El mismo tipo capaz de hacer ‘Delicatessen’ merecía volver. Jeunet es parte de esa Francia creativa y transgresora, capaz de convertir el cine en un juguete ácido y mayúsculo, cine imaginativo donde la atmósfera y los aires de cuento literario son tan importantes como el resto del envoltorio. También es la mano que se escondía detrás de ‘Amelie’, donde se repite la misma ambientación y fondo intelectual y casi casi “Lewis Carroll”, pero desde el otro lado del espectro: con el “buenismo”. Jeunet también firmó ‘Largo domingo de noviazgo’, que no terminó de triunfar y se decantaba por un drama a veces cómico, a veces romántico. No era lo suyo, y así le fue a la película. Un lustro ha tardado en regresar este director, esta vez con ‘Micmacs’ (se estrena hoy en toda España), donde por fin regresa al aire de la primera. Eso sí, muy tarde: en Francia fue en 2009, aquí, dos años después.
Sinopsis: Primero fue una mina que explotó en medio del desierto de Marruecos. Años más tarde, era una bala perdida que se alojó en su cerebro… Bazil no tiene mucha suerte con las armas. El primero lo convirtió en un huérfano, el segundo lo tiene al borde de la muerte súbita, instantánea. Fue puesto en el hospital después de su accidente, Bazil no tiene hogar. Por suerte, nuestro soñador de gentil talante es rápidamente acogidos por un grupo variopinto que le mostrarán un mundo que nunca antes había imaginado.
A partir de este argumento inicial aparece una película llena de la fuerza visual que siempre ha tenido Jeunet, como si se mezclara el cómic y la literatura infantil con el mundo adulto, aunque la poesía infantil siempre aparece en gotas condensadas. La película sigue la línea del mítico Tati francés, pero el ambiente se une a Tim Burton y Terry Gilliam, lo que ya da una idea de cómo es. Igual que Ritchie volvió a ser él mismo con ‘RockNRolla’, Jeunet regresa con ‘Micmacs’.