Cristina Fallarás es periodista, escritora y editora a un tiempo, todo junto en un mundo donde los formatos tradicionales se vienen abajo por el peso de internet.
Ha sido jefa de redacción, columnista y guionista en diferentes medios de comunicación nacionales como El Mundo, Cadena Ser, Radio Nacional de España, El Periódico, ADN, Antena 3 o Cuatro. Ahora es editora y asesora en temas digitales para medios de comunicación, escribe novelas y dirige la revista online y editorial digital Sigueleyendo. Este mismo año ha ganado el Premio Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gijón con ‘Las niñas perdidas’, del que ya fue finalista en 2010 con ‘Así murió el poeta Guadalupe’. Además ha obtenido el Premio Internacional de Novela Negra L’H Confidencial 2011 con ‘Las niñas perdidas’, y el Premio Ciudad de Barbastro de novela corta 2011 con su última novela, ‘Últimos días en el Puesto de Este’. Además se pueden encontrar relatos suyos sembrados en una decena de antologías.
Foto de Portada: Ana Portnoy
Dijo que estaba escribiendo: ¿tiene horarios fijos o cuando habla la musa?
Mira, cuando me deja tiempo mis hijos, la editorial, la lectura de autores a los que voy a editar, cuando puedo. Suelo levantarme muy pronto, sobre las 5.30 y aprovecho todo el tiempo hasta que los niños se levantan. Y luego voy robándole horas al día.
¿Por qué novela negra, por qué precisamente este género y no otros?
Creo que eso me viene del periodismo. Un día me di cuenta de cuál es el género que más me interesaba, y no era otro que el crimen. Lo cual incluye gran parte de la política. Y aquellas noticias en las que me paraba era donde había muertos, descuartizados, etc. Ya tenia una edad para admitir lo que me gustaba. Mis primeras lecturas, aparte de García Márquez, fueron Raymond Chandler, Vázquez Montalbán y Hammett. Eran las que más me gustaban, y cuando tuve que sentarme a escribir la primera pensé que un género me iba a ayudar, porque no deja de ser un esquema, y como no iba a escribir novela gótica, ciencia-ficción o novela romántica, pues ahí me quedé. Me viene muy bien porque llevo años bastante cabreada con la sociedad y la política de este país.
Foto: Mireya de Segarra
‘Las niñas perdidas’ es una novela muy dura pero guarda relación con muchos casos de abusos a menores por grupos organizados, ¿nació de la realidad de las páginas de sucesos?
Salió indirectamente de sucesos. Cuando estaba de subdirectora en ADN llegó una nota de la Policía Nacional donde decía que habían desmantelado una red de pederastas y habían liberado a las diez cautivas. Le dije a la de Sucesos que investigara porque era muy poco lo que habían enviado. No conseguimos más información y aquello se quedó en media columna. Ahí inicié una reflexión sobre la poca atención que prestamos a la violencia contra los niños y a la pederastia en particular. Igual que la violencia de género tienen una aceptación, peso y exigencia brutal en nuestra sociedad, la agresión contra niños no, y hay mucha más. Aparte estaba embarazada, y cuando me dijeron que era una niña se me cayó el mundo a los pies y la novela sirvió para enfrentarme a ese miedo.
¿Tanto influye la maternidad a la hora de escribir?
Influyeron dos cosas: que estaba embarazada de una niña, y eso influyó mucho. Cuando estaba de varios meses me echaron del trabajo por estar embarazada. Se supone que es ilegal, pero lo hacen. Y eso añadió una dosis de rabia que la hizo mucho más furibunda.
¿La maternidad es un buen tema para la novela negra?, ¿da más juego todavía?
Yo creo que a mi generación debería darle más juego. En la medida que nos damos cuenta de que la mezcla de maternidad, profesionalidad, independencia y lo que llamaron liberación de la mujer, vergonzosamente, todo eso junto es un crimen. Por algún lado nos tiene que salir la rabia. Ser directivas y madres a la vez es absolutamente incompatible. Fuimos educadas para ser hombres y madres, y eso no se puede hacer sin tener rabia. La culpa te invade.
Óscar García
¿Un punto de vista femenino para variar, entre tanto escritor aunque haya grandes autoras históricamente en el género negro?
Es curioso porque paradójicamente mi novela no es nada femenina. Lo que más se ha destacado es la dureza y la bestialidad, la poca sensibilidad que tiene. En cambio hay otras mujeres que hacen novela negra al estilo masculino y el resultado es más suave. Me da miedo hablar del punto de vista femenino, porque no sé cuál es. El tema que trato esta ligado a las mujeres, pero la manera de narrarlo no estaría dentro de lo que consideramos maneras femeninas.
