‘Arstronomy’, la próxima exposición de La Cada Encendida de Madrid es un buen ejemplo de cómo los lazos entre ciencia y arte se estrechan, como si se retroalimentaran. En este caso la muestra recoge el impacto de la exploración espacial en el arte contemporáneo.
En una mano está la ciencia-ficción, un género transversal que ha ido desde la literatura original hasta el cine, el cómic, el dibujo o las artes visuales. Y en el otro está la propia ciencia, y más concretamente la exploración espacial, una mina de oro de ideas para el arte desde casi antes de que se la pudiera llamar “exploración” y aquí en la Tierra los escritores y cineastas primigenios soñaran con un Marte habitado o cómo sería la vida de los habitantes de la Luna. Con el tiempo la astronomía y la ciencia han avanzado a pasos de gigante, y el arte, en su propia vía de desarrollo, ha seguido en paralelo pero sin perder detalle.
La exposición ‘Arstronomy. Incursiones en el Cosmos’ (13 de mayo-30 de agosto, entrada libre) es un buen ejemplo de esa confluencia que hoy ya tiene nombre: Tercera Cultura. A través de una selección de fotografías, vídeos, pinturas y esculturas de una larga lista de más de 30 artistas se dibuja ese escenario en el que el arte ha absorbido elementos para hacerlos suyos y devolverlos en forma de piezas e instantes artísticos que ayudan a “socializar” la propia ciencia.
Esa relación es lo que mejor define esta exposición, que intentará también con actividades paralelas ejercer un papel pedagógico sobre el público, llegar allí donde la educación contemporánea no arriba y que permita sensibilizar al espectador con la propia ciencia a través del arte. El catálogo de artistas abarca no sólo la época de la ciencia-magia expansiva de la posguerra (años 50 y 60), sino también la siguiente etapa en la que la población ya estaba familiarizada con ella y la asumía de múltiples manera (desde los años 70). La ciencia se convirtió en la posguerra en la vara de medir el Universo y la vida misma. Pasó de ser una especie de culto externo y lejano a convertirse en algo cotidiano que además abría nuevos escenarios. La paranoia atómica de la Guerra Fría ayudó mucho a sacralizar al hombre con bata (siempre eran hombres).
‘Digital Man’, 2004 Ballpoint pen and graphite on paper 59 x 79 cm CAAC. The Pigozzi Collection, Geneva (Vía La Casa Encendida).
La sociedad asumió el nuevo paradigma dejando atrás la religión como marco de la realidad para convertirla en una muleta moral sin más. Y la fascinación de la población con ese nuevo mundo que se abría ante ellos, positivista, infinito y que además permitía soñar sin ataduras de ningún tipo, fue inmensa. Tanto que no ha parado de crecer aunque todos nos diéramos cuenta de que la ciencia no es perfecta y, al estar en manos humanas, puede generar monstruos (guerra nuclear, clonación sin control, armas biológicas) o hacer que nuestra vida sea mucho mejor. Y el mayor peso de esa ilusión utópica del progreso sin fin recayó sobre todo en la astronomía y la exploración espacial, la parte más visible e ilusionante de toda la ciencia.
La inspiración lo es todo, y aquellas sucesivas generaciones de artistas supieron expandirse a partir de aquellos nuevos parámetros. Incluso se anticiparon a la propia ciencia. Los escritores y directores de cine fueron los que más lejos llegaron. Fue entonces cuando la ciencia se dio cuenta de que el arte y la literatura le proponía escenarios que ella hizo suyos por el enorme poder cultural e icónico que tienen los libros y las obras de arte, especialmente las audiovisuales. Así, juntos, crearon nuevas vías que ahora forman parte de la cultura popular (piensen simplemente en sagas cinematográficas como Star Wars o Star Trek, en escritores como Isaac Asimov o Philip K. Dick) y que han servido a la ciencia para incrustarse en la sociedad.
Todos los artistas reunidos han reflexionado, investigado o interpretado innumerables fenómenos en torno al Cosmos y la ciencia para producir obras en las que la imaginación, la fantasía y la creatividad incursionan en el espacio, la política, la ciencia y la tecnología. Así nacen corrientes como el arte cinético, el arte cibernético o el grupo Zero, principales anclajes de la exposición.
Listado de artistas de ‘Arstronomy’: Alfonso Borragán, Pamela Breda, Michael Buthe, Robert Dimatteo, Evru, Laurent Grasso, Greatest Hits, Keith Haring, Susan Hiller, Mike Kelley, William Kentridge, Yves Klein, Július Koller, Gyula Kosice, Paul Laffoley, Robert Llimós, Abu Bakarr Mansaray, Isamu Noguchi, Tony Oursler, Trevor Paglen, Panamarenko, Sigmar Polke, Joan Rabascall, Rotraut, Thomas Ruff, Nicolas Schoffer, Bob Smith, Peter Stichbury, Thomas Struth, Ionel Talpazan, Marc Tansey, Paul van Hoeydonck, Angelo Vermeulen, Anton Vidokle, William Adjété Wilson y Michael Zansky.
Actividades paralelas: ‘El cielo habitado’
Desde hace miles de años nos hacemos las mismas preguntas: ¿Estamos solos en el universo? ¿Nos han visitado seres de otras galaxias? Las respuestas a estas dudas siguen siendo objeto de debate, pero el impacto que han tenido sobre nuestra cultura es innegable. La Casa Encendida reúne a seis expertos en la materia en el ciclo ‘El cielo habitado‘ para que nos den una perspectiva única y esclarecedora sobre si nos han visitado seres de otros mundos, si las claves de dicho contacto se encuentran en el pasado, el presente o el futuro.
‘Isdributh’ (Evru), 2009-2011 Lápiz de colores, graffito, pintura acrílica/papel 84,5 x 174 cm Cortesía del artista Isdributh, 2009-2011 (Vía La Casa Encendida)