Confinamiento, desescalada controlada, nueva normalidad precavida y segura… Las circunstancias han cambiado, y juntar a miles de personas apretadas en un espacio cerrado se ha convertido, por ahora, en un recuerdo lejano. Los festivales de música que no suspendieron su edición de 2020 han tenido que reprogramar para el final del verano y el otoño, una época propicia para las grandes migraciones de fans de la música. Pero es lo que hay. Os recordamos nuevas fechas a partir del 1 de agosto y quiénes han dicho adiós hasta 2021.

IMÁGENES: Wikimedia Commons / FIB / Sònar / Mad Cool Festival

El Covid-19 lo ha parado todo, pero sobre todo le ha dado una estocada a la industria cultural española que ya veremos cómo se recupera, en qué condiciones y si todos van a volver a respirar o habrá que recordar 2020 como uno de los peores años posibles. Los festivales de música en España son mucho más que un evento cultural: son un negocio que dan trabajo a miles de personas y que generan unos beneficios indirectos en turismo y comercio difíciles de calibrar, aunque desde la Federación de Música de España se cifró en 660 millones de euros sólo en festivales, más de 115 millones en música grabada (que ha tenido que posponer muchos eventos y presentaciones) y si sumamos el impacto turístico, rondaría los 7.600 millones de euros. Otras asociaciones cifran los beneficios en cantidades menores, pero es indudable que muchas ciudades turísticas (como Benicàssim) se han quedado mirando al mar por culpa de la pandemia. Pero no sólo es dinero, es todo un mundo cultural y sentimental el que echa el cierre temporal: además de fans, son miles de planes de vacaciones y oportunidades perdidas que puede que no vuelvan, para músicos y para espectadores.

Han comunicado su cancelación para este año el Primavera Sound, FIB, BBK, Sonar Barcelona, Mad Cool, Rototom Sunsplash (Benicàssim), Noches del Botánico, Azkena, Arenal Sound, IMS Ibiza 2020 (Ibiza), AliCompton Festival (Alicante), Turmalina Fest (Pamplona), Bull Music Festival (Granada), Rock Arena (Alicante), Universal Music Festival (Madrid), Puro Latino Fest (Córdoba, Sevilla), Cultura Inquieta (Getafe), Resurrection Fest (Lugo), Weekend Beach (Torre del Mar, Málaga), Festival Río Babel (Madrid), Festival Jardins Pedralbes (Barcelona), Ribera Sound (Tudela, Navarra), Soria Rock (Soria), La Mar de Músicas (Cartagena), Brisa Festival (Málaga), Cruilla (Barcelona), Rock Fest BCN (Barcelona), MTV Summer Day (Madrid), Fan Futura Fest (San Javier, Murcia), Gigante Festival (Madrid), Vive Latino (Zaragoza), Bay of Biscay Festival (Bermeo). Y entre los festivales de clásica, el de Peralada ya anunció que este año no habría edición, mientras que la Quincena de San Sebastián seguía buscando nuevas fechas. Entre los festivales de jazz, el Festival de Jazz Vitoria-Gasteiz decidió cancelar y centrarse en 2021, mientras que el legendario Jazzaldia de San Sebastián se mantuvo en versión reducida del 22 al 26 de julio pasados.

España es el paraíso de los festivales: buen clima, industria turística bien engrasada, playa, montaña, grandes ciudades… lo tenía todo para ser lo que ya era, uno de los mejores territorios donde organizar festivales de música. Había casi uno por cada ciudad o región importante, se habían multiplicado hasta ser uno de los negocios perfectos, muchos de ellos de abril a septiembre, pero también los había en invierno e incluso en otoño. Ahora muchos tendrán que mirar de reojo la caída de las hojas porque es su futuro inmediato. Sólo en diez días decidieron posponer para 2021 tres de los más grandes, como los mencionados Sónar de Barcelona, Primavera Sound, el FIB (que también dijo adiós hasta el año que viene) y Mad Cool. Con el cierre total a partir del 13 de marzo muchos de los festivales de primavera tuvieron que posponer o bajar el telón.

