Roman Polanski ha vuelto después del borchorno suizo de ser detenido por un delito nunca bien aclarado. Y lo hace con una irreverente obra de teatro de Yasmina Reza sobre la paternidad y el falso civismo de nuestra sociedad. Reza es una estrella literaria en Francia, donde ha deambulado del conservadurismo al liberalismo en un viaje de ida y vuelta que, sin embargo, sirve a Polanski para dar unas bofetadas cinematográficas a esa misma sociedad bienpensante que le colgó de una farola antes de tiempo. Y lo hace en el escenario cerrado de un apartamento neoyorquino y con cuatro actores grandes, inmensos: Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz y John C. Reilly. Entre los cuatro suman cuatro Oscar y muchas tablas. Este navajazo hay que verlo, sí o sí.

SINOPSIS: Dos niños de unos once años se enfrentan con violencia en un parque. Los padres de la “víctima” han invitado a su casa a los padres del “matón” para resolver el conflicto. Lo que comienza siendo una charla con bromas y frases cordiales adquiere un tinte más violento a medida que los padres van revelando sus ridículas contradicciones y grotescos prejuicios sociales.