Gerardo Herrero ha mezclado, a partir de la obra de Ignacio del Valle, dos de las cosas que mejor suelen funcionar y que más adeptos tiene (muchos de nosotros incluidos): escenarios extremos y género negro. En ‘Silencio en la nieve’ el rizo no puede ser más radical: el frente oriental durante la Segunda Guerra Mundial, con la División Azul por medio, y asesinatos por resolver. Estreno hoy.
Dirección de Gerardo Herrero para una historia complicada en la que el cine de género tiene otro clavo al que agarrarse en España. Justo cuando los Goya pueden encumbrar al género negro si premia de verdad a ‘No habrá paz para los malvados’ aparece esta otra película, más arriesgada todavía que la de Urbizu, y que cuenta con Juan Diego Botto (Arturo), Carmelo Gómez (sargento Espinosa), Jordi Aguilar (cabo Aparicio) y Víctor Clavijo (sargento Estrada), entre otros, para una situación que en su día le valió éxito y tirón a Ignacio del Valle, que escribió ‘El tiempo de los emperadores extraños’ sobre la que se basa esta película.
SINOPSIS: Rusia, en invierno de 1943. Un batallón de la División Azul se topa con una serie de cabezas de caballos esparcidas sobre la superficie congelada de un lago. Los cuerpos están sumergidos bajo el hielo. Montado sobre uno de los caballos, el cadáver de un soldado español. Un tajo le atraviesa el cuello de lado a lado, y en el hombro tiene una inscripción grabada a cuchillo que dice “mira que te mira Dios”. Los mandos encargan la investigación al soldado Arturo Andrade, ex inspector de la policía, que asume la tarea con rigor y profesionalidad. Arturo cree que el asesinato está relacionado con la masonería. Hay también una segunda hipótesis: que la víctima fuera un agente prosoviético infiltrado en la División.