Como la máquina sin fin de la promoción ha convertido el lanzamiento del nuevo disco de Amaral en una especie de invasión alienígena, casi mejor que con este duo lo dejamos todo en un post mucho más relajado y cortito. No comulgamos con la inmensa mayoría de sus fans, pero sí que es cierto que son de largo los músicos con algo más de ambición y buen gusto de todo lo que se hace en España o en español. Dejando a un lado Argentina, donde el rock es una religión, este rinconcito del imperio de Bruselas siempre ha sido adicto a los sonidos fáciles y repetitivos. España no ama la música, pero esa es otra historia.
De momento, ‘Hacia lo salvaje’ ya tiene fecha en muchos sitios, entre otros en Salamanca (18 de noviembre), donde tiene la sede física este otro rincón digital, un producto algo más elaborado, grabado entre Madrid y Nueva York, y que, dicho sea de paso, es el primer retoño del sello propio de Amaral, Antártida. Todo un signo de los tiempos: mientras las grandes discográficas se hunden por el peso de la piratería y la desafección del público, mientras los pequeños sellos cogen la vía de la excelencia a precio elevado para poder sobrevivir y no saben qué hacer, mientras iTunes no para de echar paladas de tierra en la tumba de la industria, los músicos prefieren ser dueños totales de toda la cadena. Sólo por eso, olé por Amaral.
Otra cosa son las motivaciones de Eva y Juan para hacer este disco, dicen que influenciados por el 15-M, lo cual puede ser verdad o no, pero desde luego es todo un gancho publicitario, que aquí nadie dice ni una vocal sin haber un plan de marketing detrás. Es otra forma de vender la moto: mirad qué revolucionarios somos. Otra cosa será la aportación musical, artística, del nuevo disco, que puede ser otra pieza más del mismo sonido de Amaral, lo cual es lógico, o bien puede ser el camino hacia algo más sofisticado. De momento ya dicen algunos que es más indie, si es que hay alguien que pueda definir sin dobleces eso. Muerte a las etiquetas, de una vez.