En japonés, la letra “Q” y el número “9” son homófonos, ambos se pronuncian “kyu”, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984. ‘1Q84’, publicado en España el pasado 1 de febrero con Tusquets y que va a un buen ritmo de ventas, es un compendio denso y complejo del mejor Haruki Murakami: una imaginación portentosa teñida de un delicado sentido del humor; personajes solitarios y heridos pero impulsados por anhelos universales; y ambientes enrarecidos, cargados de una sensualidad y una violencia de turbadora belleza. Y, de fondo, el ruido del desmoronamiento de los sueños e ilusiones de los años sesenta, entre cuyos escombros Murakami escarba con orwelliana precisión. Este volumen incluye los dos primeros libros de la obra; cada libro está dividido a su vez en veinticuatro capítulos, siguiendo la estructura de ‘El clave bien temperado de Bach’.
“1Q84”, un guiño a Orwell, fue todo un acontecimiento cultural cuando se publicó en Japón, donde se agotaron más de dos millones de ejemplares en la primera semana. Y es un curioso y ambiguo título por su grafía. En la novela, el autor de “Kafka en la orilla” o “Tokio Blues”, vuelve a la descripción de ese mundo, de apariencia normal, con sensaciones surrealistas, mágicas, silenciosas e inexplicables, para ahondar en la compleja condición del ser humano.
En ‘1Q84’ se mueven Aomame (judía verde en japonés), una mujer independiente, profesora de gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos solitarios y ambos con idas y venidas hacia el recuerdo de su infancia y su pasado. Y, lo más importante, con vidas mucho más complicadas de lo que parecen, porque la bella Aomame es una asesina de maltratadores y Tengo es, además, un escritor en la sombra al que le está dictando un libro, para ganar un prestigioso concurso literario, una cautivadora adolescente.