La Agencia Espacial Europea calienta moto­res para la próxima década al mantener once misiones espaciales y proyectar otra más con destino al gigante rojo

Luis Cadenas Borges

Hay dos certe­zas respecto a las relaciones entre periodis­mo y ciencia. La primera: que vende mucho más el espacio exterior que la exploración de las llanuras abisales en bus­ca de calamares gigantes (el Kraken, que sí existe pero no es tan monstruoso… o sí); se­gunda: que la ciencia va ligada al dinero que empresas y go­biernos ponen sobre la mesa. Por eso me quedo con esta noticia, la de que la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) prolonga once de sus misiones científicas, a pesar de la crisis, a pesar de la presión por abaratar costes, a pesar de que el 90% de la gente no entienda que un año de experimentación en el espacio puede resolver miles de problemas hasta ahora im­posibles de superar. El pasado 23 de noviembre salía a la luz que la ESA ha cerrado un poco los ojos, apretado los dientes y dicho que sí, que seguimos en el espacio porque es donde hay que estar. Porque, visto de otra forma, explotar al máximo lo que se tiene tam­bién es una forma de ahorrar: eso supone que al menos once misiones se mantendrán por otros dos años, según el jefe de sección de operaciones de la agencia, Martin Kessler.

Las once misiones están trabajando “más allá de su vida útil prevista”, pero en la ESA piensa que todavía pueden darle a Europa cono­cimientos científicos de gran relevancia. Eso supone que siguen adelante proyectos como los satélites, muchos de ellos auténticas obras del arte perdido de la ingeniería y que son máximos exponentes de la inventiva continental. En este sentido, han señalado que también se ha conside­rado una contribución de la agencia europea para la nave espacial Hinode, que realiza misiones internacionales en colaboración con Japón, así como la Cassini-Huygens, el Telescopio Espacial Hubble y SOHO (ambos en un mano a mano con la NASA), y las operaciones científicas del demostrador de tecnología de la ESA, el Proba-2.

Pero de cara al fu­turo hay muchas mas cosas en mente: ahorrar gastos, sí, pero también ser ambiciosos. Mantener en funcionamiento esas misiones ayudaría mucho para poner en marcha otras tres opciones, todas con los ojos puestos en Júpiter. Hay un proyecto de varias partes, complicado y conjunto con la NASA, llamado EJSM/Laplace, una misión que debe estudiar Júpiter y sus satélites, con un énfasis especial en Ganímedes, candidato junto con la luna Europa a ser campo de trabajo humano en el futuro. En reali­dad, Laplace forma parte de la misión EJSM, que se llevaría a cabo en colaboración con los norteamericanos. La agencia norteamericana suministraría la sonda JEO (Júpiter Europa Orbiter), mientras que los europeos pondríamos la JGO o Laplace (Júpiter Ganymede Orbiter), cada una fijada en uno de los satélites del gigan­te gaseoso rojo. Laplace es una gran sonda de 4,3 toneladas que despegaría en marzo de 2020 mediante un Ariane 5 y llegaría en febrero de 2026. Como viene siendo habitual en las últimas propuestas de sondas de espacio profundo de la ESA, incorporaría paneles solares para alimentarse de energía, lo cual, una vez más, hace que todo sea más barato. Su misión se dividiría en dos: primero estudiaría el sistema de lunas del planeta y luego, ya en 2028, se enlazaría en una órbita geoestacionaria alrededor de Ganímedes

El dinero, siempre el dinero 

La agencia ha señalado que hace dos años se puso en marcha un plan financiero para misiones científicas, por lo que cada dos años se lleva a cabo una evaluación com­pleta de todas las misiones de la ESA que se acercan al final de su financiación, con el fin de ampliarla. En la última inspección, las misiones que han pasado por el control de los expertos han sido: Cluster, Integral, Planck, Mars Ex­press, Venus Express y XMM-Newton. Kessel se ha referido a la situación económica mundial y ha señalado que “no es un momento fácil para comprometerse de este modo” aunque ha destacado que “no se debe dudar de la sabidu­ría de las grandes inversiones del pasado”.