Mañana viernes es el Día de los Libreros, una particular fórmula para recordar uno de los oficios más viejos y bonitos que existen, pero que hoy en día está en pleno retroceso y hundimiento, acosado por la crisis económica, el aumento de ventas en formato electrónico y la todavía minoritaria piratería, que se supone crecerá lentamente con el tiempo. Un día de acceso libre y un horario alargado hasta las 22.00 horas en toda España.

Según el gremio de librerías independientes, que no forman parte de grandes cadenas industriales y mercantiles, trabajan “para difundir el libro y fomentar la lectura y para conseguirlo ofrecemos un marco ideal, el marco cultural que necesita el libro. Las librerías independientes españolas somos un espacio que propicia el encuentro entre lectores y libros en un entorno lleno de alicientes culturales y donde prima la atención personalizada de libreras y libreros comprometidos con su oficio. Comprar un libro en una librería independiente tiene valor añadido y los lectores lo saben”.

Para eso funcionará como un Día del Libro habitual, con descuentos y regalos, obsequios para el principal objetivo de todo librero, el lector. Un sobreesfuerzo para evitar que los clientes escapen y, sobre todo, que vayan a las grandes tiendas como la Fnac, El Corte Inglés o la Casa del Libro, que copan la cúspide de ventas en el país, mientras ellos pierden un 7% en 2010; ante esto, autores, editores y libreros han hecho piña en defensa de las librerías.