Primer tráiler y póster de ‘The Water Diviner’, debut en la dirección del actor neozelandés, que busca a sus tres desaparecidos hijos tras el final de la Primera Guerra Mundial.
-¡Pero qué estúpidos somos! –exclamó Tom Mitchell–. ¿Os acordáis de las ganas que teníamos de luchar? ¿Y os acordáis de lo contenta que estaba la gente en Sydney, con todas las chicas besándonos y gritando cuando nos fuimos? ¿Y de lo aburridos que estábamos en Egipto? ¡Pues ojalá estuviera en Egipto ahora! O, mejor aún, en Australia, con la guerra ganada. Creo que, cuando vuelva a casa, ya no volveré a marcharme nunca más.
Habían pasado diez días desde el famoso domingo del desembarco y Tom y sus amigos se habían pasado tres días luchando en el risco, que para entonces empezaba a ser conocido con el nombre del Ángulo Sangriento, a causa de la cantidad de hombres que habían caído en él. Desde el día del desembarco, más de un tercio del batallón había muerto o estaba herido, y casi todos los supervivientes se encontraban sucios, cansados y desmoralizados pues había resultado que la guerra moderna no tenía nada que ver con la gloriosa aventura que habían imaginado.
El historiador australiano Bill Gammage arranca con este revelador testimonio el capítulo reservado para la Batalla de Gallípoli en el libro ‘Un Australiano en la Primera Guerra Mundial’, publicado en España por la editorial Akal.
La lejana península turca de Gallípoli, en la puerta de entrada del Estrecho de los Dardanelos, un punto estratégico que separa Europa y Asia, forma parte de la historia de un continente situado en la otra esquina del mundo: Oceanía. Muy pocos desconocen en Australia y Oceanía la existencia de Gallípoli. 30.638 soldados del Cuerpo de los Anzac (Australian New Zeland Army Corps) despertaron brutalmente, ante las balas turcas, del idealismo de la Guerra. Gallípoli fue un desastre que marcó durante mucho tiempo a Winston Churchill, entonces Primer Lord del Almirantazgo de la Marina Británica. Cerca de diez mil Anzac fallecieron. Muchos más resultaron heridos física o psíquicamente. Cada año, el día 25 de abril, la fecha elegida para el desembarco en Gallípoli en el año 1915, Australia y Nueva Zelanda recuerda a sus héroes.
El cine, más pendiente de la Segunda Guerra Mundial, descrita hasta la extenuación por Estados Unidos, la gran vencedora de la contienda, ha vuelto a obviar a la Primera Guerra Mundial pese a que en este año se cumple el cien aniversario. Australia y su eterna deuda con los jóvenes que murieron en Gallípoli ha sido la excepción. Es el contexto que ha elegido el neozelandés Russell Crowe para dirigir su primera película: ‘The Water Diviner’, que se estrenará en el país oceánico el próximo Boxing Day (26 de diciembre). Aún no hay fecha para España. Sí tenemos ya a disposición el primer tráiler oficial del filme y su cartel. Crowe ya mostró en el pasado mes de abril más de seis minutos de su ambiciosa ópera prima, una coproducción con participación australiana, turca y estadounidense de Hopscotch Features (‘Dos Madres Perfectas’, ‘Al Encuentro de Mr. Banks’ y ‘Yo, Frankstein’) y la debutante Fear of God Films.
Crowe, que demostró su amor por la familia en ‘Gladiator’ y ‘Cinderella Man’, se sumerge en el drama humano posterior a la Primera Guerra Mundial: la búsqueda, cuatro años después de la Batalla de Gallípoli, emprendida por un granjero para encontrar a sus tres hijos enviados al frente. Una historia épica en la que el actor se ha reservado, además, el papel de protagonista. A su lado, la escultural modelo y actriz ucraniana Olga Kurylenko (‘Quantum of Solace’) como la dueña de un hotel de Estambul que ayudará a Crowe. Completan el reparto el turco Yilmaz Erdogan, como un oficial otomano que otorga esperanzas al granjero para encontrar vivos a sus hijos, y el australiano Jai Courtney, visto recientemente en ‘Yo, Frankenstein’ y ‘Divergente’, como el teniente coronel Hugues, encargado de identificar a los fallecidos en Gallípoli.
‘The Water Diviner’ cuenta con un guion de Andrew Anastasios y Andrew Knight, que se inspiran en los diarios del teniente coronel Cyril Hughes, encargado, tras la Primera Guerra Mundial, de identificar y encontrar a los Anzac muertos en Gallípoli. Andrew Anastasios descubrió una historia que recuerda a ‘The Water Diviner’. Hughes narra la aparición en Turquía, ya en abril de 1920, de un padre que buscaba la tumba de su hijo, combatiente Anzac. Andrew Anastasios y Andrew Knight han trabajado a lo largo de dos años para documentarse sobre la experiencia de los Anzac en la Primera Guerra Mundial. Un guion perfecto para que Russell Crowe se decidiera, por fin, a dirigir su primer largometraje.
El actor neozelandés ya se había colocado en tres ocasiones detrás de las cámaras en el documental ‘Texas’ (2002) y los cortometrajes ‘60 Odd Hours in Italy’ (2002) y ‘Danielle Spencer: Wish I’d Been Here’ (2009). Estuvo muy cerca de dirigir un biopic sobre el humorista Bill Hicks, considerado como ‘el Nietzsche de la comedia’ por sus ácidos monólogos contra el capitalismo y los políticos. Hicks falleció prematuramente a los 32 años en 1994 por un cáncer de páncreas. Finalmente, el salto de Crowe a la dirección se produce con un filme con un marcado carácter australiano y neozelandés, con el mito de Gallípoli, como ya hiciera Peter Weir en 1981 gracias al apoyo financiero del magnate australiano Rupert Murdoch. El padre de Murdoch cubrió como periodista una batalla que ha calado para siempre en el corazón de nuestras antípodas. Gallípoli fue el lugar donde los jóvenes australianos y neozelandeses perdieron la inocencia. El mejor escenario posible para dirigir una ópera prima.
‘Gallipoli’ (Peter Weir)