¿Cómo ha visto la última Semana Negra de Gijón después de tantos problemas con las instituciones de Gijón, de tantas zancadillas políticas y que se haya organizado con tan poco tiempo?
Por lo pronto la he visto, que no lo esperaba. La decisión de celebrarla se tomó muy poquito antes de arrancar la Semana Negra. Y por supuesto tenía mucha menos participación de escritores internacionales porque el presupuesto era muy, muy inferior. Pero creo que el espíritu permaneció intacto. Paco Ignacio Taibo II anunció que se iba, que dejaba la dirección general de la Semana Negra, y bueno, habrá que ver cómo será la siguiente. Esta última estuvo dentro de los parámetros de lo que suele ser la Semana Negra, pero con menos participación de escritores internacionales, mucho menos presupuesto y con un esfuerzo brutal de los participantes y de los organizadores. A partir de ahora Taibo participara desde otro lado.
¿De dónde salió la idea de crear Sigueleyendo?
Del paro. Salió del paro. Cuando a mí me echaron embarazada inicié otro proyecto periodístico, por encargo, un diario digital que se truncó nada más nacer. Me di cuenta de que la crisis estaba avanzadísima, que todos los periódicos cerraban sedes y que a mí no me iban a contratar. Además, creo que el periodismo tal y como lo entendemos se ha roto porque las maneras de informarnos se han roto. Las redes sociales e internet han roto esas formas. Pensé en crear una editorial digital donde se mezclara la actualidad y la literatura. Como una nueva manera de enfrentar la actualidad, porque también la industria editorial se ha roto. Cree Sigueleyendo como paso anterior a crear la editorial. De manera que creara una costumbre de uso, usuarios fijos que me dieran una base suficiente; cuando llegué a los 100.000 lancé la editorial con la colección Bichos, que ya es de referencia en el mundo digital en España y Latinoamérica. No puedes lanzar algo así siendo un mero catálogo. Los nuevos medios tienen que mezclar edición y periodismo, y sólo de ese ámbito híbrido saldrá la comunicación del futuro.
¿Tiene futuro real escribir directamente e internet o siempre habrá que pasar por el aro del papel?
Yo creo que habrá una mezcla… el libro de papel no va a desaparecer. Pero éste es finalmente un producto industrial. Cuando nace la imprenta cambia la forma de difusión cultural; internet cambió radicalmente esa manera de comunicarse y de crear. Si algo me interesa de la edición digital es qué nuevos géneros nacerán de ahí. Porque nacerán nuevos géneros igual que la imprenta dejó atrás la rima porque no hacía falta acordarse de las cosas. Vivimos en internet, creo que gran parte de la población española, por ejemplo, vive más hora en internet que fuera. Y sobre todo gran parte de las labores de información y lectura las hace más en internet. Los libros en internet serán como un universo al margen y en papel será otro modelo de consumo.
¿Acumular tantos premios en tan poco tiempo da más facilidades, como para publicar de nuevo, para que la hagan más caso cuando hace otros proyectos?
Pues no sé si tengo más facilidades para publicar porque el año pasado publiqué dos libro, y esos son los que acumulan la mayor parte de premios. Ahora estoy terminando la segunda entrega de la detective de las niñas perdidas, que es si cabe más rabiosa y más violenta que la anterior. Indudablemente que te den premios es un una maravilla, pero el Hammett, que lo dan los escritores y que votan los colegas ha supuesto una barbaridad. Cuando uno empieza a escribir siempre vas con un pie en el aire, pensando “no sé si mi obra tiene la calidad necesaria”, si es lo mío, pero ser reconocido por mis colegas te hace escribir con otra soltura. Pero no se venden libros, por desgracia en España se venden muy pocos libros. Y los míos no son superventas.
¿Esa situación la compensa la venta en Latinoamérica?
No compensa. Hay algunos españoles que venden mucho en Latinoamérica pero son cuatro. Me parece que es más al contrario, que los que llegan de allí aquí amplían su foco. Lo digital es lo que está cambiando eso. Digamos que casi el 40% de lo que vendo en digital lo vendo en América, porque para este mercado acceder a un libro mío en papel es casi imposible. Mío y de muchos otros escritores españoles, porque no se editan allá, porque la compra es carísima, porque el nivel adquisitivo es menor… pero el mercado digital lo que ha conseguido es abrir las fronteras y permitir que Lorenzo Silva, por ejemplo, haya sido uno de los más vendidos en México en digital en los últimos tiempos.