Para los fans de Jack Kerouac va a ser un buen día, para los que no lo sean, un día más. Pero es que los libros póstumos los carga el diablo. Uno de los padres espirituales del movimiento beatnik, fundamental para entender la deriva de la cultura norteamericana a partir de los años 50 y 60 después de ser un país meramente consumidor y aburguesado, ha visto desde la tumba cómo le publicaban el libro del que abjuró y que aborreció durante toda su vida: ‘The Sea is my brother’.

Más de 40 años después de fallecer, el poeta de la carretera y la vida con las tuercas sueltas regresa por obra y gracia de Penguin Books, dispuesta a exprimir al máximo al finado para poder sacarle todo el jugo literario. Y lo hace con ‘The Sea is my brother’, escrita cuando sólo tenía 20 años y estaba enrolando como marino mercante. Siempre la definió como su peor obra, pero que ha puesto a todos los seguidores del autor como maracas por la novedad, pero también por haber roto la voluntad del escritor. Esta novela se basa en la correspondencia que intercambiaron el propio Kerouac y su mejor amigo, Sebastian Sampas. El tema central está inspirado en la frustración del hombre ante la sociedad, sus desigualdades y sus agonías, tal y como la describió su propio autor, que acumuló más de 150 páginas en este modus vivendi a bordo del SS Dorchester en un largo viaje a Groenlandia por una pequeña miseria.

La editorial se defiende argumentando que la novela ayuda a entender mejor la personalidad y la obra de Kerouac, un personaje fundamental para los años 60 y 70 y que inspiró a otros artistas en la música, la pintura, el cine… Una cuña a todas las artes y el primer movimiento genuinamente americano junto con el jazz. Pero, ojo, en la literatura. Quizás por eso en EEUU (la novela todavía no se ha traducido al español, pero es cuestión de tiempo) se ha levantado tanta polvareda. Si la hubiera firmado otro podría no haber visto la luz, casi seguro.