La editorial Minotauro inicia su particular Biblioteca Le Guin con la reedición, revisada, de tres títulos emblemáticos de la célebre autora de ciencia-ficción: en enero apareció ‘Cuatro caminos hacia el perdón’ y entre marzo y abril publicará ‘El cumpleaños del mundo’ y ‘El relato’. También, dentro de su serie de Esenciales, la editorial reedita ‘Lavinia’, una particular entrada de Le Guin en la novela histórica.
IMÁGENES: Editorial Minotauro / Wikimedia Commons
Es complicado resumir a Ursula Kroeber Le Guin (apellido paterno primero, el de su marido después, alterando la tradición anglosajona). Si bien es conocida por su creación en la literatura fantástica (la saga Terramar, por ejemplo) y en la ciencia-ficción (‘La mano izquierda de la oscuridad’, por poner otro ejemplo), en realidad abarcó desde la novela a la poesía y el ensayo. En su catálogo figuran diez libros de poesía, más de veinte novelas, más de un centenar de cuentos que abarcan varios tomos, siete colecciones de ensayos, trece libros para niños, cinco volúmenes de traducción (entre ellos una versión del Tao de Lao Tse). Y para coronar, una “guía para escritores”. Además fue una pionera feminista en géneros (especialmente la ciencia-ficción) donde lo masculino era dominante. Y un simple apunte de su carácter: cuando en 2014 le otorgaron la medalla por su contribución a las letras de EEUU en la ceremonia del Premio Nacional del Libro de 2014, reivindicó a sus compañeros de género literario, el fantástico y la ciencia-ficción, “excluidos durante mucho tiempo” de los honores literarios, siempre decantados hacia los mal llamados “realistas”.
La Editorial Minotauro inició este pasado enero una colección propia sobre ella con la reedición de varios de sus títulos más importantes, que nos sirven de excusa para hablar de ella, de su estilo y de sus libros. Una forma literaria muy particular basada en el juego de contrarios y planteamientos cercanos a la antropología que conoció desde niña (sus padres eran académicos antropólogos). Si bien respetó las categorías de la fantasía y la ciencia-ficción, insufló un nuevo aire: persiste la presencia masculina en sus personajes principales, pero juega con la indefinición de géneros (‘La mano izquierda del destino’), evita las posiciones machistas propias del género (donde los humanos, mayoritariamente masculinos, viajan siempre a luchar y conquistar bajo la idea de la exploración) y plantea siempre la posibilidad de una resolución basada en el compromiso, el sacrificio personal, la compasión, el equilibrio y la conciliación más que con la violencia.
Su estilo fue siempre algo austero, de narrativa rigurosa pero que no escatimó en lirismo para darle a los lectores vía libre a sus propias creatividades e imaginaciones. Estaba convencida de que su forma de escribir podía darle una fuerza moral transformadora. Eso incluyó también sus posturas sobre el femineidad y literatura, donde evolucionó desde planteamientos clásicos hacia una visión de perspectiva femenina que sería su particular mínimo común denominador de cara al público junto con el lirismo de su fantasía. Buenos ejemplos son dos de los libros de los que vamos a hablar, ‘Cuatro caminos hacia el perdón’ (1995) y ‘El relato’ (2000). Sin embargo esta nueva vía no evitó que cayera en la misma tendencia de muchos otros escritores: sentar cátedra, abandonando la sugerencia inteligente por una fusta invisible ante la persistencia de los males que quiso resolver sobre el papel. El resultado de su carrera son traducciones a más de cuarenta idiomas, millones de copias vendidas y reediciones continuas, como hace Minotauro y ahora abordamos.
‘Cuatro caminos hacia el perdón’. Publicada el pasado enero como arranque de la Biblioteca Ursula K. Le Guin. Cuatro relatos íntimamente vinculados entre sí y conectados a su vez con las narraciones de ‘Los desposeídos’ y ‘La mano izquierda de la oscuridad’; orbitan un mundo dividido en dos grupos, los “propietarios” y los “activos”, tradición y liberación se entienden como términos contrapuestos, y las mujeres son esclavas de esclavos, la libertad toma muchas formas: compasión, conocimiento, amor, o coraje. Aunque parezca a veces algo pequeño, la libertad es la llave que abre las grandes puertas de la comprensión. Los planetas gemelos de Werel y Yeowe, en los extremos del universo, albergan una sociedad compleja y perturbadora, en la que unos pocos e inolvidables personajes luchan por llegar a ser plenamente humanos y romper con el ciclo de esclavitud y dominio que parece interminable.
‘Lavinia’. Publicada en febrero, salimos de los mundos planetarios en el espacio para entrar en un territorio mucho más cercano (la Italia prerromana, desconocida y apenas sugerida en la cultura popular) y con un referente clarísimo, la ‘Eneida’ de Virgilio. Lavinia es uno de los personajes surgidos de esta mitología literaria propia de los romanos sobre su origen, que los entroncaba con Eneas de Troya. Le Guin sitúa la acción cuando Roma apenas era una aldea primitiva sin expandirse y vivía sometida al poder de las tribus circundantes y de los etruscos. Lavinia crece sin conocer otra cosa que la paz y la libertad hasta la llegada de sus pretendientes. Su madre exige que contraiga matrimonio con un hombre llamado Turno, pero los augurios y las profecías de los manantiales sagrados afirman que deberá casarse con un extranjero, que provocará una guerra y que su marido no vivirá demasiado tiempo. En ese momento ve llegar, remontando el Tíber, una flota de barcos que transportan a los supervivientes de la destrucción de Troya. La autora narra lo que ocultó Virgilio, la vida de esta mujer, de su amor y su destino.
