Además de ser, en parte, padre de la novela moderna, Alejandro Dumas (1802-1870) emuló a Rossini en algo más que en el talento: eran cocineros a tiempo parcial. Es más, mientras que el italiano inventó varios platos de pasta con su sello personal (entre ellos los tortellini Rossini), Dumas era un excelente chef de asados y de buen paladar. Todo un cocinillas al que la editorial Gadir rememora en ‘Diccionario de cocina’, un libro vagamente ilustrado pero que es una delicia para los amantes de la buena mesa y las páginas con mosqueteros. 

En la plenitud de su fama, el autor de los Tres mosqueteros y El conde de Montecristo decidió culminar su obra literaria con un gran diccionario gastronómico, del cual ésta es la primera traducción en castellano. Una obra que se basa en su prodigiosa memoria, su gran experiencia viajera y su saber culinario acumulado durante tantos años. Todo ello sazonado con la pasión que siempre sintió por la cocina y el arte gastronómico.

El original ‘Diccionario gastronómico’ de Dumas fue, sin embargo, un libro póstumo: se publicó tres años después de su muerte, inmensamente anacrónico: tenía más de 600.000 entradas, porque Dumas era grafómano hasta para eso. La siguiente edición es de finales del siglo, resumida, y que fue la base de la tercera edición y más famosa, la francesa de los años 60. Precisamente ésta ha sido la base de trabajo de la que ha publicado Gadir, y que en el fondo va a ser también ampliada porque el exceso dumasiano es inmenso y hay que publicar todas sus entradas.