Streep y Roberts juntas en una disección algo cruel de las relaciones familiares.

Pocas cosas excitan tanto a Hollywood como una pelea de divas. Quizás por eso suena y resuena tanto el estreno de ‘Agosto’, en EEUU ‘Osange County’, uno de esos dramas de perfil femenino que Hollywood suele usar para ocultar su misoginia latente y dar salida a las actrices que por edad ya no le conviene exhibir. Excepción hecha, claro, de Meryl Streep, que se lleva casi todos los papeles.

En ‘Agosto’ se une la múltiple oscarizada a Julia Roberts, otra diva en proceso de reconversión en actriz ocasional, y se convierten en madre e hija respectivamente con esta adaptación al cine de la obra de teatro de Tracy Letts que en 2008 le dio el Pulitzer. Más que drama es una comedia llena de puñaladas y sinsabores, muy ácida y que retrata las relaciones familiares desde un punto de vista particular.

 

El reparto lo completan Ewan McGregor, Benedict Cumberbatch, Abigail Breslin y Juliette Lewis. Y el productor es George Clooney junta a Harvey Winstein, con lo que intentará auparla a los Oscar sí o sí. Así que mucho presupuesto, muchas estrellas y un vehículo de lucimiento para cuando Hollywood recuerda cómo es eso de hacer cine que no incluya un superhéroe. La película la dirige John Wells con montaje de Stephen Mirrione y distribución de DeAPlaneta.

‘Agosto’ narra la oscura, cómica y emotiva historia de las fuertes mujeres de la familia Weston, cuyas vidas se han separado hasta que una crisis familiar les lleva de nuevo a la casa donde crecieron donde vive la complicada mujer que las crió. El reencuentro servirá para hacer aflorar todos los conflictos y reproches soterrados por el tiempo. La madre, gravemente enferma, y las tres hijas, cada una de las cuales con una vida sentimental desastrosa, centrarán el conflicto. Si hay algo que les une, a parte de los lazos de sangre, es la incapacidad de poder ser felices. Parece que viven para hacerse daño, por un motivo u otro, queriendo o sin querer, están condenadas a vivir solas.