Alberto Sicilia, de vocación, formación y pasión es físico, pero actualmente también es uno de los azotes digitales de la crisis, de la clase política a la que se le ven las vergüenzas y de cómo está montado este país. Su arma es la palabra, mucha ironía y un finísimo sentido del humor que recoge en cada post de Principia Marsupia.
Por L. Cadenas
Principia Marsupia es mucho más que un blog, es una voluntad personal, la de Alberto Sicilia, que en muy poco tiempo logró superar con creces las barreras del rincón personal en la red a convertirse en una consecuencia del hartazgo de la comunidad científica en España y de muchos otros gremios. Miles de visitas atestiguan su éxito. Su primer golpe fue la carta personal que colgó dirigida a Camps, y siguieron muchas otras al rey y también a muchos políticos. Merece la pena la lectura regular. La conversación sale a borbotones, por teléfono, por mail o apoyados en la barra de un bar, el marco perfecto para las penas de un país perdido en la oscuridad económica.
¿Qué hace un físico convertido en parte de la resistencia digital a la catástrofe que nos abate?
Un físico que se aburre puede ser muy peligroso: a algunos les da por fabricar bombas atómicas y a otros por comenzar un blog. Ahora en serio: no creo mi trabajo como investigador sea tan diferente a lo que propone un blog. Al final todo se reduce a ir encontrando respuestas (parciales) a una misma pregunta: ¿Cómo funciona este mundo que nos rodea?
¿De dónde salió la idea, precisamente, de volcar su personal visión en un blog?
Siempre me ha fascinado el poder del lenguaje para 1) describir la realidad y 2) producir belleza puramente formal. Comenzar un blog me parecía un reto hermoso a mis capacidades lingüísticas. Y además, me divierte. Me lo paso muy bien escribiendo y leyendo las reacciones de los lectores.
¿Por qué precisamente ha usado la fórmula de “Carta a…” para los post?
El formato de carta me permitía dirigirme al personaje desde un lugar mucho más cercano: un poco como si fuese su abuela echándoles la bronca. Me parece que esta estructura permite juegos muy divertidos.
Ya que lo ha sufrido en sus carnes, ¿qué futuro le espera a la investigación científica en España si el sector público se reduce tanto?
En el corto y medio plazo, el futuro es muy negro. Los investigadores españoles que están en el extranjero no volverán y quienes estamos aquí sabemos que tendremos que buscarnos la vida fuera de nuestro país. Uno tiene la esperanza que en el largo plazo España apueste por la ciencia, pero como decía Keynes, “en el largo plazo, estamos todos muertos”.
¿Cabe la posibilidad de que el sector privado sea capaz de sustituir las subvenciones públicas a I+D?
La inversión pública es esencial para la ciencia básica (el campo que mejor conozco). En cuanto a la participación privada, España está a años luz de otros países, tanto en inversión de empresas que buscan un producto que pueda llevarse al mercado como en mecenazgos.
Ha trabajado en Francia y Gran Bretaña. ¿Resiste España y su gremio una comparación de talento con esos países? Porque de medios para trabajar mejor no hablar, ¿no?
No creo que nuestro mayor problema sea el talento, sino la meritocracia. En nuestro sistema de investigación todavía pesan demasiado “el amiguismo” y demás aspectos más propios de una familia napolitana que de un país serio.
¿Por qué España es tan reticente históricamente a la ciencia?
A finales del siglo XV, mientras algunas personas en centroeuropa comenzaban a poner en duda las enseñanzas de la Biblia, nuestro país creó el “Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición”. El retraso histórico español en ciencia le debe mucho a Torquemada & Co.
La mayor parte de los post abordan la situación económica en general y los despropósitos de la clase política: ¿la ciencia no da para mantener el blog por sí misma?
Estoy seguro que puede hacerse un blog sólo de ciencia (de hecho, los hay muy buenos). Pero como dedico mi jornada profesional a la física, en el blog me apetece escribir de otras cosas que también me interesan. Como te decía al principio, no creo que sea tan diferente hablar de átomos que de política o economía. El objetivo es tratar de entender cómo funciona el mundo que nos rodea.
¿En general la gente ha sido comprensiva con sus posturas o hay mucho troll suelto en la red?
Los trolls son como las meigas: haberlos háilos. Pero lo más interesante del blog es la gente que no está de acuerdo contigo pero lo explica de una manera razonada. He aprendido mucho de algunas respuestas.
¿Su alter ego en internet tendrá duración en el tiempo?, ¿se ha planteado que sea algo más que una válvula de escape?
No lo sé. Supongo que será una batalla por ver quién se cansa antes: yo o los lectores. Ojalá gane la primera opción.
La última, algo ácida: ¿cuánto le deben los blogueros españoles al pobre elefante de caza real de Botswana? Petición: no se corte o censure.
Al elefante tengo que pagarle unas copas cuando nos encontremos en el Cielo. Seguro que “JuanCar” se apunta también.