaban a los españoles generación tras generación.
La base de ‘Hombres buenos’ es precisamente también la del propio Pérez-Reverte, un ilustrado castizo que mezcla lo mejor del mundo afrancesado del XVIII y el pragmatismo anglosajón con la aventura. Para un escritor que carga con la leyenda de ser el Dumas español, pero muy tamizado claro está, sus obras tienen cada vez más de sentimientos e ideas que de propia aventura. Pero no deja de ser una carrera aventurera la historia de Hermógenes Molina y Pedro Zárate, un bibliotecario y un almirante, que viajan a Francia para comprar la primera edición de la Encyclopédie de D’Alembert y Diderot, libro prohibido, satanizado y que fue la Biblia laica de la Ilustración, el primer intento de sistematizar el conocimiento y liberarlo por completo del peso de la tradición religiosa y aristocrática.
Ese pulso entre dos mundos, que todavía hoy marca a España, ya brotó en aquella época. Faltaba algo de tiempo para que lo hiciera de forma traumática con la invasión francesa, pero la simiente de la rivalidad entre una España progresista, ilustrada y europea con la otra España tradicional, religiosa y ultramontana ya estaba plantada. En realidad Pérez-Reverte la escenifica por parejas: Molina y Zárate a un lado, y otros dos académicos mezquinos dispuestos a lo que sea con tal de hacerles fracasar en su viaje. Todo con el toque revertiano: lenguaje rico en matices, a ratos delirante, a otros más pausado, su toque personal de capa y espada y esa rara habilidad que tiene para la novela histórica.
Pérez-Reverte incide también, una vez más, en su perfil de héroe: honor, honestidad, resistencia y bondad, pero no la bondad contemporánea sino la antigua, la clásica de la civilización occidental, que tenía mucho de caballerosidad pero sobre todo de valor frente a las dificultades y honor, una palabra ya olvidada. La contraposición entre los héroes revertianos y el día a día de nuestro tiempo en crisis crónica revuelve al lector a lo largo de las casi 600 páginas del libro. Porque es casi inevitable, como han hecho muchos periodistas, establecer comparativas entre lo que narra ‘Hombres buenos’ y lo que le cae hoy encima a España. La destrucción de la cultura, esa gran víctima de un gobierno sin preocupación cultural alguna y que parece vengarse del arte y la ciencia, como los perversos villanos de la novela de Pérez-Reverte.
La España de hoy pinta como aquella España dieciochesca donde entraba de tapadillo la Ilustración. El país actual es más libre, más democrático, más progresista y ambicioso, pero sigue gobernado por los herederos de aquellos villanos de novela. Pero ahora, como bien contaba en la Sexta el autor, “los malos son peores, porque son idiotas, y un idiota es mucho más peligroso que un perverso villano, porque con éste se puede negociar o pactar, pero con aquel es imposible”. Pérez-Reverte hace honor a ese dicho de que nadie hace más daño que un imbécil en el trono. Quizás la novela sea la pequeña venganza literaria, un recordatorio optimista de lo que los hombres buenos y justos pueden hacer por el resto de la sociedad. Ojalá conmueva conciencias y pueda ser una novela útil para todos, al menos más que para sus fans, que ya se preparan para abordar otra pieza del amado y odiado Pérez-Reverte. Pero para gustos, los hastíos de cada cual.
Sinopsis. A finales del siglo XVIII, cuando dos miembros de la Real Academia Española, el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate, recibieron de sus compañeros el encargo de viajar a París para conseguir de forma casi clandestina los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D’Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España, nadie podía sospechar que los dos académicos iban a enfrentarse a una peligrosa sucesión de intrigas, a un viaje de incertidumbres y sobresaltos que los llevaría, por caminos infestados de bandoleros e incómodas ventas y posadas, desde el Madrid ilustrado de Carlos III al París de los cafés, los salones, las tertulias filosóficas, la vida libertina y las agitaciones políticas en vísperas de la Revolución francesa. Basada en hechos y personajes reales, documentada con extremo rigor, conmovedora y fascinante en cada página, Hombres buenos narra la heroica aventura de quienes, orientados por las luces de la Razón, quisieron cambiar el mundo con libros, cuando el futuro arrinconaba las viejas ideas y el ansia de libertad hacía tambalearse tronos y mundos establecidos.
Sobre el autor. Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) fue reportero de guerra durante veintiún años y es autor, entre otras obras, de ‘El maestro de esgrima’, ‘La tabla de Flandes’, ‘El club Dumas’, ‘La piel del tambor’, ‘La carta esférica’, ‘La Reina del Sur’ y de la serie histórica ‘Las aventuras del capitán Alatriste’, de la que su última entrega es ‘El puente de los Asesinos’. Es miembro de la Real Academia Española y sus libros se han traducido a 41 idiomas.