Una buena elección en la lectura, especialmente al inicio de nuestras vidas, es fundamental para poder construir un buen ciudadano; por eso merece la pena recuperar la frase de Enric Cassany, “Recordad que leyendo se adquiere la lengua, que es el instrumento, aún y por siempre, más poderoso para dominar el mundo, para expresar lo que somos”.
Por Sebastián Baeza
Ilustraciones: Pablo J. Casal
“Recordad que leyendo se adquiere la lengua, que es el instrumento, aún y por siempre, más poderoso para dominar el mundo, para expresar lo que somos […] Si tenemos una lengua, también nos tenemos a nosotros mismos” (Enric Cassany). Podría parecer, y ser, una clara contradicción que alguien que sostiene la plena libertad para la elección de la lectura dedique sus fuerzas en montar argumentos, e incluso una guía, para orientar en los gustos lectores sobre el caminar de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ). Bueno, si una vida lectora de muchos años y una dedicación docente, que se mide en décadas, además, focalizada en el estudio y aplicación en el aula de la LIJ, no han logrado resolver esta “diatriba”, entonces se entenderá mejor esta postura.
Hay dos cuestiones básicas que debemos plantearnos: ¿para qué leemos, y por qué damos tanta importancia a la lectura? y ¿quién debe fomentar la lectura en las edades no adultas?. Si la lectura fuera entendida solo un instrumento para el desarrollo social, entonces lo tendríamos fácil y bastaría con un entrenamiento sólido y académico. Pero si la lectura fuera algo más, algo que nos eleva y que nos perfecciona como persona, entonces necesitamos una “guía” que nos ayude en la tarea.
Y aquí entra la segunda cuestión. Entendemos que es la escuela, el profesorado, a quien implícita y específicamente la sociedad adjudica esta labor, pero no creo que debamos dejar a una programación didáctica escolar, más o menos buena, una tarea que intentamos definir como algo más allá de lo instrumental. Ni tampoco es “cristiano” cargar en el profesorado y su formación esta tarea. Porque la cultura familiar es fundamental, al igual que el entorno social, no solo la escuela, y porque está demostrado que una buena base para el futuro, en la lectura, se dirime en los 7 primeros años de nuestra vida. Así, familia y su afectividad, escuela y sociedad, ésta por medio de la red de bibliotecas, libreros y medios de comunicación se convierten en pilares para sostener la CLIJ. Como vemos, hay numerosos focos en este escenario de la lectura. Por ahora me centraré en un par, que puedan ayudar a alguien en este “reconcome” de libertad/guía que siempre me ha perseguido.
Pablo J. Casal
Acciones paralelas en mi tiempo las dos primeras. Yo soy hijo de las mismas; me escondía de mi padre para leer aquellos tebeos (Capitán Trueno, Hazañas Bélicas… ennegrecidos por estar guardados en la carbonera), que me enseñaron más de lo que ahora admito, porque su lectura, decía no solo mi padre, con faltas y sin calidad, quitaba tiempo al estudio. ¡Pero si me divierto mucho con ellos!, protestaba inútilmente, lo que reforzaba mi rebeldía contra la obligación de leer aquellas listas de clásicos adaptados. Y hoy defiendo que los clásicos son fundamentales, aunque estén adaptados para el lector infantil, pues contienen valores y argumentos atemporales. Pero, la eterna pregunta, qué obligar o qué recomendar. Todos tenemos nuestro listado ideal en esta tremenda variedad que existe en la LIJ. Y en algo hay que sostenerse y argumentar:
1. El personaje lector. Los niños y jóvenes leen más que nunca (ver barómetros de hábitos de lectura del Gremio de Editores). Comienzan con libros-juegos, manipulables y para los sentidos, donde triunfa la imagen y con temática en la familia y el entorno. A los 6 años se llega a los porqués, las preguntas y respuestas, canciones, cuentos tradicionales y el mundo de lo maravilloso. A los 9 años se mezcla lo real y el relato fantástico, apareciendo la novela en la lectura. A los 12 explosionan la literatura fantástica y real, conviviendo aventura, información práctica, misterio y fantasía. Es también, el momento de los medios informativos con lectores que caminan hacia la literatura del mundo adulto.
2. El personaje libro. Un libro interesa cuando responde al lector, a sus intereses y a su nivel de lectura. Se lee para disfrutar y, aunque la información sea importante, en la producción editorial actual la ficción supera al libro informativo. No vale cualquier libro. Éste debe producir utilidad y entrenamiento para superar la “obligación de su lectura”. Los libros “de siempre” y los autores consolidados, se mantienen en el tiempo y en generaciones de lectores distintas, y nos pueden servir para formar algo sólido que ofrecer al lector de LIJ.