La mayoría ha optado por retrasar un mes o dos y asegurar al menos la celebración y no tener que afrontar el golpe a su imagen y la devolución de los importes de entradas. Con unas estrictas normas que obligan a mantener un metro y medio de distancia entre espectadores, lo cual en la práctica supondría reducir a casi el 30% el aforo de muchos de los festivales, el abismo se abrió bajo los pies de organizadores y la imposibilidad de viajar entre comunidades (cuando se escribe este reportaje aún no se había detallado oficialmente), o incluso hacia España dado el cierre de fronteras y el cuentagotas con el que se iban a abrir. La salud pública impera sobre los intereses comerciales, y en un tiempo en el que todos tienen claro que hasta otoño no habrá normalidad, y que mientras no haya una vacuna efectiva será difícil reducir miedos y tensiones, es obvio que habrá algún tipo de coyuntura de ayudas públicas. Si es que realmente las hay. No es además el primer golpe financiero: en 2013 se disparó el IVA con el gobierno de Mariano Rajoy hasta el 21% desde el 13% sobre estos compras en este tipo de eventos, lo que supuso un bache del que sólo se habían recuperado desde 2018.

Lo que es evidente es que los festivales de música son el plato fuerte de la industria musical, capaz de generar más de 300.000 contratos de trabajo al año (más que muchos otros sectores que han “llorado” amargamente cierto abandono y han presionado políticamente) y que deberán aguantar casi a la intemperie el impacto. La caída en efecto dominó de todo lo que se mueve alrededor de los festivales han dejado al aire los problemas derivados de su ausencia: en efecto, económicamente, un festival de música es mucho más que varios escenarios y gente saltando al son de la música. Y los parches puntuales, como los conciertos virtuales, no han servido para mucho, quizás para compensar a los seguidores, o cuando menos para no perder la conexión. La retransmisión virtual, aunque se pudiera monetizar, no supone tantos ingresos como el seguimiento presencial con todo el consumo asociado que genera. Todos los organizadores destacaron que son eventos más emocionales y psicológicos que una opción de futuro, marcando distancias con el cine, sector en el que ya queda claro que su futuro ya es el pago por visión online.

Pero eso es el futuro. El presente para el espectador festivalero es desolador: en muchos casos supone perder un viaje de verano, una oportunidad única para escaparse de una realidad que se ha estrechado entre cuatro paredes. Los grandes festivales que han cancelado iniciaron a la vez un programa para canjear las entradas compradas para este año por el año que viene, aunque es muy posible que mucha gente, con la situación económica que se avecina, opte por pedir la devolución. Es decir, que se aproxima marejada comercial. Los festivales tardíos, que suelen celebrarse entre finales de agosto y septiembre aún tienen una oportunidad.

Las nuevas fechas (para 2020) de festivales

No están todos, pero sí los que ya han confirmado fechas para este mismo año. Los festivales posteriores al 1 de junio aplazados y que, cuando se redactó este reportaje aún no tenían nuevas fechas para 2020 (y quizás quedaran cancelados o trasladados a 2021), eran: Vértigo Rock Festival, Monkey Weekend, Zeporock, Rivas Rock, La Granja Festival, O Son do Carmiño, Festival Vintoro, Imagina Festival Urban Music.

Mallorca Live Festival – del 8 al 10 de octubre en Calvià (Baleares)

Fa Ce La Fest – del 27 al 29 de agosto en Lugo

In Somni Girona – el 18 y 19 de septiembre en Sarrià de Dalt (Girona)

Fred Festival – 16 y 17 de octubre en Terrasa

En Orbita – 4 y 5 de octubre en Granada

Tomavistas – del 3 al 5 de septiembre en Madrid

Interestelar Sevilla – 4 y 5 de septiembre en Sevilla

Festival De Les Arts – 2 y 3 de octubre en Valencia

Palencia Sonora – 11 y 12 de septiembre en Palencia

Capital Fest – 25 y 26 de septiembre en Talavera de la Reina (Toledo)

Conexión Valladolid – 28 y 29 de agosto en Valladolid

Gran Canaria SUM Festival – 2 de octubre en Las Palmas de Gran Canaria

Animal Sound Festival – 30 y 31 de octubre en Murcia

Big Sound Festival – 30 y 31 de octubre en Valencia