Juanjo Guarnido (autor de la saga ‘Blacksad’) y Alain Ayroles imaginan en forma de novela gráfica, idioma quevediano incluido, la continuación de la vida del Buscón, el más célebre personaje de la picaresca española del Siglo de Oro, símbolo cultural y creación única de Francisco de Quevedo. Lo imaginan además rumbo hacia la eterna escapatoria de todo súbdito de las Españas en los siglos anteriores: las Indias.
IMÁGENES: Norma Editorial
Lo que publicó Norma Editorial el pasado 22 de noviembre es un regalo para lectores clásicos, amantes del cómic y conocedores de la parte más elegante y truculenta de aquel antiguo Imperio Español en el que no se ponía el Sol, ni física ni moralmente. El granadino Juanjo Guarnido, artista de la multipremiada ‘Blacksad’, y el genial guionista Alain Ayroles (‘De capa y colmillos’) nos brindan la continuación de ‘La vida del Buscón’, de Francisco de Quevedo. Un personaje, Pablos de Segovia, que es tan mentiroso como destinatario de la empatía cómica del lector, que encuentra en el superviviente tramposo, embustero e inmoral, un reflejo distorsionado de lo que todos los españoles creen ser, creen ver en su subconsciente y la sociedad en la que viven. En unos tiempos en los que la corrupción colmó el vaso de la paciencia de los ciudadanos, resulta curioso ver al personaje de Quevedo seguir con el mismo modus operandi, a un lado y al otro del Atlántico.
‘El Buscón en las Indias’ es el intento del dibujante Guarnido y el guionista francés de recrear lo que bien podría haber sido la continuación de las andanzas del Buscón, el mayor sinvergüenza de las letras españolas, que necesitado de sobrevivir y prosperar realiza el mismo viaje que cientos de miles de españoles durante generaciones, “hacer las Indias”, un viaje hacia América arrastrando consigo aquella España de palacios inmensos y pobreza de iguales dimensiones. Un viaje humano en el que pasará de las calles anegadas de miseria a los palacios, de las selvas amazónicas a las cumbres de los Andes, en busca de ese otro sueño hispánico nunca realizado, encontrar El Dorado. En realidad es una conjetura literaria: Quevedo quiso escribir un segundo volumen que nunca llegó a culminar, dejando la que es quizás su obra más famosa como una pieza solitaria.
El Buscón, martirizado (o no) con la profecía de su padre (“¡No trabajarás!”), decide perseguir el oro y la vida fácil con ese golpe maestro que le arregle la vida o cuando menos se la haga más aceptable. Lo que hoy denominamos “pelotazo” y que entonces era poco menos que una filosofía de vida y penurias. Pero por mucho que Pablos persiga, no encuentra sin dolor, porque, como dice el propio Buscón, “la vida del villano es como yegua penca. Uno cree tenerla por las riendas, pero la muy empicada se acula”. El pícaro ejerce de narrador de sus propias vivencias, mezcla de divagaciones, recuerdos y quizás más de una mentira, un proceso de creación de la ficción en la que narra cómo llegó al Nuevo Mundo, la complicada forma de vida de los colonos, los indígenas y los conquistadores (peores aún que los primeros) que abrían senda entre montes, selvas, estepas y cumbres a sangre y fuego, sin más ansia que el oro. Atrás quedaban la Corte de Madrid, los libertos y los juegos de capas y navajas que habían caracterizado parte de su vida.
Viaja del Caribe y la Nueva España hacia el sur, al Perú, un imán para sueños y mentes que persiguen El Dorado a toda costa. La vida del Buscón imaginada por Ayroles y dibujada por Guarnido llevan a Pablos de Segovia a perseguir el mismo sueño de todos, la riqueza de los emperadores incas, la ciudad de oro, ese El Dorado que cegó a la pesadilla andante que fue Lope de Aguirre. La narración que hallará el lector no es la de grandes hombres, sino la de los miles de parias de la Tierra que huían de la injusta y tenebrosa España hacia un lugar mejor donde el mérito y la astucia sirvieran de algo. Todos sueñan con ser más libres y poder comer cada día, o ser ricos y no tener que bajar el espinazo nunca más. Por el camino vemos ese mundo inmenso que se abre ante el lector, con todo lujo de detalles visuales en el dibujo de Guarnido que se fusiona con el uso del castellano antiguo para dotar de verosimilitud completa a la obra. Una obra de rigurosa documentación literaria e histórica que da base a la tupida red biográfica del Buscón.
Guarnido se recrea, se gusta en la creación de los escenarios naturales, más incluso que en los propios personajes. La escuela del detalle la lleva hasta el final: olvídense de los trazos reduccionistas, ese estilo expresionista que busca ser cada vez más sencillo y a veces sólo es una mancha antropomorfa. Guarnido lo fía todo al detalle y despliega el mismo talento que había tenido con ‘Blacksad’ sobre la fuerza del texto de Ayroles, que recrea el mundo del Imperio en toda su crudeza y grandeza, confundiéndose ambas. Lo hace además desde abajo: no hay reyes o poderosos, como mucho reyezuelos puntuales que mastican el mismo infierno que el resto. Es una narración donde los personajes principales son pobres, buscavidas y supervivientes, que luchan y mueren a veces de forma injusta, sorpresiva y absurda, vencen y pierden. Porque toda vida de Buscón es siempre una apuesta incontrolable.
Los autores
Juanjo Guarnido (Granada, 1967), dibujante formado en la Facultad de Bellas Artes de Granada, se curtió como historietista en diversos fanzines y en Cómics Forum (donde realiza portadas e ilustraciones de personajes Marvel). A principios de los 90 se trasladó a Madrid, donde creó storyboards para productoras televisivas. Más adelante, se estableció en París, donde comenzó a trabajar para la división europea de Disney en películas como ‘El jorobado de Notre Dame’, ‘Hércules’, ‘Tarzán’, ‘Atlantis’ y ‘El planeta del Tesoro’. En 2000 imprime un salto cualitativo a su carrera con el lanzamiento del primer álbum de ‘Blacksad’, escrito por el guionista Juan Díaz Canales (a quien había conocido durante su estancia madrileña). Esta serie de cinco tomos fue un éxito instantáneo (de hecho ya tiene versión en videojuego) que les abrió las puertas del mercado francés y los premios (a la mejor serie en el festival de Angoulême, el premio Eisner al mejor álbum internacional y el Premio Nacional del Cómic). Además de esta obra magna, Guarnido ha dibujado los tres álbumes de que consta la serie ‘Brujeando’ (2008-2012), escritos por la guionista Teresa Valero.
Alain Ayroles (Lot, 1968) es un brillante guionista francés apasionado por la historieta, el dibujo, la literatura y los juegos de rol. Se formó en la Academia de Bellas Artes de Angulema para luego pasar al campo de la animación y la creación de guiones en las series ‘Garulfo’ (1995-2002) y ‘De capa y colmillos’ (1995-2016), que será recuperada próximamente por Norma Editorial en dos espectaculares volúmenes integrales. En España su obra, además de la citada ‘De capa y colmillos’, incluye el volumen integral ‘D. Diario de un no muerto’ (Norma Editorial, 2016).