El personaje maestro de Conan Doyle es un icono mil veces llevado al cine y la televisión, que en apenas tres años ha sido reinventado en el cine y la TV con éxito.
ILUSTRACIÓN: Pablo J. Casal – FOTOS: BBC – Warner Bros
¿Qué tienen en común Jesucristo, Drácula, Napoleón y Sherlock Holmes? Son los personajes más veces representados en el cine y la televisión. Y con diferencia, además. Cabrían más nombres en la lista: Hamlet, Don Quijote, Julio César, Hitler… Arthur Conan Doyle no sólo creó un personaje arquetípico de la modernidad que ha sido una y mil veces imitado, parodiado o directamente vampirizado. El último ejemplo de éxito es el Doctor House, cuyo comportamiento y forma de resolver los diagnósticos es un calco exagerado y cínico del método deductivo que inventó Edgar Allan Poe (como tantas otras cosas) y que luego fue llevado a un nuevo nivel por Conan Doyle en cuatro novelas y más de 50 relatos, casi todos publicados a través de prensa como ‘The Strand Magazine’ (conocido en su conjunto como “el canon Holmes”).
El británico tuvo serios problemas psicológicos con su creación. Harto de que el resto de su obra quedara sepultada por Holmes, decidió matarlo, y fue tal la escandalera de los fans de aquel siglo XX que arrancaba que se vio obligado a resucitarlo tras su muerte en las cascadas de Reichenbach. Otro dato: el británico llegó a cobrar una libra de la época por palabra, lo que es una fortuna incluso hoy en día. Su creación trascendió el campo literario y desde muy temprano se convirtió en un icono occidental casi por definición, una piedra de toque que sería adaptada al cine sucesivamente por todo tipo de directores, y también en la TV, especialmente por la BBC, que cíclicamente, cada década o algo más, ha creado una serie. De las películas acartonadas y costumbristas de los años 50 y 60 se pasó a las dos últimas apuestas: en la gran pantalla con Guy Ritchie a los mandos, y la creada por Steven Moffat y Mark Gatiss y que ha arrasado en los países donde se ha estrenado.
Ilustración de Pablo J. Casal
En ambos casos la clave es la misma: reinterpretar y modernizar el personaje, con muchas licencias en cuanto a la historia (en el caso de Ritchie) o basándose en las novelas originales pero cambiándole el escenario temporal. Así, el Holmes de Ritchie, Robert Downey Junior, es un histrión lleno de sarcasmo e ironía que se mueve en un ambiente casi steampunk en el Londres anterior a la Gran Guerra. Aunque la versión es más que encomiable y la interpretación de Downey y de su Watson particular, Jude Law, es notoria (rozando en todo momento la comedia), no deja de ser un ejercicio mercantil y pirotécnico. Tiene poco de las trampas intelectuales de las novelas originales.
En cambio, la serie de TV, ‘Sherlock’, con Benedict Cumberbatch y Martin Freeman siendo detective y ayudante, ha roto la cintura de Ritchie y de casi todos los espectadores del mundo. Ha superado a la creación de Ritchie. Un Sherlock actual, en el Londres preolímpico, colgado de los móviles inteligentes, internet y con un marcadísimo síndrome de Asperger en la caracterización de Cumberbatch. Freeman, que rueda ‘The Hobbit’ en Nueva Zelanda con Peter Jackson, es más comedido y demuestra una química muy buena con su espigado e histriónico compañero. Es la base de la serie, eso y los juegos mentales continuos con el espectador.
Nadie mejor que los británicos para darle la vuelta como un calcetín y convertir la serie en un descomunal pelotazo que tendrá su propia versión americana en el actual Manhattan. Sólo dos temporadas a tres capítulos largos cada una, un formato mínimo para una gran apuesta televisiva que ha puesto de moda al personaje, tanto como para que las grandes editoriales hayan decidido relanzar las novelas de Conan Doyle incluso con fotografías de la serie en portada.
‘Sherlock Holmes’ (Guy Ritchie)
‘Sherlock’ (serie BBC)
Sherlock en el cine
Un dato: Sherlock Holmes ha sido personaje de 207 películas. Una cifra mareante. La primera adaptación de la que se tiene noticia fue ‘Sherlock Holmes Baffled’, una película muda de 30 segundos de 1900. Aunque ha sido interpretado por más de 20 actores diferentes, el clásico que le dio parte de la esencia en escena fue Basil Rathbone, que dejó su huella hasta sepultar a otros como Clive Brook, Raymond Masey, Robert Rendel, Reginald Owen o el mismísimo Peter Cushing, que para el público con menos de 50 años es el canon visual del detective. Rathbone lanzó a l subconsciente al personaje, y Cushing lo encumbró, dejándolo en un limbo de cartón-piedra del que no se recuperaría hasta hoy mismo. Más interesante fue la que hicieron Michael Caine y Ben Kingskey (dos monstruos de la escena inglesa) en ‘Sin pistas’, de 1988. A esa lista hay que añadir las dos películas en las que Robert Downey Junior encarna al detective, más ácido e histriónico que nunca, una adaptación más que libre de Ritchie. Aunque inicialmente se podría pensar que han conseguido recuperar al personaje, la primera película recibió críticas templadas, pero malas en su segunda cinta, donde aparece ya el profesor Moriarty. Más de un crítico lo tiene claro: la serie de TV ha adelantado con estruendo a la franquicia en el cine y Ritchie ha perdido impulso.
Sherlock en la televisión
Aparte de la mencionada ‘Sherlock’, que tiene prevista su tercera temporada para 2013 con Cumberbatch y Freeman, hay un puñado de adaptaciones a la pequeña pantalla. No sería hasta los años 80 cuando la caja tonta le echara el lazo en serio al personaje. Aunque hubo acercamientos anteriores, fueron los británicos los que más se empeñaron en resucitarlo. Así, destacan ‘Las aventuras de Sherlock Holmes’ (1984-1985), ‘El regreso de Sherlock Holmes’ (1986), ‘Los casos de Sherlock Holmes’ (1990), ‘Las memorias de Sherlock Holmes’ (1994)… y otras tres más en 1987, 1988 y 1993 que eran más telefilmes que series.
También llama la atención ‘Murder Rooms’, de 2001, en la que se retuerce el mito: aquí son el propio Arthur Conan Doyle y su amigo el doctor Joseph Bell los que hacen de Holmes y Watson pero en una supuesta realidad en la que el escritor asume el papel de su creación. Más rara y nostálgica es la adaptación que se hizo en versión anime durante los años 80, un ‘Sherlock Holmes’ de aspecto canino y que en 22 episodios se convirtió en un mito televisivo infantil en España e Italia. Si no llegó a más fuer porque los herederos de Conan Doyle se escandalizaron de que se hubiera llevado la obra al terreno de los dibujos animados, algo que ya existió indirectamente en varias producciones de la Disney, como ‘Basil el ratón superdetective’, por poner un ejemplo.