Iberdrola presenta al público su exposición ‘La Piel Translúcida’ (hasta el 7 de junio), compuesta por 67 obras de su colección de arte, recientemente galardonada por la Fundación ARCO en el ámbito del coleccionismo corporativo. Se trata de una cuidada selección de pintura, escultura, fotografía y vídeo que se expone en el Palacio de Cibeles (CentroCentro).
La muestra incluye piezas de artistas tan relevantes como Chillida, Oteiza, Tàpies, Saura, Antonio López, Richter, Mapplethorpe o Twombly, abrió sus puertas el 27 de febrero, y permanecerá en el antiguo Palacio de Telecomunicaciones hasta el 7 de junio. El acceso es libre y próximamente se podrán concertar visitas guiadas a través de www.iberdrola-arte.es. La Colección Iberdrola es hoy uno de los conjuntos artísticos más relevantes de España, ampliado y reordenado en torno a tres bloques en constante desarrollo que subrayan tres etapas importantes de la evolución de Iberdrola como empresa.
El primer bloque de la colección ilustra el nacimiento de la compañía en Bilbao a principios del siglo pasado (1901), con obras de arte vasco de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la modernidad artística penetraba en nuestro país. En el segundo bloque de la colección la colección se abre a artistas españoles desde la década de los 50 hasta nuestros días. Finalmente, el tercer bloque incluye a artistas internacionales y un nuevo foco en otros medios como la fotografía y el vídeo.
Además de la calidad artística de las obras y la relevancia del autor, el criterio seguido para la adquisición de cada pieza busca que cada nuevo ingreso sirva para crear lazos de relación (estético, formal, conceptual, temático…) con las piezas ya existentes, de manera que se genere un tejido cada vez más denso y rico en matices e interpretaciones. La selección realizada para su presentación en el Palacio Cibeles de Madrid (CentroCentro) aborda dos aspectos paralelos, pero complementarios.
En un sentido concreto y real, la piel como órgano que desde la superficie corporal comunica profundos sentimientos y estados de ánimo. Y en un sentido amplio y metafórico, el arte como una segunda piel que esconde un significado que el observador debe desentrañar desde su experiencia y conocimiento personales (esto es, desde su propia piel). En ambos casos se trata de una piel no opaca, sino de otra que permite entrever o intuir las luces emocionales y estéticas que se encuentran al otro lado, incitando a descifrar aquello que (nos) ilumina.