Es una película más, o puede que no: simplemente es una nueva mina de dinero y fans “creyentes” construida a costa de la obra de Tolkien, uno de los autores más extraños y al mismo tiempo “tradicionales” que haya dado Occidente. Pero para ver la película es mejor saber cuatro cosas primero.
1. Tolkien, el origen de todo.
‘El Hobbit’ fue la primera piedra literaria de John Ronald Reuel Tolkien, el cimiento principal donde más tarde edificaría toda su mitología sincrética de raíces paganas y cristianas que cambiaría las letras del siglo XX para una gran cantidad de gente. Fue escrita por partes desde finales de los años 20 y principios de los 30 mientras corregía exámenes o mataba el tiempo fumando en pipa frente a la chimenea. La empezó con el cándido objetivo de divertir a sus hijos los domingos o cuando se iban a la cama. El cuento fue pulido lentamente hasta ser algo más que una diversión. No obstante, el manuscrito de la obra empezó a rodar de unas manos a otras, las de sus amigos profesores e intelectuales británicos, hasta que finalmente cayó en las del jefe editorial de George Allen & Unwin, que decidió publicarlo. Fue el 21 de septiembre de 1937.
2. ¿De qué trata?
‘El hobbit’ se sitúa en el año 2941 de la Tercera Edad del Sol, y narra la historia de Bilbo Baggins (Bolsón en español) que junto con el mago Gandalf el Gris busca el tesoro custodiado por el dragón Smaug en la Montaña Solitaria. Debido al éxito que tuvo y a las buenas críticas que recibió, los editores pidieron a Tolkien una continuación, ‘El Señor de los Anillos’, que el autor pensó para un público más adulto, lo que obligó a reeditar ‘El Hobbit’ con un tono más maduro para no cambiar el ritmo. Los libros serían editados primero en Argentina con una traducción tan mala que hubo que recomprar los derechos y hacer una versión mejorada en España, ya en los años 80. Peter Jackson ya hizo una lectura parcial y personal de la trilogía, sin embargo su punto de vista se ha convertido ya en una proeza artística mal que le pese a algunos críticos. No sólo dio mucho dinero a Hollywood (que le cubrió de estatuillas doradas al terminar la trilogía) sino que relanzó la obra de Tolkien. Todos ganaron.
Peter Jackson y Martin Freeman (Bilbo) durante el rodaje
3. Muchos, muchos problemas para rodar
La bancarrota de la MGM frenó en seco el proyecto del Hobbit. En un principio iba a ser un mano a mano entre Guillermo del Toro y Peter Jackson, pero la falta de dinero, los continuos retrasos y los follones administrativos entre las productoras hicieron que Del Toro se marchara para seguir con otras ideas y proyectos. Al menos dejó atrás parte del guión que ha usado Jackson. Para rematar la jugada aparecieron otras inclemencias ajenas al negocio del cine: los sindicatos neozelandeses se negaron a seguir adelante si no se cambiaban las condiciones salariales y de trabajo, hasta el punto de que para salvar la inversión tuvo que entrar a mediar el propio gobierno de Nueva Zelanda. Y la guinda: tormentas brutales y un terremoto. Estaban gafados. Incluso Jackson, que tuvo que ser operado de una úlcera. Finalmente todo se recondujo: repiten New Line Cinema, el equipo de WETA de Nueva Zelanda (diseño y efectos especiales), la resucitada MGM (más bien en la UCI pero con constantes financieras estables) y la Warner Bros en la distribución.
4. Avances técnicos
El HFR, que se utilizará por primera vez en ‘The Hobbit’, se refiere al formato de alta velocidad que es capaz de mostrar 48 fotogramas por segundo y que ha sido bautizado comercialmente por Warner Bros como HFR 3D. Jackson dijo: “Estamos rodando a más fotogramas por segundo. La clave que hay que entender es que este proceso no sólo necesita que se ruede a 48 f. p. s., sino también que se proyecte a esa velocidad (en lugar de los 24 a los que se vienen rodando las películas desde los años ’20). Así, el resultado se aprecia a velocidad normal pero la claridad y la suavidad de la imagen mejoran mucho y resulta más realista y más fácil de ver, especialmente en 3D”. El neozelandés da a entender que, si hay suficiente gente que pueda verlo a esa velocidad (es de suponer que no van a perder impacto comercial, así que habrá copias a 24 fotogramas por segundo para los cines tradicionales) podrán demostrar que ése es el futuro de la distribución, más allá incluso del recurso del 3D, que después del auge inicial ya empieza a mitigarse.
El reparto de la película antes de iniciar el rodaje en Nueva Zelanda