Nunca se fue realmente, pero llevaba ocho años sin aparecer con nuevo material; sigue exactamente igual, con más arrugas y ya sin tanta energía pero está de vuelta.

En octubre de este año saldrá a la venta ‘Returns to Splendor’, toda una declaración de intenciones ocho años después de que el público escuchara ‘Happy Holidays’ (2006). Tal y como él mismo ha contado recientemente en Twitter, este nuevo disco está casi terminado, al tiempo que asegura que está realmente “emocionado” con el material que tiene entre manos. No se conocen más detalles del nuevo álbum que volverá a engancharle a los fans que reclutó en los virulentos años 80 en Nueva York, cuando el look oxigenado y excesivo le hizo codearse con casi todo el mundo que valía algo, desde Warhol a los Ramones y cantaba ‘Rebel Yell’ y ‘Dancing with myself’.

Billy Idol es en realidad William Wolf Broad, hijo de la clase media británica de Middlesex que emigró a EEUU (concretamente a Long Island, Nueva York) para prosperar desde la arrabalera Inglaterra de los años 60. Regresó al poco tiempo a Inglaterra, donde daría tumbos de un barrio triste y sucio tras otro hasta que naciera en 1976 su primer grupo en la estela del punk de los Sex Pistols. Fue entonces cuando nació Billy Idol, que quería emular a David Bowie (al que imitaba, y algo se quedó) y creó una banda de nombre premonitorio, Generation X, aunque tardara en tener efecto sociológico.

Volvió a Nueva York en los 80 y allí eclosionó como bala perdida musical y underground, ya sin Bowie en la maleta pero sí con el exceso, el rock y el punk como banderas. Aparecieron entonces en su vida dos cosas fundamentales: primero, la MTV, que arrancaba por entonces y le convirtió en un artista totalmente audiovisual y pionero del vídeo; y ‘Rebel Yell’, su tercer álbum (1984), que llegó después de ‘Don’t stop’ (EP de 1981) y ‘Billy Idol’ (1982), y canciones como ‘Dancing with Myself’ (1981) y ‘White wedding’ (1982), que le abrieron las puertas de la industria. En 1986 publicaba ‘Whiplash Smile’ y se convertía en un icono ochentero mil y una veces imitado que marcó a fuego a toda una generación, como por ejemplo (valga como curiosidad) al productor y director Joss Whedon, que rindió tributo en la serie ‘Buffy’ con el personaje de Spike. Coronó la década con ‘Charmed Life’ (1990), en paralelo a un accidente de moto que casi lo manda al cementerio y a punto estuvo de hacerle perder una pierna.

La gloria no duraría mucho más: no se adaptó bien musicalmente a los años 90 y ‘Cyberpunk’ (del 93) le quitó el favor de la industria cuando más poderosa era (todavía internet estaba en modo embrionario y el CD era lo más moderno imaginable). Vivió de los réditos de ser un icono vivo, de pequeñas apariciones, de recopilatorios que movilizaban a sus fans (ya mayorcitos y con vidas “normales”). Se atrevió, en pleno 2001, a seleccionar lo mejor de sí mismo e incluso hacer el rizo final con una versión propia de otro mito de los 80, el ‘Don’t you forget about me’ de los Simple Minds. Fue un acierto, porque aquel éxito de ventas (con otra generación escuchándole y reverenciándole hacia el pasado kitsch) le valdría los discos posteriores ‘Devil’s playground’ y ‘Happy Holidays’ de 2005 y 2006. Resumiendo: el rubio oxigenado apenas varía un ápice de su propia leyenda y al igual que muchos otros grandes saurios del pasado ha vuelto una vez más. A esperar a octubre para ver qué ofrece.

Discografía básica

Don’t Stop (EP) (1981) #71 EU

Billy Idol (1982) #45 EU

Rebel Yell (1984) #6 EU, #36 RU

Vital Idol (RU) (1985) #7 RU

Whiplash Smile (1986) #6 EU, #8 RU

Vital Idol (EU) (1987) #10 EU

Idol Songs: 11 of the Best (1988) #2 RU

Charmed Life (1990) #11 EU, #15 RU

Cyberpunk (1993) #48 EU, #20 RU

Rebel Yell: Expanded (1999)

Greatest Hits (2001) #74 RU

VH1’s Storytellers (2002)

Essential Billy Idol (2003)

Devil’s Playground (2005) #46 EU

Happy Holidays (2006)

The Very Best of Billy Idol: Idolize Yourself (2008) #38 EU