3. Cuerpo de Autores y Libros. No queremos caer en el olvido de un tema o autor vitales, pero los clásicos deberán aparecer sí o sí. Autores como Carme Solé i Vendrell, Roald Dahl, Jordi Sierra y Fabra, Juan Farias, Gloria Fuertes, Juan Cervera, Ulises Wensell, Ricardo Gómez, Graciela Cabal, y otros, se pueden convertir en un seguro de calidad e interés. Y qué decir de autores clásicos consagrados por los lectores de lugares y tiempos infinitos: Twain, Kack London, Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, que alimentan en sus adaptaciones ilustradas una estética gótica, adaptada por nuestros jóvenes (editoriales “libros del Zorro Rojo” y “Gadir”)
Una guía importante son los libros y autores que han obtenido premios, con trayectoria consolidada y fiable, o que son y han sido parte de listas de recomendación solventes y objeto de atención de la crítica especializada. Este camino de elección es complejo, pues nunca como ahora ha sido tan vasta la oferta ni tantas las editoriales dedicadas a ella. Por ello, termino estos apuntes, con la intención de poner alguna idea que ayude a quien busca ofrecer un estímulo a los lectores, mal llamados “no adultos”. Nuestras recomendaciones serían:
‘Amadis de Gaula’. Autor: Ricardo Gómez. ISBN: 9788467536300. Editorial Grupo S.M. A partir de los 10 años. Amores, aventuras, magos y secretos que pueden cambiar el destino de un reino.
‘Colección clásicos a medida’. “Grandes obras de la literatura”, de 10 a 16 años. Son grandes obras de la literatura adaptadas al lector de LIJ de la Editorial Anaya. Procuran mantener el estilo del autor , aunque manteniendo un lenguaje del lector actual y con numerosas ilustraciones, que permiten acercar un tiempo pasado al presente, así como notas y apéndices que ayudan a la comprensión y al conocimiento del autor y su obra. Se estructuran en bloque de edad de 10 hasta 12 y 14 años, y a partir de esta última. Proponemos: La isla del tesoro, Veinte mil leguas de viaje submarino, El conde de Montecristo, Robinson Crusoe, La Celestina y Metamorfosis de Ovidio.
‘El Conde Lucanor. Adaptación del clásico de Don Juan Manuel’. Autor: Ricardo Gómez, uno de los más prestigiosos autores de la literatura infantil y juvenil actual. Editorial Edelvives. Colección Adarga. ISBN: 9788426372512. A partir de 10 años. Adaptación del clásico , con una muy buena ilustración de Javier Zabala. Muy bien realizada en su traída a la actualidad, sin los relatos de carácter clasista y sexista, manteniendo lo vigente hoy a lo largo de los 20 cuentos escogidos. Hay otro título interesante en la colección y para los mismos lectores como: ‘El Caballero don Quijote’ de Miguel de Cervantes. Autor: Consuelo Jiménez de Cisneros e Ilustraciones de Xan López. ISBN:9788426356383
‘Tres cuentos para regalar’. Autor: Hans Christian Andersen. Editorial Grupo S.M. ISBN: 9788467504774. Para lectores a partir de los 6 años. Precio sobre 14 euros. Las historias están contadas desde las expectativas de nuestros días y recreados por Gustavo Martín Garzo e ilustrados por importantes ilustradores; “la princesa y el guisante cuenta la historia de un príncipe que sabe elegir a su mujer ideal. el patito feo es la historia de un patito inadaptado que encuentra por fin su camino de cisne. y los cisnes salvajes narran la bella y triste historia de unos príncipes a los que su malvada madrastra transforma en cisnes”.
‘Cuentos para cada momento’. Autor e Ilustrador: Varios. A partir de los 5 años. Editorial Macmillan. ISBN 978-84-15426-85-1. En un estuche que contiene 9 libros de 40 páginas cada uno. Lo forman 72 cuentos clásicos ilustrados y adaptados para leer en poco tiempo. Reúnen adaptaciones de cuentos clásicos, leyendas y fábulas para ser leídos a los niños, formando una primera biblioteca y que podrán leer ellos mismos cuando aprendan. Hay cuentos de animales, de princesas, de aventura y de miedo, así como fábulas y leyendas de todas partes, los cuentos de las 1001 noches.