‘El cumpleaños del mundo’. Compendió de relatos que ven la luz este mismo mes de marzo. En ella retoma el universo Hainish, compuesto de una variedad de civilizaciones y planetas que incluyen culturas similares a la egipcia o la inca (reyes divinizados). Como hilo conductor, el tema del viaje como metáfora del conocimiento, de la vida y de la muerte. Siete relatos y una novela corta componen este volumen que explora las relaciones entre sexos, creando nuevas formas de amor, dominación, discriminación y cooperación que son en realidad variaciones sobre la realidad humana que conocemos, desde lo emotivo a lo meramente biológico.
‘El relato’. Será uno de los nuevos títulos de esta biblioteca de autora. La terrícola Sutty vive de forma solitaria en Dovza, la capital del planeta Aka, que vive bajo el férreo control de un gobierno capitalista, la Corporación, que insiste en convertir a todos los ciudadanos en puros productores-consumidores. Para ello procede a destruir sistemáticamente todo vestigio de cualquiera de las formas tradicionales de vida para absorberlas en la rueda de trabajo y consumo perpetuos que necesita para sostener su sistema. Cuando vio la luz muchos quisieron ver en esta sociedad paralelismos con la nueva China “comunista” que en realidad es puro capitalismo de Estado y corporativismo exacerbado que aplasta al individuo. Pero el escenario de ficción tiene mucho que ver con el comportamiento de los gobiernos totalitarios y las religiones fanáticas que reemplazan la duda, la libertad de acción y la búsqueda de la verdad por un mundo de respuestas concretas verticales. El “dictado” de la realidad.
Biografía resumida de Le Guin
Nacida en Berkeley (California) en 1929 y fallecida en Portland (Oregón) en 2018, cultivó tanto la narrativa, en forma de novela y cuento, como la poesía y la crítica. Su amplia obra ha merecido múltiples galardones, entre los que destacan el National Book Award, el American Book Award y numerosos premios Hugo, Nebula, Jupiter y Locus sobre fantasía y ciencia-ficción. Ella misma se describió como “feminista, conservacionista, ecologista, norteamericana, apasionadamente comprometida con la literatura, paisaje y vida de la Costa Oeste”. A principios de los años 50 ya había terminado su paso por la Universidad de Columbia (Nueva York), donde estudio Literatura de la Edad Media y el Renacimiento (que sería vital para su obra posterior). Consiguió una beca Fullbright para estudiar en París, donde conoció a Charles Le Guin, su marido y padre de sus hijos.
Al regresar a EEUU dejó los estudios de posgrado para formar la familia y encargarse de la crianza de los hijos una vez establecidos en Portland, donde terminaría dando clases de Historia en la Universidad Estatal de Portland. Su primera novela publicada (después de un tiempo como amateur) fue ‘El mundo de Rocannon’ (1966). Y sólo dos años después llegó ‘Un mago de Terramar’, el primero de la serie que la hizo célebre y le abrió la puerta al mundo editorial definitivamente. Falleció en 2018 después de haber sido nombrada Gran Maestra por la SFWA, la asociación de escritores de ciencia-ficción de EEUU y de entrar en el SF Hall of Fame por su trayectoria.
Terramar, ‘La mano izquierda de la oscuridad’ y ‘Los desposeídos’
Son quizás sus dos aportaciones más célebres en la literatura, una por cada género. Con la saga Terramar puso un pie en la fantasía épica, que arrancaría en 1966 con ‘Un mago de Terramar’ y que se prolongaría con muchos otros títulos en los años 60 y 70. Su principal característica es el lenguaje: siguiendo el camino de los griegos y luego los romances medievales, las palabras son llaves que activan la propia magia en un mundo donde ésta es tan precisa como una ciencia, e igualmente ambigua (no es buena per sé, sino que depende de la moral de quien la ejerza). El mosaico de este mundo imaginario se basa en que cada suceso, cosa o proceso tiene una palabra concreta, nombres propios incluidos. Tiene una clara influencia de la obra de Tolkien, pero donde éste basaba todo su universo en una cíclica e inacabable guerra entre el bien y el mal, Le Guin optó por la búsqueda del equilibrio entre opuestos para dotar de armonía a un universo en el que una de las tendencias nunca triunfaría, ya que se nivelaría de forma eterna con la otra.
Por otro lado, ‘La mano izquierda de la oscuridad’ (1969) es quizás su obra más conocida de ciencia-ficción, o al menos la que más estudios posteriores ha recibido. Transcurre en Gueden, un planeta donde los humanos no tienen género definido, sino que asumen atributos femeninos o masculinos durante breves periodos en pleno “fervor reproductivo”. Le Guin definió la novela como un “experimento” mental diseñado para explorar las posibilidades reales de la sociedad humana una vez eliminadas las taras, pesos y condicionamientos del género sexual. Su otra gran obra en este género es ‘Los desposeídos’ (1974), subtitulada ‘Una utopía ambigua’ en la que enfrenta dos mundos gemelos: uno es capitalista, vibrante en medio de un caos incesante donde las élites oprimen a las clases inferiores; el otro es una utopía igualitaria sin clases sociales que degenera en una opresión invisible, la del conformismo y la incapacidad para avanzar, estancando a la humanidad. La resolución de Le Guin es crear posibilidades intermedias que cada lector deberá encontrar.