Ron Howard recrea en ‘Rush’ el apasionante campeonato de Fórmula Uno de 1976, una edición que pasó a la historia por el duelo entre dos enormes pilotos con personalidades antagónicas dentro y fuera de la pista.

La Fórmula Uno regresa este fin de semana con la celebración del Gran Premio de Singapur y con el estreno en los cines de ‘Rush’. Ron Howard filma una batalla deportiva histórica: el campeonato de Fórmula Uno que se jugaron el austríaco Niki Lauda y el británico James Hunt en 1976, dos extraordinarios pilotos con personalidades muy diferentes. ‘Rush’ es “una de esas grandes historias de rivalidad que se dan, a veces, en el deporte, un enfrentamiento bajo circunstancias extraordinarias”, subraya Howard (‘Una mente maravillosa’) (2001). En el último Festival Internacional de cine de Toronto, la película estuvo nominada al Premio del Público, que recayó finalmente en ’12 años de esclavitud’ (Steve McQueen).

“Pensé que, con la tecnología cinematográfica actual, teníamos la oportunidad de recrear realmente esa época de la forma más realista posible”. No ha sido un esfuerzo sencillo a pesar de que Howard ha estado al frente de grandes proyectos como ‘Cinderella Man’ (2005), ‘El Código da Vinci’ (2006) y ‘Apolo XIII’ (1995). “Esta vez no hemos tenido el problema de la falta de gravedad, pero aun así hemos tenido que recrear las carreras y las pistas, y todo con un presupuesto muy limitado. También hemos usado coches de carreras reales. Eso ha sido increíble. Los dueños de los coches históricos nos los han dejado para grabar. Ha sido fantástico”.

 

Con guion de Peter Morgan, con el que trabajó en ‘El desafío: Frost contra Nixon’ (2008), Howard convence con una de las mejores películas sobre el mundo del automovilismo, una digna sucesora de ‘Grand Prix’ (John Frankenheimer) (1966) o ‘Las 24 horas de Le Mans’ (Steve McQueen) (1971). Y, sobre todo, una muy interesante historia de rivalidad deportiva con dos pilotos antagónicos dentro y fuera de la pista: Niki Lauda y James Hunt. Todo ello potenciado gracias a un ‘casting’ muy acertado. El alemán Daniel Brühl interpreta al cerebral Lauda. Mientras, el australiano Chris Hemsworth encarna al pasional Hunt. Completan el reparto Olivia Wilde, como Suzy Miller, primera mujer de Hunt, y Alexandra Maria Lara, como Marlene Lauda.

El mundial de 1976 es Fórmula Uno pura. ‘Rush’ profundiza más allá de lo que se ve en la televisión. “Yo quería que esas carreras transmitieran a la gente lo que estaba pasando por la cabeza y el corazón” de Lauda y Hunt que, a pesar de su gran rivalidad, se respetaban. “Era el piloto más carismático de todos los tiempos”, ha definido Lauda años después de la muerte del británico. Hunt fue la viva imagen del rebelde, del ‘hippie’ de la década de los setenta. Vivió muy rápido, y murió muy joven, en 1993, con apenas 45 años y cuando curiosamente había conseguido una inesperada estabilidad emocional y se había desenganchado de sus adicciones.

En 1976, Niki Lauda (Viena, 1949) era una consolidada estrella de la Fórmula Uno. Arrancó el campeonato como vigente campeón tras derrotar al brasileño Emerson Fitipaldi. Afrontaba su tercera temporada consecutiva en Ferrari. Lauda era un piloto frío que vivía por y para las carreras y que, además, había encontrado la felicidad sentimental al lado de la entonces novia del actor Kurd Jürgens, Marlene Knaus. Comenzó el campeonato con dos victorias consecutivas en Interlagos (Brasil) y en el circuito de Kyalami de Johanesburgo de Sudáfrica. James Hunt había conseguido la ‘pole’ en ambas carreras.

 

Hemsworth como el piloto Hunt, rival de Lauda

Hunt (Belmont-Sutton, 1947) era su antítesis en casi todo. En el campeonato de 1976, debutó en la escudería McLaren, como relevo de Emerson Fitipaldi, tras tres años en Hesketh Racing. Hunt arriesgaba en todas las facetas de la vida. En la pista, iba a por todas y, en más de una ocasión, acababa fuera, lo que le valió el apodo de ‘The Shunt’ (‘El percance’) jugando con su apellido. James Hunt bebía y fumaba sin control y era un juerguista y mujeriego empedernido. Competía con una pegatina en su mono de carrera que resumía su filosofía: ‘Sex, breakfast of champions’ (‘El sexo, desayuno de los campeones’).

Su agitada vida sentimental, se rumorea que conquistó a cinco mil mujeres, provocó el divorcio de su primera mujer, la exmodelo Suzy Miller, en junio de 1976. Miller le abandonó por el actor Richard Burton. En las carreras, Hunt vivía, en cambio, su mejor momento profesional: consiguió su primera victoria de la temporada en el circuito madrileño del Jarama en la cuarta prueba del año. No obstante, Lauda era un adversario temible. Había ganado cinco de las nueve primeras carreras y subido al podio en otras tres.

Todo cambió en una de las grandes catedrales del automovilismo, el ‘infierno verde’: Nürburgring. Con más de 28 kilómetros, en medio de un frondoso bosque centroeuropeo, Lauda sufrió el 1 de agosto de 1976 uno de los accidentes de la Fórmula Uno más conocidos en todo el mundo. Casi le cuesta la vida. Lauda y Hunt habían intentado suspender la prueba ante las reducidas medidas de seguridad que ofrecía el trazado de Nürburgring a monoplazas cada vez más veloces. El piloto austríaco se salió en una curva a más de 220 kilómetros por hora. El coche ardió y sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en las manos, las piernas y la cara, que ha quedado marcada para siempre. Estuvo al borde de la muerte. Incluso le llegaron a dar la extremaunción.

 

Hunt-Lauda / Hemsworth-Brühl

Pero Lauda no se rendía nunca. Desafió a la ciencia médica y se recuperó en poco más de un mes. Compitió en Monza (Italia) el 12 de septiembre. Tiró de ironía: “Sabía que la gente diría que un hombre con una cara como la mía debería permanecer oculto, pero yo no vi las cosas de esa manera”. No quería perder el Mundial. “Prefiero tener mi pie derecho bien, que una bella cara”. Acabó cuarto con manchas de sangre en las manos y el rostro. Hunt no concluyó esa carrera pero había recortado distancias en el campeonato y llegó a la última carrera, el 24 de octubre en Fuji (Japón), a solo tres puntos de Lauda.

Llovía con mucha fuerza. Los pilotos quisieron aplazar la carrera. Pero no fue posible. Para Lauda era un serio contratiempo. Tenía problemas de visión tras el accidente de Nürburgring. Tuvo que retirarse en la segunda vuelta. Seguir en la pista era, en sus condiciones, muy peligroso. El destino aún tenía reservada otra sorpresa. Hunt pinchó a falta de dos vueltas. Cambió los neumáticos y concluyó tercero, una plaza suficiente para ganar por apenas un punto sobre Lauda el que sería su único Mundial de Fórmula Uno.

Supuso el punto y final a una temporada histórica, a una rivalidad deportiva apasionante con dos pilotos con caracteres excluyentes. Un material demasiado goloso para que el cine no se fijara en él. ‘Rush’ es el resultado y, por la buena acogida en el Festival de Toronto, un digno homenaje a James Hunt y Niki Lauda.